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Una joven se recupera de la experiencia vivida con el LRA

Historias

Una joven se recupera de la experiencia vivida con el LRA

Held by the Ugandan rebel group for more than two years, Anna is now free and hoping to see her family again. [for translation]
30 March 2012
Anna, una superviviente del Ejército de Resistencia del Señor, en Sudán del Sur.

YAMBIO, Sudán del Sur, 30 de marzo (ACNUR) – Sucedió hace tres años, pero Anna* aún lo recuerda todo claramente. "Atacaron nuestra aldea un miércoles" cuenta. Tenían vacaciones escolares y Anna, que entonces tenía 19 años, estaba visitando a sus padres en la aldea de Gbado, al norte de la República Democrática del Congo.

Corrían rumores de que el grupo rebelde ugandés, el LRA (Ejército de Resistencia del Señor), estaba en la zona, así que los aldeanos decidieron pasar la noche en los bosques para evitar el ataque. Anna caminaba de vuelta a Gbado con su hermana pequeña esa mañana cuando fueron secuestradas por combatientes del LRA.

"Allí mismo me ofrecieron como esposa a uno de los comandantes" dice, añadiendo que no sabe qué suerte corrió su hermana. El rostro de Anna, que aparenta menos edad de la que tiene realmente, apenas revela las atrocidades que ha padecido.

Pero no tiene que explicar lo que es obvio. Durante más de dos años estuvo transportando equipaje, cocinando y saqueando aldeas mientras acompañaba al LRA en su viaje por el norte de la República Democrática del Congo, a lo largo de la porosa frontera con Sudán del Sur, así como hacia el interior de la República Centroafricana.

Dice que conoció al famoso líder del LRA, Joseph Kony. "Es como cualquier otro ser humano pero tiene poderes mágicos, juju. Él sabe de antemano cuándo se planea atacar al LRA" cuenta Anna acerca de los tan rumoreados poderes de este hombre.

Finalmente las fuerzas armadas de Uganda les capturaron. "Yo estaba en la posición" recuerda, refiriéndose al sistema de puestos de vigía para cubrir a aquellos que están durmiendo o saqueando aldeas. El ejército atacó hacia las cinco de la tarde, dice Anna, añadiendo: "escapé hacia los bosques con otros dos niños pequeños".

Los tres siguieron el rastro de las tropas ugandesas, caminando hasta que llegaron a un río que no pudieron cruzar. Durante cinco meses esperaron a que bajara el nivel del agua, subsistiendo a base de ñames silvestres y del agua del río. Se volvieron inseparables, dependientes unos de otros para sobrevivir. Cuando finalmente lograron cruzar el río se encontraron con nómadas Ambororo que les entregaron primero a las fuerzas armadas de Uganda y después a la Agencia de la ONU para los Refugiados en Sudán del Sur.

En Sudán del Sur, ACNUR recibe habitualmente a nuevos grupos de refugiados que huyen de los ataques del LRA en la República Democrática del Congo (RDC) y la República centroafricana (RCA). Los estados de Equatoria Central y Oriental acogen ya a más de 22.000 refugiados de estos dos países vecinos, entre ellos a 700 que han llegado este año. El grupo rebelde también está llevando a cabo ataques relámpago en el interior de Sudán del Sur.

Según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA por sus siglas en inglés), el año pasado 18 personas murieron por ataques de este tipo y nueve resultaron heridas. Se produjeron además 49 secuestros y 7.382 personas fueron desplazadas en zonas próximas a las fronteras con RDC y República Centroafricana.

Los desplazamientos provocados por el LRA suelen ser de naturaleza prolongada" afirma José Rodríguez, que dirige la operación de ACNUR en Yambio. "Los supervivientes a menudo están traumatizados y tienen miedo de regresar. Huyen con pocas o ninguna pertenencia durante periodos que se alargan hasta varios años. Estas situaciones traumáticas debilitan a las familias y las comunidades".

ACNUR trabaja con las autoridades locales, otras agencias de la ONU, ONG y el Comité Internacional de la Cruz Roja para asistir a estas personas que huyen o son rescatadas del LRA. En lo que concierne a los niños supervivientes, UNICEF y el Ministerio de Asuntos Sociales se centran en los nacionales de Sudán del Sur, mientras que ACNUR trabaja con los refugiados de la RDC y la República Centroafricana.

Para cada niño, las agencias de protección realizan consultas para determinar la mejor solución para los intereses del menor. En muchos casos, esto supone reunificarlos con sus familias. En otras ocasiones los menores no pueden regresar inmediatamente a sus casas debido al trauma sufrido o a la inseguridad reinante en sus lugares de origen.

Los dos niños que viajaron con Anna fueron reunificados con sus familias. Ella, que ahora tiene 22 años y lleva un collar de plástico al cuello, espera su turno para regresar pronto. "Quiero volver a la escuela y acabar mis estudios" dice. Sobre el temido líder del LRA dice que "sus poderes no son como los de Dios. Un día sus poderes acabarán y será capturado", añade con esperanza.

*Nombre cambiado por motivos de protección.

Por Sara Lindvall, en Yambio, Sudán del Sur