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Las agencias de la ONU advierten que los conflictos y la pandemia de COVID-19 representan una amenaza importante en Libia

Historias

Las agencias de la ONU advierten que los conflictos y la pandemia de COVID-19 representan una amenaza importante en Libia

Declaración conjunta de OCHA, ACNUR, UNICEF, UNFPA, PMA, OMS, OIM.
13 Mayo 2020 Disponible también en:
Una refugiada eritrea y su hijo en la casa de un refugiado sudanés en Trípoli, Libia, julio de 2019.

El conflicto y la pandemia de COVID-19 representan una amenaza importante para la vida en Libia. La salud y la seguridad de toda la población en el país están en riesgo.

Cerca de 400.000 libios han sido desplazados desde el inicio del conflicto hace nueve años, alrededor de la mitad de ellos en el último año, desde que comenzó el ataque a la capital, Trípoli.

A pesar de los repetidos llamamientos para un alto humanitario al fuego, incluso por parte del Secretario General de las Naciones Unidas, las hostilidades continúan sin cesar, lo que dificulta el acceso y la entrega de suministros humanitarios críticos. Los trabajadores humanitarios enfrentan desafíos importantes todos los días para continuar con su misión. En marzo de 2020, los socios humanitarios informaron un total de 851 restricciones de acceso al movimiento de personal humanitario y artículos humanitarios hacia Libia y dentro del país.

La situación de muchos migrantes y refugiados es especialmente alarmante. Desde principios de este año, más de 3.200 personas han sido interceptadas en el mar y devueltas a Libia. Muchos terminan en uno de los once centros oficiales de detención. Otros son llevados a instalaciones o centros de detención no oficiales a los que la comunidad humanitaria no tiene acceso. Naciones Unidas ha reiterado que Libia no es un lugar seguro y que las personas rescatadas en el mar no deben ser devueltas a detención arbitraria.

Las mujeres, los niños y las niñas continúan siendo los más afectados por el conflicto armado en curso en Libia: durante el año pasado, la ONU verificó 113 casos de violaciones graves, incluidos asesinatos y mutilaciones de niños, ataques a escuelas e instalaciones de salud. Los hospitales y las instalaciones de salud han sido blanco de bombardeos, lo que perturba aún más el frágil sistema de salud de Libia. Desde principios de año, al menos 15 ataques han dañado instalaciones de salud y ambulancias y lesionado a trabajadores de la salud. Estos ataques son una violación flagrante del derecho internacional humanitario, y son aún más atroces durante la pandemia de COVID-19.

La aparición del coronavirus en Libia plantea otra tensión para el sistema de salud ya sobrecargado y amenaza aún más a las personas más vulnerables del país. Hasta el 13 de mayo, había 64 casos confirmados de COVID-19, incluidas tres muertes, en diferentes partes del país. Esto muestra que la transmisión local / comunitaria está teniendo lugar. El riesgo de una mayor escalada del brote es muy alto.

La seguridad alimentaria, que ya es un desafío, se ve comprometida por la propagación de COVID-19 y su impacto socioeconómico en las familias libias. Las últimas evaluaciones del mercado muestran que la mayoría de las ciudades se enfrentan a la escasez de alimentos básicos, junto con un aumento de los precios. La disponibilidad limitada de bienes en el mercado y los precios más altos están impactando los planes, al igual que las interrupciones de la cadena de suministro. El apoyo continuo a la seguridad alimentaria dentro del país es esencial para que esta crisis de salud no empeore y se convierta además, en una crisis alimentaria.

Instamos a todas las partes en conflicto a proteger las instalaciones vitales de suministro de agua. Estamos muy alarmados de que las instalaciones de agua hayan sido atacadas deliberadamente o indiscriminadamente. Esto afecta a miles de mujeres, niños y niñas, e impide los esfuerzos para implementar medidas básicas de prevención de virus, como lavarse las manos.

Apoyamos el llamado del Secretario General para un alto el fuego global y una pausa humanitaria para salvar vidas y permitir a las autoridades libias y sus socios dedicar sus energías a detener la propagación de COVID-19. La comunidad internacional no debe hacer la vista gorda ante el conflicto en Libia y su efecto catastrófico en los civiles, incluidos los migrantes y refugiados, en todo el país.

A pesar de los enormes desafíos, la ONU y nuestros socios humanitarios continuamos llegando a las personas más vulnerables en Libia. Se necesitan fondos con urgencia, incluso para servicios vitales como el Servicio Aéreo Humanitario de las Naciones Unidas, si queremos continuar satisfaciendo las necesidades de emergencia. Esperamos con anticipación el apoyo financiero prometido al Plan de Respuesta Humanitaria para Libia, según lo anunciado por el Gobierno de Acuerdo Nacional. Los donantes han sido de apoyo. Les pedimos que continúen mostrando su generosidad y respalden al pueblo de Libia en su búsqueda de la paz y en este momento de gran necesidad.

 

Signatarios:

Secretario General Adjunto de Asuntos Humanitarios,  Mark Lowcock

Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi

Directora Ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore

Directora Ejecutiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas, Dra. Natalia Kanem

Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley

Director General de la Organización Mundial de la Salud Dr., Tedros Adhanom Ghebreyesus

Director General de la Organización Internacional para las Migraciones, António Vitorino

 

FIN

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