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"Mis hijos extrañan a su padre"

Historias

"Mis hijos extrañan a su padre"

Mientras se eleva drásticamente el número de personas desplazadas por las inundaciones, los sobrevivientes luchan por subsistir en condiciones muy precarias.
7 August 2010
Los sobrevivientes de las inundaciones se abren paso a través del barro y los escombros en las afueras de Peshawar.

CHARSADDA, Pakistán, 7 de Agosto (ACNUR) – Zahir Shah, un vendedor ambulante de juguetes, de unos 40 y tantos años, habitante de una aldea cercana a Charsadda al noroeste de Pakistán, perdió todas sus pertenencias tras la inundación que dejó bajo el agua su hogar. Entre ellas, estaba su carrito lleno de juguetes y su única fuente de ingreso. A pesar de ello, Zahir considera afortunado porque está vivo, y después de haber tenido que cargar a cuestas a sus dos hijos pequeños hasta un terreno más elevado, su familia está a salvo también.

Janat Bibi, de 40 años, también se siente afortunada. Escapó con sus cinco hijos cuando los vecinos comenzaron a disparar al aire para advertir a las personas de la inundación. Pero ella perdió contacto con su esposo. Durante tres días no pudo comunicarse con él porque el papelito donde había escrito su número de celular desapareció en la correntada. "Lo único que quiero es que regrese y esté a salvo, los niños lo extrañan," dijo.

Bibi y Shah están dentro de los 12 millones de personas que han sido afectadas por la peor inundación del monzón que golpeó a Pakistán en más de 80 años. El personal del ACNUR se encuentra en el terreno trabajando arduamente para llegar a aquellos con necesidades urgentes de cobijo y provisiones; pero la destrucción que el agua ocasionó en puentes y carreteras dificulta su trabajo y el de todas las agencias de ayuda en emergencias. Los pronósticos de más lluvias provocan también el temor a la propagación de enfermedades y a la falta de alimentos.

Mientras Zahir Shah espera más ayuda de la comunidad internacional, recuerda su escape: "Al principio, cuando recién comenzaba a llover- mis hijos lo disfrutaron porque el tiempo había estado muy caluroso," me contó durante una visita a la zona con el equipo del ACNUR. "Pero a medida que la lluvia continuaba de manera intensa y por horas, el agua comenzó a cubrir las calles".

Las noticias sobre las primeras inundaciones llegaron desde una mezquita cercana. Zahir Shah decidió abandonar su casa y llevar a su familia a una zona más elevada. Dejar atrás su carrito con los juguetes que vende en diferentes aldeas fue una decisión particularmente difícil, pero no había manera de poder llevarlo.

"Cuando salimos de la casa, el agua me llegaba a las rodillas. Caminamos diez minutos y ya me llegaba a la cintura. Tuve que cargar a mis hijos en la espalda," recuerda. Zahir Shah llegó a casa de amigos y descansó un rato allí. Pero como empezó a llegar mucha gente se tuvo que ir para encontrar finalmente lugar en una escuela aledaña.

No muy lejos dentro del mismo edificio, Janat Bibi asiente con la cabeza. Escapó con su familia más o menos al mismo tiempo. Lo primero que recuerda es que se despertó con un ruido de disparo. "Al principio no sabía qué estaba pasando," recuerda. "Pero cuando me levanté de la cama y me paré en el piso, me di cuenta de que estaba lleno de agua. Había personas disparando al aire para alertar a los demás."

"Desperté a mis cinco hijos y cuando salí de la casa ya el agua me llegaba a las rodillas", señala Janat. Su marido no estaba en casa en ese momento. "Era un caos y todo el mundo corría para salvar su vida," recuerda Janat que gracias a la ayuda de un pariente pudo cargar a los niños.

Desde hace tres días que no tenía contacto con su esposo pero finalmente gracias aun pariente supo que estaba varado en el valle de Swat. Aún no sabe cuándo podrán ser reunificados.

Zahir Shah parece estar desconcertado acerca de su futuro. Tendrá que dejar la escuela donde permanece alojado cuando ésta inicie su ciclo lectivo después del receso de verano. Hace poco visitó su casa: todo lo que queda de ella son escombros. Sin dinero para reconstruir su casa o para reanudar su trabajo, su futuro y el de su familia son un gran interrogante.

El ACNUR apunta a reunir $350,000 para paliar las necesidades y está haciendo un llamamiento a los países donantes y al público en general para que hagan contribuciones de manera urgente para asistir a personas como Zahir Shah y Janat Bibi.

Por Rabia Ali en Charsadda, Pakistan