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Pakistán: Aldeas van emergiendo, pero habitantes siguen desplazados

Historias

Pakistán: Aldeas van emergiendo, pero habitantes siguen desplazados

There is a growing need for UNHCR shelter materials as flood victims move out of government buildings and begin returning to their devastated properties. [for translation]
29 October 2010
Mohammad Achar (centro) y sus parientes comentan los efectos de las inundaciones en Pakistán.

THATTA, Pakistán, 29 de octubre (ACNUR) – Mohammad Achar contempla incrédulo los daños que las inundaciones han causado en el arrozal que era su única fuente de ingresos.

"El agua barrió con todo: la cosecha, la casa, los animales", comenta. Su aldea, situada a unos 150 Km de la ciudad portuaria de Karachi, en la provincia de Sindh, está comenzando a emerger, pero se necesitan 40 minutos de lancha para llegar desde la ruta más cercana. "No sé qué hacer. Me gustaría reconstruir, pero oigo decir que podría haber nuevas crecidas".

Mohammad tiene cuarenta y un años y es uno de los miles de damnificados de Sindh alojado en los campos transitorios que ACNUR acaba de levantar para hospedar a los desplazados 'por segunda vez', es decir, a todos aquellos que se vieron obligados a abandonar las escuelas en las que se habían refugiado cuando, hace dos meses, sus viviendas desaparecieron bajo las aguas. Otros miles de desplazados viven en campos improvisados en puntos elevados o a la orilla de un camino.

Achar tiene siete hijos y dos hectáreas de tierra. Calcula que la inundación se llevó las ganancias de todo el año: 500.000 rupias pakistaníes, más o menos 6.000 dólares. Cuando empezaron las inundaciones se encontraba en el mercado. "Corría voz de que al día siguiente el agua iba a llegar a nuestra aldea, así que conseguí un camión y nos refugiamos en la escuela de otro distrito. Pero un mes más tarde el gobierno nos dijo que teníamos que irnos porque el agua se había retirado".

Al tratar de volver a la aldea Mohammad comprobó que las zonas rurales seguían aisladas porque la inundación había borrado los caminos. Y como miles de campesinos de la provincia se instaló con su familia en un campamento improvisado lo más cerca posible de su casa. Sólo recientemente ha podido cambiarse a una de las tiendas de campaña de ACNUR. "Estamos contentos de vivir en estas tiendas que han instalado en nuestra zona. La escuela estaba muy sucia, mientras que el campo es limpio y está bien administrado", dice.

En Kundan, uno de los ocho campos inaugurados últimamente por ACNUR para reemplazar a los asentamientos improvisados por los habitantes de la zona de Jati, viven actualmente unas 70 familias (250 personas). Ahora que las tiendas están instaladas, ACNUR y sus socios trabajan para mejorar la distribución de agua, el saneamiento y otros servicios. Otros diez campos se han levantado hacia el norte y hay varios más en construcción.

Cuando ven que es imposible volver a sus casas, la mayoría de los desplazados prefiere no alejarse demasiado. "Las familias resisten mejor cerca de sus hogares, rodeados por parientes y vecinos", explica Emmanuel Gignac, Coordinador de Emergencias de ACNUR. "Así les es más fácil decidir si ha llegado el momento de regresar, levantar la tienda y ponerse en marcha".

Mientras tanto Mohammad, uno de los pocos habitantes de la aldea que ha terminado la escuela secundaria, está pensando en mejorar la calidad de vida de Kundan. Ha convertido dos tiendas en aulas y piensa dar clase a los cincuenta niños que viven en el campo aunque no pueda comprarles libros, bancos o uniformes.

"Soy el maestro de mis hijos y me gustaría que los demás niños de Kundan también vinieran a mi escuela", dice.

Por Qaisar Khan Afridi y Arianne Rummery desde Thatta, Pakistán