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Las enfermedades amenazan a los refugiados en los sitios no planificados en Bangladesh

Historias

Las enfermedades amenazan a los refugiados en los sitios no planificados en Bangladesh

En una carrera para prevenir un "desastre dentro de un desastre", ACNUR aumenta la vacunación, así como la provisión de agua potable y saneamiento en asentamientos informales en Bangladesh.
26 September 2017
El refugiado rohingya Anu Mina (izq.), de 30 años, tiene escaso acceso a agua potable y saneamiento en el asentamiento de refugiados de Kutupalong.

EXTENSIÓN DEL CAMPAMENTO DE REFUGIADOS KUTUPALONG, Bangladesh, 26 de septiembre de 2017 (ACNUR) – A unos 10 pasos de su débil choza es donde Khaleda Begum, una madre refugiada, bombea agua para beber, cocinar y lavar.

De ahí, son otros pocos pasos para llegar a un arroyo fétido que se ha convertido en un inodoro para ella y otras miles de familias refugiadas amontonadas en esta área adyacente al campamento de refugiados de Kutupalong, en el sureste de Bangladesh.

“Conseguimos toda nuestra agua del pozo, y dos de mis hijos tienen diarrea”, dice Khaleda, de 25 años, quien sabe muy bien lo que lo está causando: “Necesitamos agua limpia y segura, así como saneamiento, y lo necesitamos ahora”, dijo ella.

Al otro lado, en medio de un grupo de chozas de bambú y plástico, la historia es la misma.

“Todos estamos enfermos”.

Anu Mia, de 30 años y padre de tres hijos, saca agua de un pozo en una inmunda jarra de plástico y una botella de agua de barro que coloca en el suelo de su albergue, zumbando con moscas. Sus dos hijos están enfermos. Lala, de siete años, tiene diarrea, y Nor Kalim, de ocho años, tiene una condición de la piel que le producen unas molestas ronchas.

“Todos estamos enfermando”, dijo mientras los vecinos se asentían animadamente en la cabaña.

Khaleda y Anu, sus familias y vecinos se encuentran entre los 480.000 refugiados rohingya que han huido de la reciente ola de violencia en Myanmar. La inmensa mayoría vive ahora en condiciones frágiles e insalubres en campamentos informales y asentamientos al lado de las carreteras.

Desde que comenzaron a llegar a finales de agosto, las autoridades de Bangladesh han notificado 5.181 casos de diarrea, 10.846 casos de problemas respiratorios y 3.422 casos de enfermedades de la piel entre los refugiados recién llegados, aunque el número real es probablemente mucho mayor.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, está muy preocupada de que la falta de agua limpia y las condiciones insalubres que prevalecen en el vasto enredo de campamentos y asentamientos informales, provoquen en cualquier momento una crisis total de salud.

“Estamos tratando de prepararnos, pero si no se hace lo suficiente y no se hace lo suficientemente rápido, entonces existe un riesgo de que se dé “‘un desastre dentro de un desastre’”, dice Hervé Isambert, oficial de salud pública del ACNUR. “Un brote puede comenzar en cualquier momento”.

ACNUR agradece el esfuerzo concertado llevado a cabo por las autoridades de Bangladesh y sus socios para proporcionar vacunas muy necesarias para prevenir posibles brotes de poliomielitis y sarampión altamente contagioso.

ACNUR ha pedido redoblar la respuesta humanitaria internacional y ha llevado su cuarto puente aéreo humanitario. El avión de carga Boeing 777, cargado con 100 toneladas métricas de ayuda, aterrizó hoy en Daca (26 de septiembre). Dadas las necesidades de albergue en el sureste de Bangladesh, este vuelo ha sido cargado sólo con materiales de albergue. Otros dos vuelos de ayuda están siendo programados en los próximos días.

Durante su visita a Bangladesh el fin de semana pasado, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, habló con las autoridades de Bangladesh sobre la importancia de buscar soluciones, pero enfatizó que por ahora, el principal objetivo debe seguir siendo aumentar de forma rápida, eficiente y sustancial la ayuda a aquellos que la necesitan desesperadamente.

“Todos los niños entre los seis meses y los 15 años están recibiendo las vacunas, así que esta es una de las prioridades que está en camino de ser abordado”, agregó Isambert, que es un médico especialista en salud pública.

Resulta prioritario prevenir el brote de enfermedades diarreicas, que es siempre una amenaza cuando el saneamiento y la higiene son tan malos.

ACNUR también está trabajando para dar agua limpia y saneamiento en las 809 hectáreas de la extensión del campamento de refugiados Kutupalong. Por el momento, ha agregado siete pozos entubados profundos, trece pozos entubados superficiales y 116 cámaras de letrina, y está trabajando para agregar más, a pedido de las autoridades de Bangladesh.

En el área de extensión del campamento este lunes (25 de septiembre), uno de los socios de Bangladesh del ACNUR llevaba componentes de letrinas - secciones de tubería de concreto - en la extensión del campamento en postes de bambú. Una vez excavados en el suelo, se cubrirán con un pedestal alrededor de una abertura para crear letrinas de campamento.

Este trabajo fue visto con buenos ojos por Abdula Hakim, una refugiada madre de cuatro, cuyo albergue mira hacia el sitio. Hasta el momento, ella y su familia extendida de 10 personas han tenido que ir al baño “a cielo abierto”.

En la emergente comunidad que enfrenta grandes desafíos, una adición sencilla como las letrinas, dice ella, “cambian vidas”.