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En Cuba, refugiados estudiantes de medicina ayudan en la batalla contra el coronavirus

Historias

En Cuba, refugiados estudiantes de medicina ayudan en la batalla contra el coronavirus

Tres jóvenes de Sahara Occidental están entre decenas de estudiantes de medicina que van de puerta en puerta para concientizar al público cubano sobre medidas de prevención del contagio.
21 May 2020
Suado asistiendo a clases en la Universidad de Las Tunas, Cuba.

Al salir de casa, tres jóvenes se acomodan sus mascarillas por encima de los velos con los que, por costumbre islámica, se tapan el pelo, antes de pasar el día desafiando el calor tropical de la isla caribeña.

A pesar de que todavía no se han graduado como médicas, Suadu Zein Beljeir, Umajutha Jatri Sidahmed y Maglaha Jatri Aduh – las tres refugiadas oriundas de Sahara Occidental que han recibido becas para estudiar medicina en Cuba – ya están participando en la campaña para limitar la propagación del coronavirus en la isla caribeña.

“Es una manera de dar las gracias al país”.

Frente a la expansión del virus, el Gobierno cubano ha hecho un llamado a estudiantes de medicina, entre ellos a refugiados, para que apoyen las medidas de respuesta y prevención. Bajo la guía de sus profesores, Suadu, Umajutha y Maglaha van casa por casa indagando por el estado de salud de los residentes y dando consejos sobre la higiene y el aislamiento social – dos de las medidas fundamentales para evitar el contagio, según la Organización Mundial de la Salud.

“Este es un trabajo muy importante”, dijo Suadu, de 23 años, que estudia en la ciudad de Las Tunas, en el oriente de la isla. “En nuestros estudios de medicina hemos aprendido que es mejor prevenir que curar, por eso las medidas de higiene y control son esenciales en estos momentos”.

Al igual que otros cientos de estudiantes de Medicina y Estomatología cubanos y de otros países, las tres refugiadas se ofrecieron como voluntarias para realizar esta labor de prevención – que ven también como una manera de retribuir al pueblo cubano.

Umajutha y Maglaha durante una visita domiciliar en Pinar del Río, Cuba.

“Es una manera de dar las gracias a la gente de la ciudad y al país que nos han dado la oportunidad de estudiar para ser médicas”, dice Umajutha, de 22 años, quien, junto con Maglaha, estudia en la ciudad de Pinar del Río y también dice que espera algún día poder poner su conocimiento al servicio del pueblo de Sahara Occidental.

Las tres jóvenes nacieron en los campamentos de refugiados saharauis en Argelia. Hacen parte de las generaciones que nacen en estos campamentos, que funcionan con el apoyo de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y acogen a alrededor de 100.000 personas.

“Los valores de solidaridad y humanismo son esenciales para el ejercicio de nuestra futura profesión”.

Las tres son beneficiarias de un programa de becas del Gobierno cubano que permite que jóvenes de diversos países estudien medicina en Cuba. Tras una formación de seis años, Umajutha y Maglaha se graduarán en 2022, y Suadu, en 2023.

Para mientras, las tres jóvenes refugiadas siguen sus labores de prevención y de pesquisa, en busca de personas que puedan presentar síntomas del COVID-19 o algún riesgo epidemiológico.

“En nuestros estudios de Medicina hemos aprendido no solo ciencia, sino también que los valores de solidaridad y humanismo son esenciales para el ejercicio de nuestra futura profesión”, dice Maglaha. Para ellas, estos valores son las armas más importantes para combatir la COVID-19 en el mundo.