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La ex funcionaria de ACNUR que salvó cientos de vidas a bordo de un Fiat 600 en Chile

Belela Herrera durante una entrevista con ACNUR.
Historias

La ex funcionaria de ACNUR que salvó cientos de vidas a bordo de un Fiat 600 en Chile

Con apenas un pasaporte diplomático y un pequeño Fiat 600, Belela Herrera salvó la vida de cientos de personas que golpeaban a su puerta buscando protección tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.
11 September 2023

En junio de 2023, Belela Herrera recibió un homenaje por parte de ACNUR y el Gobierno uruguayo por su labor humanitaria durante los difíciles años de los regimenes dictatoriales en el Cono Sur.

El 11 de septiembre de 1973, Belela Herrera, esposa del encargado de negocios de la embajada de Uruguay en Chile, manejaba su Fiat 600 rojo en Santiago. Como todas las mañanas, ese día acompañaba a su hija Macarena hasta Plaza Italia para que, desde ahí, pudiera tomarse el bus hasta la Facultad de Arquitectura.

A poco de andar, un dato le llamó la atención: notó que a diferencia de lo que sucedía cotidianamente, esta vez un flujo de autos volvía por la Costanera hacia los barrios residenciales. Luego de dejar a su niña, encendió la radio. Sintonizó Radio Corporación. Escuchó que se había producido el golpe y siguió en directo el último discurso del presidente Salvador Allende.

Llegó a su casa y subió rauda hacia su dormitorio. Lloró. “El golpe lo viví con la angustia más espantosa, la tristeza más horrible. Porque por más que la situación estaba muy tensa y se estaban viviendo horas muy difíciles, pensé que iba a haber un milagro. Que no iba a haber golpe de Estado. Pero de repente se había producido lo que creíamos que no se iba a producir. Fue muy duro”. Ese día comenzó una nueva etapa en su vida: la de ayudar a otros a sobrevivir, y hacerlo de todas las formas posibles. A veces, implicaba realizar un llamado. Otras, tomar su Fiat y trasladar a quien lo necesitara hasta una embajada que pudiera darle asilo. Siempre, arriesgarse en primera persona.

Simplemente me importa lo que pasa al lado mío. Yo no fui valiente, fui audaz

“Lo que hacía era mostrar mi pasaporte diplomático, y decir que mi marido me estaba esperando adentro, así, con esa cara impávida. Y pasaba”, relata. Pero una noche muy lluviosa, en el portón de entrada de la Embajada argentina las cosas se complicaron. “Cuando llego a la residencia enfrento a los dos policías, uno de cada lado, que me piden la documentación, y me dicen: ‘Usted está entrando a un asilado’. ‘¡No! ¡Es un funcionario de la embajada!’, les dije. Y arremetí con el auto. Uno de los dos agarró la bayoneta y me pegó en el capó. Adentro estaban los argentinos y me dijeron: no salgas ahora, estás corriendo un riesgo”, recuerda. Ese hecho la marcó a fuego.

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Luego de que su marido fue removido de su cargo, Belela se vio privada de los pocos recursos que tenía a mano: el pasaporte y la matrícula diplomática. Fue un paréntesis de un año, hasta que se incorporó al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR. Fue un paso clave para que ella pudiera seguir salvando vidas. “Al principio me tomaron como personal local. Estaba expuesta como cualquiera de las personas en Chile, hasta que recibí el pasaporte diplomático”, detalla.

Hasta 1980, Belela siguió ayudando a las personas perseguidas por la dictadura chilena a bordo de su pequeño Fiat con compromiso y compasión. Fueron años de obedecer sus instintos. “Es el momento que te pulsa a que tenés que hacer algo, que no podés quedarte estática, sin ayudar. Es un impulso que no lo podés frenar”, explica.

Es el momento que te pulsa a que tenés que hacer algo, que no podés quedarte estática, sin ayudar

Con los años 80, se abrió una nueva etapa en la vida de Belela: luego de tres años en Costa Rica como directora adjunta de la oficina de ACNUR en San José, volvió al sur. Desde la Oficina Regional de ACNUR, con sede en Buenos Aires, fue testigo de la recuperación de la democracia en Argentina, en 1983. También del reencuentro de muchas familias después de años de exilio, y del hallazgo de niñas y niños desaparecidos.

En junio de 2023, la Oficina Regional para el Sur de América Latina le realizó un homenaje. Uno más de una larga lista de reconocimientos que Belela atesora, pero a los que resta solemnidad: “Simplemente me importa lo que pasa al lado mío, al frente, porque lo siento. Yo no fui valiente, fui audaz”. Cincuenta años después del golpe en Chile, la misma convicción, la misma sencillez. Y la misma audacia. Así como la define el diccionario: “Capacidad para emprender acciones poco comunes sin temer las dificultades o el riesgo que implican”.