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Una pionera de Yemen apoya a personas refugiadas y yemeníes durante el conflicto

Historias

Una pionera de Yemen apoya a personas refugiadas y yemeníes durante el conflicto

A pesar de la guerra y las barreras culturales, Asia Al-Mashreqi dirige una de las mayores ONG de Yemen que ayuda a personas refugiadas y yemeníes a sobrevivir a la crisis humanitaria.
29 November 2023
Yemen. Una trabajadora humanitaria yemení gana el Premio Nansen de ACNUR para Medio Oriente y el Norte de África.

Asia Al-Mashreqi, ganadora regional 2023 para Medio Oriente y el Norte de África del Premio Nansen para los Refugiados de ACNUR, en su casa de Saná.

A lo largo de su vida, Asia Al-Mashreqi ha desafiado las adversidades para alcanzar sus sueños. Cada paso que ha dado para apoyar a la población yemení desplazada y a la refugiada ha contribuido también a redefinir el papel de la mujer en la sociedad yemení tradicional.

El primer reto al que se enfrentó Al-Mashreqi, hija de una familia pobre de ocho hermanos de Noqum, a las afueras de la capital yemení de Saná, fue continuar su educación más allá del noveno grado. “Toda mi familia creía que los niños tenían derecho a recibir educación y las niñas debían quedarse en casa”, explicó. “Querían casarme con uno de mis primos”.

Un vecino que vio potencial en la adolescente le habló de un instituto local que apoyaba la educación de las niñas. El apoyo material del instituto le aseguró la bendición de su familia y le enseñó a Al-Mashreqi una lección sobre la importancia de la independencia económica de las mujeres.

Terminó el bachillerato y fue contratada como maestra, mientras se convertía en la primera mujer de su familia en matricularse en la universidad. “Que yo fuera a la universidad allanó el camino para que muchas otras mujeres de mi familia y de mi barrio cursaran estudios superiores, incluidas mis hermanas, una de las cuales ha llegado a ser médica”.

Yemen. Una trabajadora humanitaria yemení gana el Premio Nansen de ACNUR para Medio Oriente y el Norte de África.

Asia Al-Mashreqi habla con jóvenes estudiantes en la escuela Safia de Saná, de la que fue nombrada directora en 2001.

Un nuevo enfoque

Llegó a ser directora de una escuela de chicas, pero fue su participación en una campaña para promover la salud sexual y reproductiva de la mujer en las escuelas lo que cambiaría el curso de su vida y de su carrera. La experiencia le enseñó otra lección importante: la necesidad de tener en cuenta las sensibilidades culturales de la sociedad yemení tradicional.

“Me pareció necesario adoptar un nuevo enfoque”, señaló. “La acción humanitaria nunca tendrá éxito si se origina desde fuera de la comunidad. El cambio social se origina dentro de la propia comunidad”.

Mientras su carrera progresaba hacia puestos en el Ministerio de Educación, Al-Mashreqi también trabajó con otros voluntarios en proyectos de desarrollo, centrándose en el bienestar de las personas refugiadas y en proporcionar educación para todos.

El punto de inflexión llegó poco después del inicio del conflicto en 2015, que acabaría forzando a 4,5 millones de yemeníes a huir de sus hogares y creando una de las peores emergencias humanitarias del mundo.

“Las personas ya se encontraban en una situación difícil antes de que estallara el conflicto”, recordó. “De repente lo perdimos todo, perdimos lo esencial para vivir. Durante ese tiempo, nos íbamos a dormir sin saber si nos despertaríamos vivos o no”.

Junto con otras cuatro mujeres que eran sus colegas y estudiantes, Al-Mashreqi cofundó la Fundación para el Desarrollo Sostenible (SDF, por sus siglas en inglés) en 2015. Sin otros activos financieros, las amigas vendieron sus joyas de oro para aportar el capital inicial de la fundación.

