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Refugiados tienen oportunidad de prosperar en fuerza laboral alemana

Historias

Refugiados tienen oportunidad de prosperar en fuerza laboral alemana

Conozca a algunos de los refugiados que se están poniendo manos a la obra en Alemania, tras encontrar trabajo con un fabricante de coches, un operador de trenes y un gigante tecnológico.
17 August 2016
La antigua abogada Arezoo Jalali, de Irán, está ahora formándose como especialista en logística en la sede de Porsche, en Stuttgart.

Muchos negocios alemanes están haciendo esfuerzos para derribar las barreras que, en materia de empleo, se encuentran las personas que acaban de llegar al país, integrándolos en el mercado laboral alemán mediante periodos de prácticas y formación profesional.


La tarea es importante. La Oficina Federal de Empleo de Alemania dice que, solo en julio, asesoró a 322.000 solicitantes de asilo y refugiados que buscaban empleo. Muchos de ellos tienen dificultades con el idioma y han perdido su documentación y otros se encuentran con que deben volver a formarse y embarcarse en una nueva carrera profesional.

Para los que son tenaces, las oportunidades están ahí. Los recién llegados que se están formando en algunas de las mejores empresas de Alemania dicen que obtener un trabajo significa algo más que asegurarse un salario. Un trabajo significa integración, aceptación, reconocimiento y autoconfianza.

Algo más de un año después de llegar a Alemania, la refugiada siria Sana Dawod, de 30 años, se ha asegurado un trabajo como ingeniera de software en SAP.

Sana Dawod, desarrolladora de software en SAP

Algo más de un año después de llegar a Alemania, la programadora siria Sana Dawod tiene un trabajo a tiempo completo en SAP, una compañía multinacional que desarrolla software para otras empresas.

"Nunca imaginé que tendría una oportunidad con una compañía como SAP tan pronto. Es mejor que cualquier cosa que me pudiera esperar", dice Sana, de 30 años, que huyó de su hogar en el barrio de Daraya, en Damasco, un lugar crítico en el conflicto.

Tras graduarse en ingeniería informática, Sana trabajó durante cuatro años como desarrolladora de páginas web e ilustradora para una ONG dedicada a los niños en la capital siria. Cuando estalló la guerra, desafió al caos y a la violencia y siguió trabajando.

"Continuamos luchando durante años en Siria, con la esperanza de que las cosas mejorarían", dice.

Tras el asesinato del hermano de Sana, los hombres de su familia huyeron a Europa. Ella y su hermana aguantaron en Damasco dos años más, esperando noticias de un pariente desaparecido.

"Fueron unos momentos terribles en Siria. Al final, perdimos toda esperanza"

Cuando llegaron rumores de la muerte de su familiar, ya no tenían ninguna razón para quedarse. "Fueron unos momentos terribles en Siria", dice. "Al final, perdimos toda esperanza. Cuando llegamos aquí, fue como si estuviéramos abandonando a nuestros familiares asesinados".

En abril de 2015, Sana se reencontró con familiares en Ludwigshafen, en el sudoeste de Alemania, y empezó a buscar trabajo. Vio un anuncio en las redes sociales que ofrecía puestos como becarios a refugiados en la cercana sede central de SAP. Sana solicitó el puesto inmediatamente y fue aceptada.

En enero empezó, como uno de los 80 refugiados y solicitantes de asilo, sus prácticas remuneradas en SAP.

Muchas de las personas que solicitaron uno de estos puestos no tenían certificados que probaran sus titulaciones, por eso los reclutadores hablaron con ellos para evaluar sus conocimientos y experiencia. Para Sana, había muchas cosas que asimilar.

"Todo era nuevo: la empresa, la cultura, los colegas del trabajo, el idioma, las tecnologías", dice. "Mi experiencia previa ayudó, pero había muchas cosas que aprender sobre las tecnologías más modernas".

