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ACNUR inicia a construir un nuevo campo para los desplazados internos de Costa de Marfil

Historias

ACNUR inicia a construir un nuevo campo para los desplazados internos de Costa de Marfil

ACNUR ha comenzado a limpiar el terreno en el que construirá un nuevo campamento para los desplazados internos en la región occidental de Costa de Marfil.
16 February 2011
Tras huir de su hogar en enero, esta refugiada vive con sus niños en la Misión Católica de Duékoué.

DUÉKOUÉ, Costa de Marfil, 16 de febrero (ACNUR) – La agencia de las Naciones Unidas para los refugiados ha comenzado a limpiar el terreno en el que construirá un nuevo campamento para los desplazados internos en la región occidental de Costa de Marfil, donde el ACNUR ha registrado en los últimos meses a más de 38.000 personas desarraigadas por las tensiones políticas en el país.

El nuevo campamento contribuirá a paliar una carencia de albergues que ha puesto a dura prueba la situación humanitaria, especialmente para las personas más vulnerables. El campamento está situado cerca de la ciudad de Duékoué y tendrá capacidad para 6.000 personas. Esto permitirá descongestionar la vecina Misión Católica que hasta el momento ha sido el principal centro de acogida. Cuando las fuertes lluvias de la semana pasada destruyeron parte de los cobijos provisorios levantados en el recinto de la misión, el ACNUR suministró tiendas para algunas familias afectadas.

Muchos de los desplazados, sobre todo en Duékoué, sobreviven gracias a la generosidad de familias y entidades de beneficencia locales. En los distritos de Danané, Binhouye y Zouan-Hounien hay más de 8.600 personas alojadas en casas de familia. Algunas familias han acogido hasta 25 desplazados y tienen dificultades para seguir adelante. Dada la situación, el ACNUR sigue buscando sitios para alojar a los desplazados internos.

Desde que a mediados de diciembre el ataque de hombres armados les obligó a huir de su aldea, Leontine y sus ocho hijos han estado viviendo en Duékoué con una prima, Adèle. Durante la fuga Leontine se separó de su madre y de seis de sus hijos.

"A mis hijos los encontré en otra aldea cuatro días más tarde", explica. "Mi madre huyó en otra dirección y no he vuelto a saber de ella". En casa de la prima, que trabaja como cocinera en la Misión Católica, hay 13 desplazados. "Es demasiado para mi", reconoce Adèle, que recibe alimentos de la Misión pero ha tenido que alquilarles un cuarto extra con sus propios recursos. "No quiero echarles de mi casa, pero me estoy quedando sin ahorros y no puedo hacerme cargo de todos".

Kadija tiene 20 años y con sus tres niños vive en una escuela de Duékoué junto a otros 1.000 desplazados internos. Llegó huyendo de Kokoma a principios de enero.

"Para evacuar a la gente de Kokoma se organizaron varios vehículos. Mientras huíamos se oían disparos por todas partes. No sabíamos dónde nos iban a aceptar y terminamos en Danané", cuenta. Está embarazada y su marido se quedó atrás para cuidar de la casa y de sus bienes.

La mayoría de los desplazados que han recalado en la zona occidental se pusieron en marcha entre mediados de diciembre y principios de enero al agravarse la tensión y la violencia étnica disparadas por el conflicto político. Ambos candidatos rivales siguen atribuyéndose la victoria en las elecciones presidenciales de finales de noviembre.

Muchos desplazados explican a los funcionarios de ACNUR que no podrían volver a sus hogares porque han sido incendiados o asaltados. Hay quien ha perdido sus bienes y quien ha sido objeto de violencia física, sexual o detención arbitraria en manos de grupos armados que actuaban con impunidad.

El temor a represalias y la parálisis, cuando no la ausencia de organismos judiciales, hace que muchos abusos no sean denunciados. Para ACNUR el miedo generado por el preocupante estancamiento político podría desencadenar desplazamientos masivos y hasta éxodos hacia los países limítrofes.

Los desórdenes recientes han traumatizado a una población civil que todavía no ha olvidado el conflicto de 2002. Muchas familias han abandonado sus hogares por temor a posibles ataques. Tienen miedo de quedar atrapadas en medio de una nueva guerra y no piensan volver hasta que la crisis política no se resuelva y no se restablezca la seguridad. Si la tensión ha empujado a muchos hacia la frontera, muchos otros están entrando a Liberia para solicitar asilo. En los últimos tres meses el ACNUR ha registrado a 38.200 personas.

Por Hélène Caux desde Duékoué, Costa de Marfil