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Intervención del Alto Comisionado en la VI Conferencia de Bruselas sobre Siria

Declaraciones y discursos

Intervención del Alto Comisionado en la VI Conferencia de Bruselas sobre Siria

10 May 2022

Muchas gracias, señor Comisario, por presentarme.

Compartiré algunos comentarios, y mi colega y amigo Achim Steiner, el Administrador del PNUD, complementará esta presentación principal conjunta antes de otras intervenciones.

Permítanme comenzar con una reflexión personal. He sido trabajador humanitario por casi cuarenta años. Además, he sido testigo del sufrimiento ajeno en numerosas crisis, en muchos países. Sin embargo, la crisis en Siria y el sufrimiento que enfrenta su población me afectan profundamente y de diferentes maneras.

Por un lado, me inspiran la resiliencia y la fortaleza de las familias sirias que he conocido; de las comunidades de acogida que les han dado cobijo, compartiendo sus casas, sus escuelas, sus hospitales; de las madres y los padres que se han sacrificado, que se han adaptado, que han aprendido nuevas habilidades, todo ello mientras mantienen – o intentan mantener – a sus hijas e hijos en las escuelas; de los propios niños, que no renuncian a sus sueños, incluso cuando su futuro está en el limbo y sus oportunidades se ven limitadas por fuerzas fuera de su control.

Agradezco sinceramente a la Unión Europea por convocar esta Conferencia. Es crucial, como mencionaron esta mañana Josep Borrell y muchos otros oradores, que no perdamos el enfoque en el pueblo sirio, incluso cuando Ucrania y otras crisis atraen tanta atención. Debe haber llamado la atención de muchos que estemos hablando de 57 millones de refugiados sirios: esta es exactamente la misma cifra actual de personas que han huido de Ucrania. Se trata de una coincidencia que da una idea de la magnitud de los retos a los que nos enfrentamos.

También me ha alentado la respuesta internacional. Estados que se preocupan por el futuro de Siria y la región han donado decenas de miles de millones de dólares, a través, entre otros, del Plan de Respuesta para Refugiados y Resiliencia (3RP), que combina programas humanitarios y de desarrollo con liderazgo nacional y ha canalizado más de 20.000 millones de dólares a la región desde 2016.

Por otro lado, no puedo ocultar que el panorama es preocupante. Estoy consternado porque ahora hemos entrado en el doceavo año de esta crisis, y porque la situación de los sirios ha empeorado, no mejorado, en muchos sentidos.

Cada año, las familias sirias ven cómo sus bienes son mermados aún más. La gran mayoría de los refugiados sirios sobreviven por debajo del umbral de pobreza y se ven orillados a endeudarse cada vez más, con menor capacidad para hacer frente a la situación. Aunado a ello, al tener menos control sobre sus vidas, están más expuestos a riesgos de explotación y abuso.

El impacto de la crisis de Ucrania en la seguridad alimentaria y en la economía mundial ya está agravando esta situación.

Vemos un aumento en los problemas de salud mental y los suicidios. Niñas y niños que abandonan la escuela. Hijas que se casan demasiado pronto, sus sueños hechos añicos y sus comunidades así privadas de futuros médicos, ingenieros o maestros.

Pero no son solamente las personas refugiadas quienes están luchando. Como lo destacará Achim, no cabe duda de que, durante esta crisis, hay más miembros de la comunidad de acogida necesitados que en cualquier otro momento. Es fundamental que los donantes también los ayuden, y de manera urgente. Estoy particularmente preocupado por la situación en el Líbano, así que exhorto a que haya mayor compromiso y apoyo al pueblo libanés en particular.

En los cinco países del 3RP, más de 20 millones de personas, incluidos más de 7 millones de refugiados (sirios y de otras nacionalidades), solicitantes de asilo y apátridas, así como casi 13 millones de miembros de la comunidad de acogida afectados, necesitan algún tipo de apoyo humanitario o de resiliencia a largo plazo. Este es el mayor número de personas necesitadas desde que comenzó esta crisis.

Debemos hacer una pausa y pensar en las ramificaciones si la situación continúa por el derrotero actual.

Entonces, ¿qué se puede hacer específicamente?

Primero, necesitamos un compromiso renovado y más sólido para satisfacer las necesidades urgentes de los refugiados sirios y de sus comunidades de acogida para evitar un mayor deterioro de las condiciones de vida. Esto incluye financiar los llamamientos para el interior de Siria y para la región.

