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Se necesita urgentemente asistencia para los refugiados etíopes que llegan a Sudán

Historias

Se necesita urgentemente asistencia para los refugiados etíopes que llegan a Sudán

Más de 27.000 etíopes han huido de los combates actualmente en curso en la región de Tigray para ponerse a salvo en Sudán. Comida, albergue y medicamentos son sus necesidades más urgentes.
17 November 2020
Miles de personas están huyendo de la región etíope de Tigray a Sudán. En apenas siete días, 25.000 refugiados cruzaron la frontera y su número sigue aumentando. Llegan extenuados, hambrientos y asustados. Cada vez más personas están huyendo, mientras los combates continúan.

Cuando empezaron los disparos, Gannite trató de entender que estaba pasando en su pueblo en el norte de Etiopía.


“No sabíamos lo que estaba pasando cuando oímos los disparos”, recuerda. “Mucha gente fue asesinada – pudimos ver 10, 20 cuerpos tirados en el suelo. Fue entonces cuando decidimos huir”.

Sin tiempo para hacer la maleta, emprendió un agotador viaje de tres días hacia el vecino Sudán en una búsqueda desesperada por la seguridad.

“Caminé tanto que me sangraban los pies”, añadió, días después de llegar a la ciudad fronteriza sudanesa de Hamdayet. “Agradezco a Dios que estemos a salvo aquí y que tengamos algo para comer”.

La violencia en la región de Tigray, en el norte de Etiopía, ha hecho que más de 27.000 etíopes como Gannite huyeran al vecino Sudán la semana pasada. Más de la mitad de ellos son mujeres, niñas y niños. Muchos se fueron con algunas pertenencias y llegaron exhaustos, tras caminar largas distancias en un terreno accidentado.

“Mucha gente fue asesinada – pudimos ver 10, 20 cuerpos tirados en el suelo”.

“Vine aquí con mis hijos hace cinco días. Aún no he visto a mi marido”, dice Abeet, que huyó con sus hijos en un carro a un pueblo cercano. “Viajamos durante tres días antes de alcanzar la seguridad”, explicó.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, expresa profunda preocupación por la creciente crisis humanitaria en la región, desencadenada por los combates actualmente en curso entre el Gobierno federal etíope y las fuerzas de Tigray, que iniciaron a principios de noviembre.

El Gobierno etíope ha anunciado un estado de emergencia de seis meses en Tigray, donde la falta de electricidad, telecomunicaciones y acceso a combustible y dinero en efectivo siguen obstaculizando gravemente cualquier respuesta humanitaria.

La mayoría de los que huyen a Sudán han cruzado por el puesto fronterizo de Hamdayet, en el estado de Kassala, y otros en Lugdi, en el estado de Gedaref. La zona fronteriza es aislada, ya que queda al menos a seis horas en carro de la ciudad más cercana, lo que dificulta la entrega rápida de alimentos y suministros.

ACNUR trabaja con agencias y entidades socias, entre ellos el Comisionado para los Refugiados de Sudán, PMA, UNICEF, Muslim Aid y la Sociedad de la Media Luna Roja de Sudán, para proporcionar albergue temporal, alimentos, agua potable y exámenes médicos a los recién llegados. También se están distribuyendo suministros de asistencia humanitaria, entre ellos cobijas, colchonetas para dormir y lonas de plástico.

Se han iniciado campañas de información sobre la prevención de la COVID-19 y se han enviado desde la capital, Jartum, jabón y 50.000 mascarillas para su distribución en los puntos de entrada de Kassala y Gedaref. Pero el gran número de recién llegados está obstaculizando los esfuerzos de asistencia.

La capacidad del centro de tránsito de Hamdayet, de sólo 300 personas, está absolutamente desbordada, ya que más de 12.000 personas se están refugiando allí, actualmente. Los servicios higiénicos son insuficientes, lo cual aumenta las preocupaciones por las condiciones de saneamiento.

Las comunidades locales de acogida también están bajo presión.

“Esta situación es realmente desafiante porque tenemos recursos muy limitados. Estamos luchando por responder a las necesidades de todos”, explicó Salah Al Dine Ramadn, un líder comunitario sudanés de Hamdayet.

Ramadn está preocupado por el creciente número de personas que llegan a Kassala, y señala que hay muy pocos alojamientos, no hay electricidad y los servicios sanitarios son limitados.

“Estamos pidiendo al gobierno local y a las agencias de asistencia que vengan a ayudarnos, porque se estima que las cifras aumenten”, señaló.

ACNUR prevé que la afluencia siga creciendo y está trabajando en un plan de contingencia para 50.000 personas.

Desde el sábado, 2.500 personas han sido reubicadas en el asentamiento de Um Raquba, a unos 80 kilómetros de la frontera, y existe una necesidad urgente de identificar más sitios.

Mientras tanto, Azeeb espera reunirse con su marido y reza para que la violencia termine.

“El mundo entero está viendo cómo sufrimos. No es justo matar a la gente de esta manera”.

“El mundo entero está viendo cómo sufrimos. No es justo matar a la gente de esta manera”, dijo. “Estamos rezando a Dios para restaurar la cordura en nuestro país”.

Al otro lado de la frontera, en el norte de Etiopía, los informes indican que el número de civiles desplazados por el conflicto aumenta día a día.

Sin embargo, la falta de acceso, junto con la imposibilidad de trasladar los suministros a la región, sigue siendo un impedimento importante para las organizaciones de asistencia que tratan de llegar a las personas con necesidades urgentes. ACNUR y sus socios están preparados para prestar asistencia a las personas desplazadas en Tigray, incluyendo artículos de primera necesidad, cuando se restablezca el acceso y las condiciones de seguridad lo permitan.

El conflicto representa también un grave motivo de preocupación para la población de refugiados eritreos de casi 96.000 personas en Tigray, la mayoría de los cuales viven en campamentos y dependen de la asistencia humanitaria que ya ha sido interrumpida.

Uno de los campamentos, Shimelba, se encuentra en las proximidades de la zona del conflicto, por lo tanto, ACNUR y sus socios no pueden acceder al campamento por motivos de seguridad. La posibilidad de que se produzcan nuevos desplazamientos dentro del país es cada vez más real.

Aunque todavía no se han producido desplazamientos importantes desde los campamentos de refugiados, se ha informado de movimientos de refugiados hacia el oeste desde Shimelba hasta el campamento de Hitsats. Sin embargo, la capacidad de monitoreo o prestación de servicios se verá afectada si las condiciones de acceso y seguridad no mejorarán.