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La historia de Mohammed: un refugiado de Kobani entre los miles que han huido hacia Irak

Historias

La historia de Mohammed: un refugiado de Kobani entre los miles que han huido hacia Irak

Mohammed Ali es uno de los más de 2.500 sirios kurdos de la ciudad de Kobane que han cruzado la región iraquí de Kurdistán en los últimos días.
13 October 2014
En la frontera entre Turquía y el Kurdistán iraquí, Mohammed Ali, un refugiado iraquí de 55 años que padece una infección pulmonar, yace en el suelo del autobús que lo llevará al campamento de refugiados de Gawilan.

PUESTO FRONTERIZO DE IBRAHIM KHALIL, Irak, 23 de octubre de 2014 (ACNUR) – La mayoría de los habitantes de la ciudad siria de Kobani que abandonaron sus hogares tuvieron pocos minutos para decidir qué llevarse: alhajas, fotos de familia, el juguete preferido de un niño. A Mohammed Ali, que tiene 55 años y una infección pulmonar, no le quedaba alternativa: el tanque de oxígeno.

"Tengo una infección pulmonar, estoy enfermo y no creo que vaya a vivir mucho, pero por lo menos estaré con mi familia", explica al entrar en el Kurdistán iraquí tras atravesar la frontera desde Turquía.

Mohammed es uno de los casi 3.000 kurdos sirios de Kobani que han logrado cruzar desde que el viernes pasado el Gobierno Regional del Kurdistán Iraquí abriera la frontera. El Gobierno ha previsto la llegada de decenas de miles más en las próximas semanas.

Cuando a mediados de septiembre pasado los combatientes del ISIS comenzaron a avanzar hacia Kobani, Mohammed y su familia permanecieron en su casa de las afueras de la ciudad todo lo que pudieron, aunque se oían los disparos de la artillería y escaseaban la comida y la electricidad.

Mohammed se negó a partir incluso cuando el frente llegó a las aldeas cercanas y muchos conocidos murieron o fueron expulsados de sus casas. "Les pedí a mis familiares que me dejaran en casa, pero insistieron en llevarme con ellos".

Como estaba débil y no podía caminar, sus hijos renunciaron a llevar otras pertenencias y lo transportaron a Turquía en coche con el tanque de oxígeno.

Se estima que unos 200.000 habitantes de Kobani han abandonado la ciudad para buscar refugio en pueblos y ciudades fronterizos turcos. Mohammed y los suyos optaron por viajar hasta Mardin, donde sobrevivieron con el poco dinero que les quedaba.

Acostado en una colchoneta en la explanada de una amplia zona de tránsito en la frontera de Irak, Mohammed inhala oxígeno con la ayuda de la máscara para poder narrar las peripecias vividas por la familia en las dos semanas que pasaron en Turquía. "Fue una pésima experiencia, nos gastamos todo en alojamiento, comida y transporte".

Durante la estancia logró recargar su tanque de oxígeno dos veces, pero cuando buscó atención médica el hospital lo rechazó.

Muchos de los cientos de refugiados sirios recién llegados podrían relatar sufrimientos y carencias similares al llegar a Turquía. Por eso no dudaron en abandonar las aldeas en las que estaban en cuanto supieron que el Kurdistán iraquí se preparaba para habilitar un paso fronterizo.

Tras esperar un poco en la zona de tránsito, los hijos de Mohammed lo cargaron en brazos y lo acostaron en la parte trasera del autobús que en tres horas los condujo hasta el campamento de refugiados de Gawilan, cerca de Erbil, la capital regional. Allí fueron registrados por ACNUR y como todos los refugiados, recibieron ropa de abrigo, enseres básicos, comida, colchonetas y mantas.

Terminados los trámites, Mohammed y su familia esperan poder reunirse con un hermano que vive y trabaja en Erbil. Agotado y esforzándose por contener el llanto, sabe que tal vez nunca volverá a ver su casa de Kobani pero agradece la seguridad que han logrado los suyos. "Para todo lo demás, mi futuro queda en manos de Dios".

Por Charlie Dunmore desde el cruce fronterizo de Ibrahim Khalil (Irak)