Ayudar a los refugiados y yemeníes afectados por el conflicto

Amal Qaid, amiga y cofundadora de SDF, explicó que los antecedentes de Al-Mashreqi y su propia experiencia de haber vivido la guerra le hicieron comprender la necesidad de una organización de este tipo. “Asia ha vivido los problemas de todos los yemeníes”, afirmó. “No viene de un entorno rico, se crió luchando, así que siente las necesidades de las personas”.

El primer proyecto de la fundación consistió en ayudar a personas desplazadas internas (PDI) de Haradh, al noroeste del país, quienes habían huido al puerto de Al Hudaydah, en el Mar Rojo. Desde entonces, ha ayudado a casi 2 millones de refugiados y yemeníes vulnerables del norte y del sur del país con programas de salud, educación, seguridad alimentaria, vivienda y medios de vida, como la creación de 6.000 pequeñas empresas, el apoyo a 50 centros de salud, la pavimentación de 200 kilómetros de carreteras y la reparación de 100 pozos y canales de riego.

Yemen. Una trabajadora humanitaria yemení gana el Premio Nansen de ACNUR para Medio Oriente y el Norte de África.

Asia Al-Mashreqi habla con niños desplazados durante una visita al centro de acogida de desplazados de Daif, en Dhamar, Yemen.

En 2015, la fundación también creó el Centro Familiar de Saná, el primer espacio adaptado para la niñez refugiada y solicitante de asilo abierto también a la comunidad que los acoge. Ha ayudado a casi 12.000 niñas y niños refugiados, muchos de ellos no acompañados.

“Les hemos asistido para que salgan del Centro Familiar capacitados y preparados para afrontar los retos de la vida”, señaló Al-Mashreqi, añadiendo que su lema es la educación y la capacitación económica de quienes están en necesidad.

Por su dedicación en ayudar a los refugiados y a sus compatriotas yemeníes, Asia Al-Mashreqi ha sido seleccionada como ganadora regional para Medio Oriente y el Norte de África del Premio Nansen para Refugiados de ACNUR 2023.

Allanar el camino para un futuro mejor

Como mujer al frente de una de las mayores ONG del país, Al-Mashreqi ha tenido que hacer frente a las recientes restricciones impuestas a la circulación de las trabajadoras humanitarias yemeníes en el norte del país. El equilibrio de género en la plantilla de SDF ha contribuido a garantizar que la asistencia vital siga llegando a mujeres y niñas entre los refugiados, solicitantes de asilo, desplazados y yemeníes vulnerables a quienes atiende la fundación.

“Este premio a Asia Al-Mashreqi es una inspiración para toda la comunidad humanitaria de Yemen y un recordatorio del valor de invertir en agentes locales”, declaró Maya Ameratunga, Representante de ACNUR en Yemen. “Ella y su equipo son un valioso recordatorio de que necesitamos equilibrio de género, diversidad e inclusividad entre los trabajadores humanitarios para poder llegar a todos los segmentos de las comunidades a las que servimos, de formas culturalmente apropiadas”.

“Somos un equipo de mujeres que creemos que nuestras tradiciones, valores y cultura no son obstáculos, sino herramientas que requieren más apoyo y sensibilización”, explicó Al-Mashreqi sobre su enfoque. “La sociedad yemení necesita modelos de conducta para que las personas digan: 'Háganlo como esa mujer'”.

“Al mismo tiempo, nos hemos enfocado en cambiar la percepción que la sociedad tiene de las personas refugiadas”, añadió. “Un humano es un humano, y nos comprometemos a brindar servicios sin ningún tipo de discriminación”.

A pesar de los enormes retos que ella y sus colegas intentan abordar, Al-Mashreqi está firmemente convencida de que el trabajo que están haciendo – especialmente cuando se trata de educar a los líderes del mañana – allanará el camino hacia un futuro mejor.

“Por supuesto que tengo esperanza en Yemen”, comentó. “Sin ella no habría recibido este premio. Creo que la situación en Yemen cambiará para bien, y este cambio será impulsado por la juventud”.

“La sociedad yemení necesita modelos de conducta para que las personas digan: 'Háganlo como esa mujer'”.

Asia Al-Mashreqi