No era solo un nuevo lenguaje informático lo que Sana estaba aprendiendo. De repente, estaba en un lugar de trabajo alemán, con un equipo internacional entorno suyo. "Trabajar aquí ayuda mucho con la integración", dice Sana, que asistió a un curso de lengua alemana e integración mientras era becaria.

"Siempre hay una oportunidad para tender la mano y aprender sobre diferentes culturas".

Su mentor, Rene Laengert, estaba impresionado con sus progresos, y cuando surgió una vacante en su equipo, animó a Sana a solicitar la plaza. "Ha hecho un gran trabajo captando las tecnologías que utilizamos", dice Laengert. "El toque artístico combinado con su bagaje técnico es una combinación fantástica."

A principios de este mes Sana empezó un contrato a tiempo completo. Dice que encontrar el trabajo ha sido un paso decisivo a la hora de volver a tomar las riendas de su vida. "Trabajar aquí me ha ayudado mucho a pensar positivamente", dice. "Antes de la guerra, teníamos una buena vida, así que es extraño que te etiqueten como refugiada y tengas que depender de otras personas. Espero poder volver a salir adelante por mí misma tan pronto como sea posible".

Mahmoud Nouri Al Abdulah, de 26 años, trabajaba para el operador de los ferrocarriles nacionales de Siria. Desde marzo de 2016 se está formando para ser ingeniero electrónico en su equivalente alemán, Deutsche Bahn.

Mahmoud Nouri Al Abdulah, becario en Deutsche Bahn

El otoño pasado, como recién llegado de Siria, Mahmoud Nouri Al Abdulah buscaba ayuda. Después de nueve meses en Alemania, el antiguo electricista de ferrocarriles solo hablaba unas pocas palabras de alemán, y aun vivía en un albergue temporal en Berlín. Estaba deseando seguir adelante con su nueva vida.

"Necesitaba ayuda", dice Mahmoud, de 26 años. "Quería trabajar o estudiar, pero no sabía cómo".

Dejó su trabajo en los ferrocarriles sirios en Aleppo al estallar la guerra. "Había gente intentando obligarme a luchar, así es que tuve que irme". Se marchó en solitario a pie a Turquía y después a Grecia, haciendo trabajos temporales por el camino.

Mahmoud recuerda haber conocido a unos ingenieros de señalización alemanes en Aleppo. "La tecnología que ellos utilizaban era más moderna. Era fascinante". Pero en Berlín estaba perdido. Desocupado, a menudo le consumía la preocupación por su familia, que aun está en Siria. "Lo están pasando muy mal en Aleppo. A veces, no tengo noticias suyas durante semanas, paso mucho miedo".

"Cuando llegué aquí, pasé meses vagando por las calles. Todo es difícil sin ayuda".

"Empecé a buscarle trabajo. Me alegré al enterarme de que la industria alemana estaba dispuesta a contratar a refugiados"

Fue entonces cuando un encuentro fortuito lo cambió todo. En una reunión de recién llegados y voluntarios, Mahmud conoció a Gabriele Frister, una trabajadora social retirada, que se propuso ayudarle a volver a encaminar su vida. En unos meses, Mahmoud pudo empezar un periodo de prácticas con el operador de ferrocarriles alemán, Deutsche Bahn.

"Primero averigüé qué formación había seguido Mahmoud en Aleppo, qué quería, sus expectativas", dice Gabriele, añadiendo que rápidamente vio que Mahmoud era una persona fiable y centrada. "Empecé a buscarle trabajo. Me alegré al enterarme de que la industria alemana estaba dispuesta a contratar a refugiados".

En marzo, Mahmoud se unió a un grupo de 12 recién llegados formándose con Deutsche Bahn en Berlín. El programa se lanzó el año pasado, conjuntamente con la Oficina Federal de Empleo de Alemania. Hay más proyectos planeados en Munich, Hamburgo, Erfurt y Bremen que ofrecerán 120 plazas de formación profesional para refugiados antes de finales de año.

