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Cultivando juntos para superar el miedo y la desconfianza en el estado de Rakhine, Myanmar

Historias

Cultivando juntos para superar el miedo y la desconfianza en el estado de Rakhine, Myanmar

Los aldeanos de diferentes comunidades en el norteño estado de Rakhine se hacen amigos del arroz en cooperativas agrícolas mixtas apoyadas por el ACNUR.
29 December 2014
Miembros de una cooperativa agrícola mixta trabajan juntos en los campos. La iniciativa ayuda a superar los miedos y los recelos, a la vez que se logran mayores cosechas.

MAUNGDAW, Myanmar, 29 de diciembre (ACNUR) – Durante 18 meses vivieron los unos al lado de los otros, sin mirarse, ni hablarse. Tras la violencia entre comunidades que estalló en el año 2012 en el estado de Rakhine, Myanmar, los vecinos musulmanes y budistas de esta localidad mixta situada en el norte del estado de Rakhine quedaron divididos por el miedo y la desconfianza, si bien ellos no se vieron afectados de forma directa por los disturbios.

Sin embargo, no podían cerrar los ojos a las realidades que sus antecesores habían aceptado. "Los habitantes de este pueblo dependemos los unos de los otros", señaló Khine Myat San*, una mujer de etnia rakhine de la localidad. "Las mujeres de etnia rakhine solían vender verduras en la aldea musulmana, y los hombres musulmanes normalmente eran empleados como mano de obra por parte de familias de etnia rakhine".

En el segundo estado más pobre del país, el cultivo de arroz es una de las principales fuentes de ingresos y las dos comunidades solían colaborar con fines agrícolas y comerciales. Afortunadamente, sus líderes entendieron la importancia de mantener y restituir los lazos tradicionales y, de forma progresiva, han restablecido el diálogo en algunos lugares.

Como miembro de un "comité agrícola" mixto, Khine Myat San habla con orgullo de los esfuerzos realizados por promover un clima armonioso y por impulsar las oportunidades económicas en su localidad. En 2014, su comité recibió maquinaria agrícola de manos de ACNUR – una medida que forma parte de una iniciativa para alentar la reconciliación y la coexistencia, tras los estallidos de violencia que desplazaron a más de 140.000 personas.

ACNUR ha conversado con un gran número de líderes de comunidades sobre actividades productivas y de subsistencia que podrían conducir a una mayor interacción en su zona. A principios de 2014, se convocó una reunión para que todos los representantes de las comunidades pudieran establecer las bases de su cooperación. Era la primera vez, en año y medio, que los musulmanes podían entrar a la aldea rakhine.

Los miembros del comité lo recuerdan como un momento de alegría. "Al principio todos teníamos miedo de que algo pudiera ir mal, pero cuando nos vimos los unos a los otros, nos relajamos y el encuentro salió bien", explicó Osman Johar*, miembro del comité.

Recientemente, los miembros del comité agrícola se reunieron en el hogar del administrador de la localidad para abordar y resaltar los beneficios de su interacción y para valorar y agradecer la ayuda de ACNUR en este proceso. Al preguntarles cuán a menudo se celebraban reuniones, se miraron los unos a los otros y empezaron a reír a carcajadas: "Nos vemos cada día, no hace falta que convoquemos una reunión para vernos".

Un total de seis pueblos se han visto beneficiados por esta iniciativa de ACNUR que da apoyo a sus actividades agrícolas y contribuye en la mejora de sus ingresos. Desde inicios de 2014, ACNUR ha ayudado a más de 800 agricultores, con el suministro de 18 pequeños tractores, seis molinos de arroz, seis cosechadoras, doce bombas de agua y 45 toneladas de fertilizante. Como muestra de su compromiso, los miembros del comité también han aportado igual cantidad de abono.

En lugares en los que antes los aldeanos recurrían a la mano de obra y al ganado para arar sus tierras, se espera que la introducción de la tecnología agrícola aumente la producción de arroz, a la vez que sirva de recordatorio a los campesinos sobre cómo solían trabajar juntos.

El proyecto se dirige principalmente a las comunidades que hacen frente a problemas de riego y de recursos limitados, cuando tratan de cultivar cosechas de invierno durante la estación seca. Equipamientos como las bombas de agua reducen los costes de cultivo y mejoran el riego.

Siguiendo este ejemplo de cooperación positiva entre dos comunidades, las autoridades locales han aprobado otros 10 proyectos y este mes de enero se entregará la maquinaria a los miembros del comité.

Si bien todavía queda mucho por hacer en el camino de la promoción de la reconciliación entre comunidades, existen esperanzas de que proyectos como este sirvan para sembrar las semillas para el diálogo. Como Khine Myat San aseguró, "Tenemos que estar juntos. Si seguimos nuestras vidas por separado, correremos el riesgo de nuevos malentendidos y la violencia podría volver a estallar".

* Se han modificado los nombres por razones de protección.

Gracias a la Voluntaria en Línea Meritxell Díaz Santos por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.