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Aboubacar Drame: Un puente de comunicación para las personas refugiadas en Canarias

Un hombre sosteniendo un bolígrafo y un cuaderno

Aboubacar Drame es intérprete para el proyecto de ACNUR que proporciona información sobre protección internacional a personas llegadas por mar a las Islas Canarias.

Historias

Aboubacar Drame: Un puente de comunicación para las personas refugiadas en Canarias

Aboubacar Drame llegó como adolescente no acompañado a Canarias en 2006. Actualmente es intérprete para ACNUR, facilitando que las personas recién llegadas por mar a las Islas accedan a información sobre la protección internacional.
7 May 2025

Aboubacar Drame es intérprete para el proyecto de ACNUR que proporciona información sobre protección internacional a personas llegadas por mar a las Islas Canarias.

Cuando, con 17 años, Aboubacar Drame se subió a un cayuco rumbo a Europa, ni siquiera sabía que existían las Islas Canarias. Tampoco sabía lo peligrosa que era una travesía que se ha cobrado miles de vidas en el mar desde entonces. Solo tenía una certeza: no quería seguir esperando por oportunidades que no llegaban. Y una esperanza: encontrarlas en otro lugar.

Casi dos décadas después, muchas de las personas que emprenden el mismo camino lo hacen por razones muy diferentes: huyen de conflictos, violencia y persecución. Hoy, la de Drame es una de las primeras voces en Canarias que les responden en su mismo idioma. En medio del desconcierto de una tierra extraña, la seguridad de poder comunicarse y entender.

Desde hace más de dos años, el día a día de Aboubacar Drame, maliense, 36 años, se desarrolla en un trasiego de oficinas, centros de acogida, charlas, llamadas y reuniones en línea. Pero, sobre todo, en un constante saltar entre idiomas: de su soninké natal a su español adoptivo, y entre medias, francés, árabe, dariya o bambara. Porque Drame es uno de los intérpretes del proyecto que ACNUR desarrolla con la colaboración de la ONG Accem en Canarias, con el que se presta apoyo a autoridades y ONG del sistema de acogida para garantizar un derecho contemplado en la legislación española: que los solicitantes de asilo puedan obtener información sobre sus derechos y acceder al procedimiento de asilo con el apoyo de un intérprete en su lengua. Un servicio que se inició en junio de 2022, y que desde entonces ha llegado a más de 30.000 personas en 18 idiomas, la mayoría, lenguas minoritarias africanas.

Aboubacar Drame durante una intervención como intéprete, proporcionando información a un joven recién llegado a Canarias.

Aboubacar Drame durante una intervención como intéprete, proporcionando información a un joven recién llegado a Canarias.

El rol de los intérpretes que, como Drame, trabajan en el ámbito del asilo, es determinante, y sus intervenciones son clave para identificar desde necesidades médicas o de salud mental a otras necesidades de protección de las personas recién llegadas. Además, la imparcialidad, la profesionalidad y la meticulosidad son esenciales. Un detalle anecdótico en una historia de vida puede ser clave para mostrar la verosimilitud de una demanda de asilo. Una mala traducción o una interpretación sesgada pueden generar confusión o inconsistencia en el relato y afectar al procedimiento. Y una mala práctica, puede revictimizar y ahondar en la herida de una persona que arrastra el trauma de la violencia y del exilio.

“Una vez que ven a una persona que habla en su idioma, eso les anima a contar su historia”

Aboubacar Drame, intérprete

Por eso, asegura Drame, “el rol del intérprete es fundamental para dar confianza y seguridad”. A veces las personas, sobre todo en el caso de los niños y niñas, llegan con miedo, no comprenden los términos legales ni la burocracia. Sin embargo, “cuando les hablas en su idioma, les cambia la cara”. Un paso más para sentirse a salvo.

La formación continua de los intérpretes, proporcionándoles herramientas y recursos para el mejor ejercicio de su labor es, por tanto, clave en la calidad del procedimiento de asilo y uno de los pilares del proyecto de ACNUR. Sin olvidar el cuidado de la salud mental en una actividad con altos niveles de estrés y exposición constante a historias de sufrimiento.