Mahmoud se está acercando al final de sus prácticas iniciales, que combinan clases intensivas de lengua alemana con experiencias prácticas directas. En septiembre empezará un periodo de prácticas de tres años como técnico en electrónica. Después es probable que le ofrezcan un puesto de trabajo fijo.

"Es una oportunidad estupenda para conocer esta tecnología mas moderna", dice. "Estoy adquiriendo mucha experiencia aquí".

Mahmoud se ha mudado desde su habitación compartida en el centro para refugiados a su propio apartamento. Ahora, por las mañanas va en bicicleta al trabajo y está aliviado por tener espacio para concentrarse. "Necesito tiempo, pero ahora puedo aprender mucho mejor, en paz".

"Todos los alemanes sueñan con trabajar en Porsche, y yo tengo la oportunidad de hacerlo", dice la refugiada iraní Arezoo Jalali, que llegó a Alemania en 2011 con su pequeño hijo.

Arezoo Jalali, becaria en Porsche

Arezoo Jalali, una refugiada de Irán, ha luchado mucho para tener la oportunidad de una nueva vida. Superado su difícil viaje, la antigua abogada está empezando de nuevo, ganando experiencia con el fabricante de coches alemán Porsche.

"No es fácil dejar tu hogar", dice Arezoo, que huyó de Teherán hace seis años por razones de seguridad personal. "Quizás la gente piensa que venimos aquí porque es fácil. Quiero decir que no es fácil, es muy doloroso. Ningún refugiado quiere abandonar su hogar, se ven obligados a hacerlo".

Arezoo y su hijo Shayan, que entonces tenía 4 años, llegaron a Kenia, desde donde intentaron volar a Alemania. Los detuvieron y los devolvieron a su país. Finalmente, desesperados, Arezoo y Shaya huyeron por tierra atravesando Siria hasta Turquía, desde donde cruzaron a Grecia en un endeble bote y caminaron hasta Alemania. Allí, agotados tras casi un año de penurias diarias y terrores nocturnos, madre e hijo solicitaron asilo.

"Shayan y yo no podíamos creer que por fin teníamos un techo sobre nuestras cabezas", dice Arezoo. Fueron transferidos a un centro para refugiados en Stuttgart, en el sudoeste de Alemania. "A veces, cuando pienso en todo lo que hemos pasado, se me hiela la sangre. Pero, gracias a Dios, ahora ya ha pasado todo".

Pero, sin trabajo, Arezoo no podía encontrar la paz. Le resultaba imposible olvidar sus traumáticas experiencias. Así es que se dedicó íntegramente al voluntariado, apoyando a las mujeres y los niños del centro para refugiados. Su proyecto fue tan exitoso que ganó un premio a la integración otorgado por los medios de comunicación locales.

"Todos los alemanes sueñan con trabajar en Porsche, y yo tengo la oportunidad de hacerlo"

En la ceremonia de entrega del premio, el otoño pasado, se le acercó un ejecutivo de Porsche, que le explicó que su compañía tenía un programa de formación para refugiados. Arezoo solicitó una plaza. "Le dije directamente: ?Estoy buscando trabajo", dice. "Cuando me enteré de que lo había conseguido, fue como un sueño. Todos los alemanes sueñan con trabajar en Porsche, ¡y yo tengo la oportunidad de hacerlo!"

En marzo, Arezoo fue una de los 15 refugiados en comenzar un programa de integración de seis meses en la sede central de Porsche en las afueras de Stuttgart. Además de clases intensivas de lengua, y de cursos sobre la sociedad alemana, los alumnos tuvieron experiencias prácticas directas en el departamento de su elección.

Con 38 años, Arezoo es la persona con más edad del grupo. Está aprovechando la oportunidad para aprender de logística.

