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Mateus, antes un oficial de policía, ha pasado por muchas cosas para ayudar a su familia a sobrevivir en Curazao

Mateus, antes un oficial de policía, ha pasado por muchas cosas para ayudar a su familia a sobrevivir en Curazao

10 Mayo 2021
Mateus en su nueva y humilde casa en Curazao.

Papiamento

Cuando vine por primera vez a Curazao fue en avión, pero me deportaron, y la segunda vez vine en barco. Yo solía ser policía en Venezuela.

La primera vez aquí en Curazao trabajé duro y finalmente logré traer a mi esposa y mi hija pequeña a la isla. Cuatro días después de que aterrizaron, fui arrestado y deportado. Cuando llegué a Caracas, viví por debajo de cuerda por un mes, por miedo a ser identificado. Me dirigí a un pueblo, donde vivía en la playa y me bañaba y lavaba mi única ropa en el mar. Solo podía permitirme una comida al día y bebía agua de lluvia. Perdí mucho peso en ese entonces. Después de un mes de vivir como un mendigo, subí a un bote a motor que iba a Curazao. Pero aceptaron a demasiadas personas a bordo. Pasamos 18 horas en el mar. Fue horrible. Estaba oscuro, el mar estaba negro y las olas parecían muy, muy peligrosas. Sé que soy un hombre fuerte y que sé nadar, pero nunca en mi vida había estado más asustado. Solo sabes que no sobrevivirás si te caes por la borda.

La gente se enfermaba y hacía sus necesidades directamente en el barco. Estaba tan oscuro que no pudimos encontrar Curazao. Seguimos navegando por las olas en la oscuridad sin nada más que oscuridad a nuestro alrededor. Finalmente, vimos las llamas de la refineria y supimos que nos acercábamos, pero una vez que nos acercamos a la costa, nos dimos cuenta de que los guardacostas nos habían detectado. Todos saltamos por la borda y llegamos a tierra en la costa norte de la isla. Me quité los zapatos y la ropa, corrí lo más rápido que pude y me escondí entre los arbustos durante horas. Estaba quemado por el sol, sangrando y completamente deshidratado. Cuando finalmente regresé con mi familia, me tomó semanas recuperarme físicamente.

Me gustaría que la gente de Curazao mostrara más solidaridad con nosotros los venezolanos. Hemos escapado situaciones precarias y difíciles. Pero como en todos los países, encuentras personas amables y otras no. He tenido la suerte de haber conocido a algunos amables, como mi casero y mi jefe, y hemos podido acceder a consultas médicas.

Mis documentos aquí se están procesando, y llevo un documento conmigo en todo momento que dice que no puedo ser deportado, pero tengo 6 personas en casa que dependen de mí y de los ingresos que obtengo. Todos vivimos en constante tensión e incertidumbre. Es extraño pensar en cómo ha cambiado mi vida. Si me pasa algo, mi familia en casa no tiene forma de sobrevivir. No podemos salir de la isla.

Mi mayor deseo es ser libre, tener un estatus regular para que podamos comenzar a trabajar hacia nuestros objetivos. No escapamos de Venezuela por lujo, sino por necesidad. Queremos tener la oportunidad de ser valiosos contribuyentes a este país. Mi esposa tiene licencia en administración y yo soy policía.