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Una emotiva ceremonia de graduación reaviva los recuerdos de la huida de un estudiante burundés

Historias

Una emotiva ceremonia de graduación reaviva los recuerdos de la huida de un estudiante burundés

Olivet Nyankuru, estudiante becada en la Universidad de Lurio, es la mejor de su clase y el presidente de Mozambique le otorga un título en medicina.
24 Diciembre 2014 Disponible también en:
Oliviet Nyankuru, refugiado de Burundi, recibió su diploma universitario de manos del presidente mozambiqueño Armando Guebuza el pasado verano. Habitualmente el presidente de Mozambique entrega los diplomas personalmente a los estudiantes más destacados de la Universidad.

NAMPULA, Mozambique, 24 de diciembre de 2014 (ACNUR) – Cuando Oliviet Nyankuru escuchó su nombre en su reciente ceremonia de graduación en la Universidad Lurio de Mozambique, se emocionó al recordar su largo y duro viaje hasta allí.

"Recordé toda mi historia, pensé en la última vez que vi a mi madre y todos los momentos complicados por los que he pasado, pero al oír mi nombre me sentí como en un sueño y supe que todos mis esfuerzos merecieron la pena", afirma el graduado en medicina de 28 años, que recibió su diploma de manos del Presidente de Mozambique, Armando Guebuza.

"Me sentí alguien importante. Todos mis profesores estaban muy felices por mí y me felicitaron. Por un momento olvidé que soy un refugiado", añade sobre la ceremonia celebrada en la ciudad norteña de Nampula, en Mozambique. Oliviet pudo estudiar en la universidad gracias a la beca concedida bajo la Iniciativa Académica para Refugiados alemana Albert Einstein de ACNUR, conocida como DAFI.

Oliviet creció en la provincia de Cibitoke, enBurundi. Nunca conoció a su padre, que les abandonó cuando su madre estaba embarazada de él. Ella fue asesinada en Burundi cuando la guerra civil estalló en la década de los 80 y el tío y la tía de Oliviet se hicieron cargo de él, además de los otros cinco niños que ya tenían.

"Mi madre lo era todo para mí, cuando ella murió yo perdí toda la esperanza", revela Oliviet. Los ocho huyeron de Cibitoke y escaparon hacia el norte de Mozambique. Él no recuerda mucho sobre ello, ya que tan sólo tenía 10 años.

En 1997 se le concedió a la familia el estatus de refugiados en Mozambique. El tío de Oliviet, electricista de profesión, fue contratado por unos sacerdotes católicos que les dieron refugio. Oliviet fue a una escuela local y aprendió portugués para tratar de integrarse. La escuela estaba abarrotada, por lo que tuvo que ir a clase por la noche, ya que era el único momento en el que había espacio para él.

"Mi tío solía decirme todo el tiempo: 'No estás en tu casa, estás en un país extranjero donde no tienes una familia que te ayude. No tienes tu propia tierra para arar, así que tienes que estudiar mucho para convertirte en alguien'." Oliviet se tomó muy en serio las palabras de su tío y mereció la pena.

Tras graduarse en el instituto con unas brillantes notas, fue aceptado en la escuela de medicina de la Universidad Lurio, en Nampula. "Quizá era un ingenuo", dice riendo, "pero no me di ni cuenta de que tendría que pagar una matrícula para poder asistir".

Oliviet tuvo que pedirle a la universidad un lugar donde dormir en su primer año y su tío trató de ayudarle a pagar parte de la matrícula. Entonces se enteró de la existencia del programa alemán de becas para refugiados, DAFI. Después de presentar su caso en 2008, se le concedió la beca.

"Realmente quería ser médico. Recuerdo ver a mucha gente sufrir cuando yo era más joven, durante el conflicto y cuando estaba huyendo, y les ayudaban médicos y enfermeras y pensé que un día yo también ayudaría así a la gente", dice Oliviet.

"El programa de becas DAFI es muy importante para nuestro trabajo aquí. Tenemos muchos estudiantes talentosos entre la población refugiada y esa es la única forma en la que podemos ayudarles para que puedan acceder a la educación superior", dice Isabel Marquez, Representante de ACNUR en Mozambique.

Oliviet trabaja ahora en un hospital público en la provincia de Zambezia, en Mozambique. "Los mozambiqueños han sido muy hospitalarios. Me recibieron y me ayudaron a pesar de ser extranjero y refugiado. Espero convertirme algún día en ciudadano", dice el joven.

Mozambique acoge a más de 16.500 refugiados y solicitantes de asilo, mayoritariamente de la región de los Grandes Lagos y el Cuerno de África.