"Mi punto fuerte es la organización", dice. "Soy buena en eso. Nunca soñé que acabaría trabajando con coches. Pero pensé: Tengo esta oportunidad, ¿qué puedo hacer para aprovecharla?"

Sea lo que sea lo que pase ahora, Arezoo dice que su experiencia en Porsche ha ayudado a ella y a su pequeño hijo a sentir orgullo y confianza en su nueva vida. "Veo mi vida como un mapa", dice. "En algunos lugares del mapa hay sitio para cosas buenas. Porsche está ahí, en un bonito lugar del mapa de mi vida".

Nour Aldeen Hameed, de 26 años, huyó de su hogar en damasco, Siria y pronto se embarcará en un periodo de prácticas de tres años en Deutsche Telekom.

Nour Aldeen Hameed, becario en Deutsche Telekom

Hace dos veranos, Nour Aldeen Hameed huyó de su hogar en Damasco con la idea de llegar a Berlín para evitar participar en la guerra en Siria y finalmente lo consiguió. Emprendedor tenaz, el contable de 26 años, acaba de obtener un puesto como becario en la compañía de telecomunicaciones Deutsche Telekom. Pero los dos años que lleva en Alemania no han sido precisamente fáciles.

"Sabía que no venía aquí de vacaciones", dice Nour Aldeen, que estuvo esperando más de un año para que su solicitud de asilo fuera aprobada. Durante la espera, sus opciones de empleo eran limitadas, pero estaba decidido a acumular toda la experiencia que pudiera. "Tan pronto como se me acababa un puesto de becario, buscaba otro", explica.

El verano pasado, Nour Aldeen descubrió Workeer, una web alemana que ayuda a los refugiados a buscar trabajo. La organización le apoyó cuando solicitó un puesto para realizar unas prácticas pagadas de tres meses en Deutsche Telekom. En septiembre, empezó en el puesto, siendo el primer trabajador de la empresa que también era refugiado.

"Nour Aldeen se unió a nosotros en un momento en que aun estábamos pensando cómo podríamos ayudar en la integración de los refugiados", dice su mentor, Stefan Oelschlägel. "Nour Aldeen aportó mucha competencia intercultural." Destinado en el departamento de recursos humanos, a Nour Aldeen le asignaron la tarea de reclutar a otros refugiados para más de 100 plazas de becarios de tres meses de duración en toda Alemania".

"Si tienes un sueño, tienes que hacerlo realidad. Debes seguir intentándolo"

Nour Aldeen facilitó el contexto para las titulaciones, educación y experiencia laboral de Siria y, de paso, descubrió una nueva pasión. "Ahora me encanta trabajar en recursos humanos", dice. "Es muy importante para todos nosotros encontrar trabajo aquí. Primero, aprendemos alemán, hacemos un curso de integración. Después de eso, la gente quiere trabajar".

Nour Aldeen recibió su permiso de residencia esta primavera, cosa que hará posible que en septiembre inicie un trabajo en formación de tres años de duración en el departamento de RRHH de Deutsche Telekom. Cuando le comunicaron que le habían concedido el puesto, lo estuvo celebrando durante 12 horas. "No puedo describir lo que sentí", dice. "Solo quería darle las gracias a todo el mundo. Lo hice todo paso a paso ? nunca di un paso en solitario".

Nour Aldeen aún vive en un centro con otro centenar de demandantes de asilo y refugiados. Ahora, con su permiso de residencia y un puesto de trabajo en prácticas en el bolsillo, busca un hogar donde él y su esposa puedan sacar adelante a una familia.

"Todos los refugiados pueden encontrar oportunidades", dice Nour Aldeen. "Por supuesto, es difícil, con las solicitudes, todo el papeleo y las complicaciones. Es muy estresante. Pero es nuestro sueño. Si tienes un sueño, tienes que hacerlo realidad. Debes seguir intentándolo".

Por Josie LeBlond, desde Berlín.

Gracias a la Voluntaria en Línea Esperanza Escalona Reyes por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.