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Conferencia internacional sobre los 40 años de apoyo de Pakistán a los refugiados afganos: Una nueva Alianza para la Solidaridad

Declaraciones y discursos

Conferencia internacional sobre los 40 años de apoyo de Pakistán a los refugiados afganos: Una nueva Alianza para la Solidaridad

17 Febrero 2020
Discurso de apertura del segmento de alto nivel en Islamabad, Pakistán.
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El Alto Comisionado e las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, en su discurso de apertura de la Conferencia internacional sobre los 40 años de apoyo de Pakistán a los refugiados afganos, en Islamabad, Pakistán.

Honorable Primer Ministro,

Señor Vicepresidente,

Secretario General,

Ministros, y

Damas y caballeros,

 

Durante los últimos 40 años, como lo escuchamos, el pueblo de Pakistán ha estado junto a sus vecinos de Afganistán.

Tanto en los primeros días de convulsión y desplazamiento, cuando un tercio de la población del país huyó al otro lado de la frontera en apenas unos pocos años.

Como en los momentos de esperanza, cuando millones de personas retornaron, en busca de estabilidad y de un futuro en su país natal.

Como Representante de ACNUR en Afganistán, hace casi 20 años, tuve el privilegio personal de participar en este extraordinario esfuerzo colectivo para ayudar a 3 millones de afganos a retornar a sus casas, después de años en el exilio. Fue una repatriación histórica y – permítanme añadir – el momento más notable de mi experiencia profesional.

Sin embargo, Pakistán, y por supuesto también Irán, se han mantenido al lado de los refugiados afganos incluso durante los tiempos difíciles de adversidades, penurias, reanudación del conflicto e incertidumbre.

Y durante los años del esfuerzo para reconstruir una nación fragmentada y asegurar el futuro de paz que el pueblo de Afganistán merece.

La historia del exilio del pueblo de Afganistán ha sido larga y dolorosa – marcada tanto por momentos de esperanza como de desesperación; una historia que no se podrá dar por terminada hasta que se no encuentren soluciones en su país natal.

Desde la perspectiva de las personas refugiadas, el camino aún es incierto.

Dentro de Afganistán, los combates continúan matando y mutilando a la población civil, causando el cierre de escuelas y hospitales y obstaculizando las actividades económicas. Más de 400.000 personas se vieron forzadas a desplazarse dentro del país solo el año pasado, por causa del conflicto, la sequía y otros desastres naturales; entretanto, apenas 8.000 refugiados pudieron retornar a su país por medio del programa de repatriación voluntaria.

Sin embargo, para algunos refugiados las soluciones sí son alcanzables, aun en circunstancias tan difíciles. Y quiero encomiar el compromiso del Gobierno de Afganistán con el retorno y la reintegración de sus nacionales y en la respuesta al desplazamiento interno.

Se han establecido mejores mecanismos institucionales para impulsar estos esfuerzos; y los programas nacionales de Afganistán para la paz y el desarrollo ahora contemplan proyectos de distribución de tierra y apoyo específico para la reintegración. Se trata de un trabajo valioso que se debe continuar y apoyar para que se creen las condiciones para retornos más numerosos y sostenibles.

También quiero reconocer el diálogo constructivo entre los Gobiernos de Afganistán, Irán y Pakistán en el marco de la Estrategia de Soluciones para los Refugiados Afganos, lanzada en conjunto con ACNUR en 2012, cuando el Secretario General era el Alto Comisionado para los Refugiados. Trabajar en las soluciones es lo más importante mientras los esfuerzos para revitalizar el proceso de paz en Afganistán continúan, con la esperanza de que tomen impulso. El desplazamiento afgano se puede solucionar solo mediante la paz, y la paz se fortalecerá solucionando el desplazamiento forzado.

 

A lo largo de estos años, los Gobiernos y los pueblos de los países de llegada no solo acogieron a las personas de Afganistán, sino que las absorbieron profundamente en su tejido social – tal como lo vimos en el video – siempre con la mirada puesta en el día en que los refugiados puedan volver, pero reconociendo que, entretanto, merecen la oportunidad tener una casa, moverse libremente, dar una educación a sus hijos, construir vidas dignas y productivas.

