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Refugiados y migrantes que viven en Brasilia aprenden portugués en cursos gratuitos

Historias

Refugiados y migrantes que viven en Brasilia aprenden portugués en cursos gratuitos

Los cursos gratuitos de portugués para refugiados y solicitantes de asilo facilitan el proceso de integración en Brasil y constituyen una oportunidad de socialización.
4 October 2013

BRASILIA, 04 Octubre 2013 (ACNUR) – En un salón de clases de la Universidad de Brasilia (UnB), alumnos de diferentes partes del mundo son invitados a escribir, en portugués, los sueños que nacieron con su llegada a Brasil. Sobre el papel, muchas frases mezclan palabras en francés, inglés o árabe, pero todas revelan el mismo deseo de integración y acceso a oportunidades de trabajo y educación en el país de acogida donde buscan reconstruir sus vidas, lejos de los conflictos y las persecuciones.

El curso de portugués creado para solicitantes de asilo y refugiados es ofrecido gratuitamente a esta población que vive en Brasilia gracias a una iniciativa del Núcleo de Enseñanza e Investigación en Portugués para Extranjeros (NEPPE), en colaboración con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y su socio en el Distrito Federal, el Instituto de Migraciones y Derechos Humanos (IMDH) – responsable por la orientación de los extranjeros en el distrito y por remitir a los interesados al curso.

El grupo que estudia en la UnB reúne 15 alumnos de nacionalidades como Gana, Burkina Faso, Bangladesh, República Democrática del Congo, Irak o Haití. La mayoría llegan en autobús de las ciudades administrativas alrededor de Brasilia, dispuestos a frecuentar el curso intensivo de dos horas diarias, de lunes a jueves, hasta finales del mes de octubre. La metodología prioriza la comunicación oral y las necesidades prácticas de los alumnos.

"El formato es innovador, porque vamos trabajando cuestiones específicas para la inserción de ellos en el mercado del trabajo, como nociones de derechos básicos, documentación, rellenar formularios y simulación de entrevistas de trabajo", explica Lúcia Maria Barbosa, directora de NEPPE.

Rosita Milesi, directora del IMDH, destaca que el aprendizaje del idioma es un paso fundamental para la protección de los derechos de los refugiados. Sin embargo, también se esperan otros logros en el transcurso del curso. "Los alumnos también tienen la oportunidad de relacionarse con otros colegas, de diferentes nacionalidades, y esto los anima a superar las dificultades de la emigración y la integración en el país", cuenta.

Esas son algunas de las expectativas de Adeben*, de 29 años, refugiado de Gana, en África Occidental. En Brasil desde hace seis meses, él ya tiene fluidez en varios idiomas – como inglés, francés y hebraico, además de los diferentes dialectos de Gana. "Ninguna lengua es difícil. Creo que puedo hablar bien si estudio. Yo terminé la educación media en mi país, y aquí quiero estudiar Derecho. Brasil es un buen lugar para construir una vida propia", dice.

Los dos alumnos iraquís del curso también demuestran optimismo con el futuro y determinación para vencer las diferencias culturales que encuentran en Brasil. Ayman*, de 24 años, llegó hace dos años y habla portugués con una facilidad admirable. Pero no está satisfecho: quiero estudiar reglas y gramática para, en breve, conseguir aprobación en un concurso público. Ya su amigo Abdullah*, de 27 años, que se atreve con las primeras palabras en lengua portuguesa, hace planes para trabajar como diseñador gráfico y seguir la carrera de pintor de cuadros. "Me gustó mucho la clase, porque vi que aquí las personas se interesan por nuestras vidas", afirma. Él lleva cuatro meses en el país.

Otros cursos

Otras dos iniciativas semejantes a la que desenvuelve UnB están en marcha en el Distrito. Las clases son ofrecidas por el IMDH con el apoyo de profesores voluntarios.

En Varjão, una comunidad próxima al Plano Piloto de Brasilia, cerca de 20 alumnos se organizan en dos turnos y estudian portugués en una sala cedida por la Casa San José, de la Parroquia de Nuestra Señora del Lago. En Samambaia Norte, los resultados fueron todavía mejores: 50 jóvenes se inscribieron y fueron divididos en tres turnos, de acuerdo con el nivel de conocimiento del idioma.

Después de acompañar las clases en Samambaia, en la Escuela Classe 431, la asistente de protección de ACNUR, Raquel Trabazo felicitó a la iniciativa. "Las profesoras voluntarias muestran mucha motivación y usan recursos dinámicos y lúdicos, como la música o el baile. Ese es un momento de aprendizaje y también de confraternización para los refugiados, después de una largar jornada de trabajo muchas veces en condiciones precarias", dice.

*Nombres cambiados por cuestiones de seguridad

Por Júlia Tavares, de Brasilia

Gracias a la Voluntaria En Línea María José Aguilar Mateos por el apoyo ofrecido con la traducción del portugués de este texto.