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A pesar de la guerra en su país, más refugiados sirios retornan desde Irak

Historias

A pesar de la guerra en su país, más refugiados sirios retornan desde Irak

A pesar de los evidentes riesgos, hasta 25.000 refugiados sirios abandonaron la región del Kurdistán de Irak durante el año pasado.
8 February 2016
Refugiados sirios en la región del Kurdistán de Irak cargan su equipaje en una barca en el río Tigris para retornar a su casa en un país destruido por la guerra.

PESHKHABOUR, Irak, 8 de febrero de 2016 (ACNUR) – Bajo un frío sol de invierno, Nazo Osi Ali, de 65 años, y sus dos hijas sacan sus abultadas maletas del fondo de un vagón de tren azul en la ciudad de Peshkhabour, en el noroeste de Irak, situada junto al río Tigris, que ejerce de frontera natural con Siria.

Hace diez meses, Nazo huyó a Irak escapando de los enfrentamientos en Siria, pero ahora necesita regresar a su hogar en un país devastado por la guerra por razones médicas. "Tengo hipertensión y problemas dentales, y quiero ver a mis propios médico y dentista", dice. "Conseguir tratamiento en Irak es demasiado caro".

Ella se encuentra entre el cada vez más numeroso grupo de refugiados sirios que ya no soportan un exilio tan prolongado y han tomado la peligrosa decisión de retornar a Siria, donde cinco años de conflicto han dejado un saldo de más de un cuarto de millón de muertos.

Nazo y sus hijas han estado viviendo con su hijo, que trabaja como jornalero en Erbil, en la región del Kurdistán de Irak. En Erbil, el coste de la vida es elevado, especialmente para los refugiadosque viven en las áreas urbanas. Nazo cuenta que en Erbil, los tratamientos que ella necesita le hubieran costado 2.000 dólares, en comparación con los 400 dólares que pagará a su dentista en Amouda, su ciudad natal.

El yerno de Nazo, que vive en Duhok y también es un refugiado, acercó en coche a las mujeres hasta la frontera para ayudarlas a cargar sus pertenencias en el barco que les llevaría de vuelta a Siria atravesando el Tigris. Su yerno no está contento con la decisión de Nazo de regresar a su hogar. "Estamos preocupados por su seguridad", dice. "A pesar de que sus hijas viajan con ella, no queda nadie en casa para cuidar de ellas. Pero no nos hace caso", añade.

La decisión de volver a Siria tiene un precio. Nazo y sus hijas estaban obligadas a reunirse con el personal de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, para cumplimentar los formularios de salida y de devolución del permiso de residencia, así como de otros documentos de registro antes de que pudieran salir. Al hacerlo, han renunciado a su documentación de solicitantes de asilo en Irak y puede que se encuentren con dificultades para ser readmitidas si alguna vez necesitan regresar.

A pesar de los evidentes riesgos, hasta 25.000 refugiados sirios abandonaron la región del Kurdistán de Irak durante el año pasado. La mayoría retornaron a casa o, desde ahí, continuaron su viaje hacia Europa en busca de una vida mejor – señalando muchos de ellos como motivo las dificultades en el exilio.

"En diciembre de 2015, el 86 por ciento de los refugiados que regresaron a Siria fueron aquellos que estaban viviendo fuera de los campos, en zonas urbanas. El precio del alquiler es alto, es difícil encontrar trabajo y las personas se están quedando sin dinero", contaba Mustafa El Hegagi, responsable de repatriación de ACNUR que trabaja en la frontera de Irak.

Desde Naciones Unidas se estima que muchos más refugiados sirios abandonarán Irak para regresar a Siria, o a otros países, a lo largo del 2016. Pero, debido a la crítica situación de seguridad al otro lado de la frontera, ACNUR mantiene una política de no-retorno a Siria.

"Reconocemos que los refugiados pueden estar abandonando Irak debido a la falta de asistencia", dice la responsable de protección de ACNUR Ana Scatonne Ferreira. "ACNUR, los donantes y la comunidad humanitaria están trabajando duro para superar los déficit de financiación, pero el deterioro de la situación económica en la región del Kurdistán en Irak ha constituido un importante factor para el retorno de refugiados sirios. En vista de esta situación, es nuestro deber asegurarnos de que los refugiados regresan de manera voluntaria y que están bien informados y sean conocedores de los riesgos y consecuencias".

Nazo no está segura de cómo de segura va a estar, pero está contenta de hacer el viaje de vuelta a Amouda. Con una gran sonrisa dice: "Estoy deseándolo. No hay nada más valioso que tu propio hogar".

Por Catherine Robinson en Peshkabour, en Irak