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Madre sudanesa se une a sus propios hijos en el salón de clase

Historias

Madre sudanesa se une a sus propios hijos en el salón de clase

Después de huir de la guerra en la región de Darfur, Sudán, Hosna estaba determinada a que sus hijos recibieran educación y ella quería ser parte de eso.
14 Septiembre 2017 Disponible también en:
La refugiada sudanesa Hosna Idris Abdallah, de negro, asiste a una clase de inglés con su hija Khadija, de 15 años.

A pesar de que la vida de Hosna Idris Abdallah ha estado marcada por la violencia, el hambre y la pobreza, ella nunca se abandonó a sí misma ni a sus hijos, y nunca ha perdido su deseo de continuar aprendiendo.


En su hogar en Darfur, Sudán, la familia de Hosna era agricultora y pastora. Como todas las demás jóvenes que ella conocía, se casó y tuvo una familia. Después la guerra inició y hombres armados atacaron su aldea. Ellos asesinaron a cinco hombres de su familia, incluido su esposo.

Ese día, Hosna reunió a sus hijos, tomó sus pertenencias y abandonó su casa. Después de llegar a Chad en 2003, ella se volvió a casar y tuvo dos hijos más. Después de que su segundo esposo se divorciara de ella, quedó sola criando a todos sus hijos.

Hosna, sus cinco hijos y un nieto ahora viven en un campamento de refugiados cerca de la ciudad de Goz Beida. Al principio ella luchó por encontrar comida, ropa y albergue, pero, cuando llegó la ayuda y sus vidas se estabilizaron, Hosna empezó a pensar en el futuro. "Me di cuenta de que era importante que mis hijos estudiaran", dice ella. "Ellos no tienen padre. Lo único que tienen para el futuro es la educación".

El pensamiento de que quería ser parte de eso quedó en su cabeza. "En Darfur nadie pensó en llevarme a la escuela. Yo decidí ir porque nunca tuve la oportunidad".

"Las personas ven extraño que yo vaya a la escuela con mis hijos . . . pero yo nunca me rendiré."

La adaptación a educarse y proveer para sus hijos ha sido difícil. Hosna, de 37 años, levanta a sus hijos temprano y todos van a recoger leña, que pueden vender para conseguir comida.

"Tengo que llevarlos a la escuela después del trabajo", dice Hosna. "Tengo sólo unas pocas horas para asegurarme de ganar suficiente dinero para alimentarlos a todos ellos". Ella también busca trabajos ocasionales en el mercado, pero dice que, como madre soltera, a menudo le paga menos de lo debido.

La vida en el aula también ha sido dura. Hosna es por mucho la mayor – de hecho, ella comenzó en el jardín de niños junto con sus hijos menores. "La primera vez que fui a la escuela, incluso mis propios hijos se estaban riendo de mí".

Tuvo que hacer varios intentos para pasar sus primeros exámenes y mucho tiempo para terminar la escuela primaria. Sin embargo, logró llegar a la escuela secundaria, a la que asiste con su hija Khadija, de 15 años. Están en las mismas clases y se ayudan con su preparación.

"Las personas ven extraño que yo vaya a la escuela con mis hijos. Algunos dicen, 'tu vida es ya bastante difícil sin hacerte eso a tí misma – sería mejor que te rindieras y te quedaras en casa cuidando a sus niños'.Pero nunca me rendiré".