Otro de los objetivos principales del proyecto es identificar las necesidades específicas de las personas recién llegadas, especialmente en los perfiles más vulnerables, como niñas y niños no acompañados, supervivientes de violencia de género o personas con discapacidad, y cuando es necesario, derivarlas a dispositivos especializados. En una palabra: proporcionarles protección. Y para esto, Drame y los otros intérpretes son el puente de comunicación entre ellas y los equipos de ACNUR.

Los intépretes, como Drame, acompañan al equipo de ACNUR en visitas a centros donde proprocionan información a las personas recién llegadas e identifican sus necesidades.

Los intépretes, como Drame, acompañan al equipo de ACNUR en visitas a centros donde proprocionan información a las personas recién llegadas e identifican sus necesidades.

En distintos centros de las Islas, y en coordinación con autoridades y ONG, se proporciona información sobre protección internacional en lenguas como el soninké, bambara, mandinga, wolof o pular, entre otras; lenguas africanas, aunque no solamente, que hablan gran parte de las personas que llegan a Canarias y de las que hay pocos intérpretes cualificados disponibles. “Una vez que ven a una persona que habla en su idioma, eso les anima a contar su historia”, explica Drame. Una historia que en cada vez más casos remite a una crisis de desplazamiento forzado compleja y a menudo olvidada: la del Sahel.

Cuando recuerda al joven de 17 años que era cuando salió de Mali, Drame sonríe con una mezcla de nostalgia e indulgencia. “La cultura soninké es de emigrar”, asegura al explicar por qué se aventuró en un viaje atravesando un país, para después embarcarse durante cuatro largos días hacia lo desconocido. Sin embargo, en dos décadas la situación en la región ha empeorado mucho, sentencia. “En mi época éramos migrantes, pero ahora vienen muchos refugiados”.

Con más de cuatro millones de personas desplazadas por la fuerza, la suma de factores como el yihadismo, los conflictos interétnicos, la competencia por los recursos naturales o la violencia contra las mujeres, junto con el efecto multiplicador del cambio climático, hacen de la crisis en el Sahel un contexto muy complejo. De países como Mali llegan algunos de los chicos y chicas con los que Drame habla cada día. En ellos ve reflejado el adolescente que fue, pero con experiencias cada vez más duras a la espalda.

Adultos, pero también niños, que huyen de conflictos y violencia; mujeres y niñas que escapan de la amenaza de un matrimonio forzado, la mutilación genital femenina o la violencia de género o sexual; personas del colectivo LGTBIQ+ que sufren la persecución o supervivientes de trata de personas. Son algunos de los perfiles de quienes llegan a Canarias con necesidad de protección internacional, y a quienes Drame presta su voz a diario.

Una persona sentada en una mesa mirando un portátil.

Aboubacar Drame durante una intervención en línea como intérprete.

Pese a su juventud, o tal vez debido a ella, Drame recuerda su viaje como un trayecto tranquilo, aunque incierto y lleno de privaciones. Fue afortunado, y solo al llegar al centro de menores, tras desembarcar en el muelle de Arguineguín, descubrió que muchas personas morían en el océano.

Durante los años siguientes, que pasó en el centro de menores, Drame seguiría descubriendo que el camino no era fácil, pero, alumno aplicado, supo perseverar: estudiaba español con la ayuda de un diccionario, con compañeros del centro aprendía o perfeccionaba otras lenguas. Su carácter afable y positivo le hacía destacar. Por eso, al cumplir 18 años, el director del centro le ofreció un trabajo como mediador auxiliar con otros chicos que llegaban al centro. Ahí empezó un recorrido hacia la integración en Canarias, su tierra adoptiva, que llegaría hasta hoy.

Casi dos décadas después, sin embargo, sigue añorando su otro hogar. Paseando por las playas de Arguineguín, el primer suelo que pisó en Europa, Aboubacar Drame mira con nostalgia al otro lado del Atlántico. “Yo puedo decir que el 90 por ciento de los migrantes piensan que su futuro está en África”, asegura. “Amo África, y si consigo construir un proyecto allí, volveré”. Mientras tanto, continúa siendo para muchas personas el primer puente entre su origen y la tierra donde buscan construir un nuevo hogar.