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La ganadora del Premio Nansen para los Refugiados 2012 lleva conocimiento y esperanza a los somalíes

Historias

La ganadora del Premio Nansen para los Refugiados 2012 lleva conocimiento y esperanza a los somalíes

When Hawa Aden Mohamed was a young girl, her father decided to send her to school. It was to change her life and those whose lives she touched. [for translation]
18 September 2012
La ganadora del Premio Nansen para los Refugiados, Mama Hawa, proporciona educación a mujeres somalíes.

GALKAYO, Somalia, 18 de septiembre (ACNUR) – Cuando Hawa Aden Mohamen era una niña, su padre tomó una decisión que cambiaría su vida y, a través de ella, la de miles de niñas somalíes: la envió a la escuela.

Hawa Aden Mohamed continuó estudiando y finalizó dos carreras en la universidad antes de poner en marcha su ambicioso programa educativo destinado a empoderar a mujeres y niñas somalíes, muchas de ellas desplazadas por el conflicto o la hambruna. Hoy ACNUR ha anunciado que Hawa Aden Mohamen es la ganadora del Premio Nansen para los Refugiados de este año, un galardón que reconoce el extraordinario servicio de individuos u organizaciones que ayudan a aquellos que han huido de la guerra o la persecución.

"Sin educación, no eres consciente de muchas cosas" dijo Hawa Aden Mohamed en una reciente entrevista en la ciudad de Galkayo, a unos 600 kilómetros al norte de la capital somalí, Mogadiscio. "Sin educación, prácticamente no existes, sí físicamente, pero emocional y mentalmente no existes".

Hawa Aden Mohamed, quien también fue refugiada, regresó a su país en 1995 y allí descubrió su vocación. Como cofundadora del Centro Educativo Galkayo para la Paz y el Desarrollo (GECPD por sus siglas en inglés), ella ha ayudado a recuperar la esperanza y a dar una oportunidad tanto a los residentes locales, como a aquellos que buscan refugio a causa del largo conflicto y las sequías recurrentes que asolan Somalia.

Este centro ofrece escolarización gratuita para niñas y clases de alfabetización y sensibilización para mujeres, así como cursos de costura, formación profesional para niños y ayuda en forma de comida y material no alimentario para los desplazados. Desde la inauguración del centro en 1999, el número de niñas que reciben educación en el distrito de Mudug se ha elevado del 7 al 40 por ciento, el porcentaje más alto de todo el país, según datos de UNICEF.

GECPD anima a las mujeres y a las niñas a verse a sí mismas como miembros de pleno derecho de una sociedad, con derechos humanos fundamentales. En el centro además se tratan temas tan complejos como la mutilación genital femenina, la pubertad, el matrimonio precoz, la violación o el VIH/SIDA.

Los residentes locales al principio desconfiaron de los objetivos de Hawa Aden Mohamed. "Hablaban de nosotros en las mezquitas, decían que éramos demonios… pero nos mantuvimos tranquilos" recuerda. "Todo se calmó cuando vieron cuántas mujeres (casi 250) estaban tomando clases de educación para adultos. Habíamos construido unas 12 escuelas".

Conquistada por el éxito del centro, la población de Galkayo ahora la llama Eedo (tía) o Mama Hawa.

"Siempre decimos que hay esperanza, que no deberíamos perder la esperanza, nuestra antorcha en la vida" dice. "Nosotros lo decimos, pero en realidad se trata de muy algo difícil, sobre todo para las mujeres y los niños".

Nacida en la ciudad de Baidoa en 1949, Mama Hawa perdió a su hermana Fatouma, que fue circuncidada a la edad de 7 años. La niña murió poco después por una infección. Su tía, que fue quien organizó la circuncisión, no sabía lo que hacía" explica Hawa. "Allí nadie se planteó el "por qué".

Mama Hawa continuó sus estudios en Mogadiscio y después pasó 8 años en la India, donde se licenció en Nutrición y Desarrollo Infantil. Después regresó a Somalia para trabajar en el Ministerio de Educación, donde dirigió el departamento de educación de la mujer. Más tarde abrió un negocio de ropa con una de sus hermanas.

Cuando el dictador Siad Barre fue derrocado en 1991, Hawa huyó a Kismayo, una ciudad portuaria del sur de Somalia, y después a Kenia. Se trasladó a Canadá gracias a un programa de reunificación familiar, pero aún así su corazón siguió estando en Somalia.

Cuando regresó a su país en 1995 construyó un centro de educación para mujeres en Kismayo. Unos años después tuvo que huir porque las milicias rivales convirtieron la ciudad en un campo de batalla. "Me tuve que ir incluso sin mis gafas" recuerda. "Las dejé allí, dejé todo atrás".

Regresó de su segundo exilio en 1999 y se instaló en Galkayo porque su marido trabajaba en un instituto de investigación cercano.

En los últimos años GECPD ha empezado a trabajar también con los niños. Les ofrece clases de carpintería y soldadura, así como un espacio de recreo que ayuda a los muchachos a mantenerse alejados de las calles evitando así que caigan en las garras de los piratas o los grupos armados.

En un contexto de ligera mejora en la situación política, Mama Hawa y su equipo están enseñando la nueva Constitución a las niñas para que así conozcan sus derechos.

"La educación nunca acaba" dice. "Cada día aprendes algo nuevo. Yo misma no tengo una buena formación. No puedo opinar de todas las cosas. La educación es siempre un proceso de continuo aprendizaje. La educación lo es todo".

Pincha aquí para saber más sobre el Premio Nansen para los Refugiados y apoya la causa de los refugiados.

Por Clar Ni Chonghaile en Galkayo, Somalia