Incluso hoy en día, Pakistán e Irán juntos continúan acogiendo al 90 por ciento de los refugiados afganos registrados en todo el mundo – unos 2,4 millones de personas. Además, la migración laboral temporal y otras formas de movimientos transfronterizos en la subregión tienen como consecuencia que ambos países albergan a grandes grupos de afganos que no son refugiados. En los últimos años se realizaron esfuerzos encomiables para identificar y documentar a estas poblaciones y aumentar su acceso a pasaportes y permisos de trabajo. Insto a que estos esfuerzos continúen y se intensifiquen.

La República Islámica de Pakistán, que durante 22 años ha sido el país que acogía a más refugiados en el mundo, ha sido durante mucho tiempo un líder mundial en el ámbito de la protección de las personas refugiadas. El diciembre pasado, tuve el honor de recibir el Honorable Primer Ministro como coconvocante del Primer Foro Mundial sobre los Refugiados de la historia en Ginebra.

Esta generosidad se ha reflejado en políticas inclusivas para garantizar el acceso de los refugiados afganos a la educación y salud pública – esfuerzos acompañados por un trabajo pionero en el campo del registro biométrico, y por inversiones plurianuales en la construcción de la cohesión social a través de la iniciativa de Áreas de Acogida y con Presencia de Refugiados.

Y no debemos olvidar que la reciente decisión del Gobierno de permitir que los refugiados afganos abran cuentas bancarias ayudará a sentar las bases de una mayor inclusión económica.

Asimismo, no debemos olvidar que la República Islámica de Irán también ha sido un ejemplo para el mundo. Políticas progresivas de educación han hecho crecer los índices de alfabetización y transformado las expectativas de generaciones de refugiados afganos.

Las personas refugiadas en Irán pueden tener acceso a atención médica primaria y al sistema nacional de seguro social. También los derechos laborales se han aumentado paulatinamente a lo largo de estos años. La mayoría de estas encomiables iniciativas se financió con recursos internos de Irán, a pesar del rápido aumento de las presiones económicas que están impactando tanto a la población refugiada como quienes los acogen.

 

Damas y caballeros,

La historia de solidaridad de Pakistán hacia los refugiados afganos, a la cual hoy rendimos homenaje, muestra que la generosidad no ha venido sin costo. Acoger a millones de personas refugiadas conlleva enormes desafíos. Tiene un impacto en las economías locales, en la infraestructura, en los servicios, en la seguridad, y en el medio ambiente.

Acoger a las personas refugiadas es una responsabilidad que se desempeña en nombre de la comunidad internacional – una responsabilidad que, debemos reconocer, no se ha repartido de manera equitativa. Un gran número de jóvenes afganos, de hecho, se aventura en viajes peligrosos más allá de la subregión, en particular hacia Europa y los países del Golfo. Sin embargo, la gran mayoría permanece en los dos países vecinos, donde la ayuda internacional, por cuanto bienvenida, es dramáticamente insuficiente.

El Pacto Mundial sobre los Refugiados se moldeó a partir de la necesidad de un reparto de las responsabilidades más equitativo, incluso en las situaciones de refugiados prolongadas. Ahora es el momento de poner en práctica ese compromiso – aquí.

Para ese efecto, en el Foro Mundial sobre los Refugiados, en diciembre, activamos una especial Plataforma de Apoyo para las Estrategias de Soluciones para los Refugiados Afganos. Hago un llamamiento especial a los donantes para que se adhieran a la Plataforma y ofrezcan ayuda significativa, incluso a través de la movilización de actores de desarrollo y recursos.

 

Los últimos 40 años nos han brindado abundantes experiencias y aprendizajes importantes.

Ahora debemos usarlos sabiamente. Rendirnos no es una opción.

Mi mayor esperanza es que esta Conferencia, por la cual agradezco al Honorable Primer Ministro y a la República Islámica de Pakistán, pueda centrar la atención sobre las consecuencias humanas de esta crisis prolongada y galvanizar los avances hacia una solución.

Entretanto, no podemos abandonar a los refugiados afganos – y los afganos que permanecen en su país – a otro año, sin hablar de otra década, de existencia precaria, esperando que llegue la paz.

 

Gracias.