El 3RP del año pasado fue el primero en muchos años en el que el financiamiento cayó por debajo del 50 por ciento. Los indicios de este año son quizás similares. Si bien el mecanismo 3RP no es el único canal de financiamiento, sigue siendo vital en términos de necesidades básicas: contar con alimentos en la mesa familiar, garantizar que puedan realizarse visitas médicas y que la niñez pueda ir a la escuela, al tiempo que aumenta la autosuficiencia de las personas refugiadas.

En segundo lugar, debemos reinventar nuestro apoyo a los países de acogida. Esto no consta únicamente de la financiación humanitaria anual en apoyo de los llamamientos, sino además de un compromiso claro de los donantes como socios a largo plazo de los países de acogida. Ayúdenlos a permanecer en una trayectoria de desarrollo positiva para sus países y ciudadanos, y asegúrense de que cuenten con recursos para que puedan continuar incluyendo a las personas refugiadas en sus servicios públicos, como lo seguimos presenciando en Turquía, Jordania y otros lugares.

Como me han escuchado decir muchas veces en los últimos años, el Banco Mundial, otras instituciones financieras internacionales y los donantes bilaterales han desempeñado un papel fundamental, por lo que estoy personalmente agradecido. Debemos sostener y expandir este movimiento en el futuro.

En tercer lugar, debemos volver a centrar la atención en lo que más quieren los refugiados sirios: el fin de su difícil situación de desplazamiento.

Encontrar soluciones en el contexto actual no es fácil, pero eso no puede ser excusa para la inacción. Debemos abordar los desafíos y superarlos.

Espero, por ejemplo, que los numerosos aumentos en los programas de reasentamiento anunciados en los últimos meses también se utilicen para los refugiados sirios que lo necesitan. Asimismo, las soluciones de terceros países a través de vías complementarias también pueden aportar una solución, tanto para las personas refugiadas como para sus nuevos países, los cuales pueden brindar oportunidades a trabajadores calificados, estudiantes, atletas o artistas.

Y no debemos olvidar el retorno seguro, digno y voluntario, que por supuesto es la solución preferida.

Muchos sirios, como casi todas las personas refugiadas del mundo, nos dicen que quieren volver a casa. Muchos de ellos, sin embargo, nos dicen que siguen preocupados por la inseguridad en su país de origen; por la conscripción; por las graves condiciones económicas, que se traducen en un alto desempleo y largas filas para el pan y el combustible; por la falta de escuelas y servicios; y por la ausencia de soluciones de alojamiento seguro.

Los estamos escuchando y también nos guían en nuestro trabajo al interior de Siria. Trabajamos con el gobierno sirio y destacamos lo que las personas refugiadas señalan como obstáculos para su regreso, alentamos la acción y, cuando sea relevante para nuestro mandato, brindamos asesoramiento y ayuda para eliminar dichos obstáculos.

Al mismo tiempo, alentamos al resto de la comunidad internacional a incrementar su apoyo humanitario dentro de Siria, para que ni la falta de escuelas o clínicas de salud ni la ausencia de viviendas dignas ni la dificultad de encontrar trabajo, impidan el retorno.

Si bien las personas refugiadas, por supuesto, tienen derecho a retornar a casa, también tienen derecho a no ser obligadas ni coaccionadas a hacerlo. Por lo tanto, los Estados deben continuar ofreciendo protección, mientras que la comunidad internacional intensifica su responsabilidad compartida con los países de acogida.

Finalmente, aunque estoy consciente de las profundas divisiones que actualmente afectan a la comunidad internacional como resultado de la guerra en Ucrania, espero que, en asuntos humanitarios, incluidos los complejos problemas relacionados con los refugiados sirios, podamos disminuir o dejar de lado los intereses políticos y, en cambio, nos centremos en lo que es mejor para las personas inocentes que se han visto atrapadas o afectadas por más de una década de conflicto y crisis.

Por las personas refugiadas, las personas desplazadas internas, las niñas y niños que ahora son adolescentes o adultos, recuerden que ellos no eligieron este conflicto. Estas personas no eligieron su difícil situación. Necesitan nuestra ayuda y nuestro apoyo, hoy más que nunca.

Gracias.