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ACNUR expresa su preocupación por la inseguridad en Burkina Faso

Historias

ACNUR expresa su preocupación por la inseguridad en Burkina Faso

Los ataques de los grupos armados han obligado a los refugiados malienses a abandonar el campamento y regresar a su hogar, mientras el coronavirus agrega un nuevo elemento de inseguridad a la crisis en la región del Sahel.
3 Abril 2020 Disponible también en:
Refugiadas malienses en un punto de distribución de ayuda en el campamento de Goudoubo, en Burkina Faso, el 3 de febrero de 2020.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, expresó hoy su preocupación por la creciente inseguridad en Burkina Faso, donde cientos de miles de personas ya han tenido que huir de sus hogares y ahora se enfrentan a la incertidumbre del COVID-19.

El portavoz del ACNUR, Babar Baloch, dijo a los periodistas que los ataques de grupos armados han afectado a cerca de 25.000 personas refugiadas de Malí que se encontraban en campamentos remotos cercanos a la frontera entre Burkina Faso y Malí.

“La mayoría de estas personas refugiadas han decidido regresar a sus hogares en Malí, a pesar de que sigue siendo inseguro. Ellos lo consideran como el menor de los males", dijo Baloch en una rueda de prensa en Ginebra a través de un enlace en línea.

“La llegada del brote de COVID-19 al país ha añadido un nuevo elemento de inseguridad a esta crisis”, agregó.

Baloch recordó que en un momento en que la violencia se sigue extendiendo por la región del Sahel, Burkina Faso es el escenario de un desplazamiento masivo de más de 838.000 personas desde enero de 2019, una cifra que se incrementa día a día.

"El reloj está corriendo."

Xavier Creach, coordinador del ACNUR para la región del Sahel, advirtió que la situación en Burkina Faso se estaba volviendo insostenible rápidamente con crisis de múltiples dimensiones que arriesga con convertirse en una catástrofe humanitaria.

“Las comunidades locales han demostrado una generosidad notable pero ya no pueden hacer frente. Las capacidades nacionales están sobre cargadas. La próxima temporada de escasez, junto con el conflicto armado y el COVID-19, generará situaciones dramáticas y el desplazamiento de las poblaciones. El tiempo corre, nos queda poco tiempo”, dijo.

Las 13 regiones de Burkina Faso se han sumido ya en la inseguridad. La semana pasada, al menos 32 personas fueron asesinadas y otras muchas heridas en una cadena de ataques.

ACNUR dijo en un comunicado que después los atentados y los ultimátums de los grupos armados, el campamento de refugiados de Goudoubo, que recientemente acogía a 9.000 personas refugiadas, se encuentra actualmente vacío y efectivamente cerrado.

Tras el cierre del colegio, el centro de salud e incluso el puesto de seguridad del campamento, cerca de la mitad de los residentes, que han llegado a las regiones de Gao, Mopti y Tombuctú, en Malí, citaron la inseguridad y los ataques armados como los motivos de su huida.

"La mayoría sintió que su única opción era regresar a Malí", agregó Baloch.

Muchos de los que viven en el campamento de Goudoubou dijeron que se fueron después de recibir advertencias de más ataques de parte de los grupos armados.

"Ni siquiera tuve tiempo de recoger mis documentos ni el dinero para el transporte que ACNUR estaba proporcionando a quienes decidieron regresar", dijo una mujer refugiada al personal del ACNUR a su llegada a Gao.

Cientos de miles de personas en Burkina Faso se están viendo obligadas a huir de sus casas debido al accionar de grupos armados. Es una crisis humanitaria de grandes proporciones, que sobre pasa la capacidad de respuesta de uno de los países más pobres del mundo.

"Hay quienes lograron regresar en camiones o en el autobús, mientras que otros, incluidos mi familia y yo, tuvimos que viajar sobre un camello", dijo un jefe de familia que, como otros, pastoreó su ganado a lo largo de la caminata de una semana. Pero a dónde van ahora es un nuevo problema.

Isaac Tiantse Takamgno, jefe de la suboficina del ACNUR en Gao, en el norte de Malí, estaba en conversaciones con el gobierno para garantizar la seguridad en las áreas de las que habían huido originalmente.

“Esto no tiene precedentes. Nuestra prioridad es acompañar a los retornados donde sea que decidan regresar y donde se sientan seguros, aunque algunos retornados parecían dudar con respecto a regresar a sus áreas de origen, de donde huyeron inicialmente para ir a Burkina Faso”, explicó.

Los restantes refugiados malienses se han mudado a lugares dentro de Burkina Faso. Unos 2.500 se han unido a muchos burkineses desplazados en la ciudad de Dori, donde las personas se enfrentan a condiciones extremas, que necesitan desesperadamente alojamiento, agua y servicios de salud. Los ataques alrededor del campamento también obligaron a los habitantes de la aldea de Goudoubo a huir.

La violencia también obligó a ACNUR a reubicar a su personal fuera del campamento de refugiados de Mentao, situado cerca de la localidad de Djibo, en noviembre de 2019. Desde entonces, el acceso más de 6.000 personas refugiadas ha sido esporádico, mientras las condiciones de vida han seguido empeorando.

Sin embargo, la volatilidad de la situación de seguridad en Malí impide a muchas personas retornar a sus lugares de origen. La inseguridad persiste y las autoridades han decretado un toque de queda como parte de su respuesta ante la situación del COVID-19. Para los grupos más vulnerables, esta medida ha incrementado sus preocupaciones en materia de seguridad y salud.

ACNUR está trabajando con las autoridades y con sus socios en el terreno para asistir a los refugiados retornados con alojamiento, artículos de primera necesidad y ayuda económica en efectivo para ayudarles con sus necesidades iniciales. ACNUR también está ofreciendo a las autoridades los materiales sanitarios y de higiene necesarios como parte de la respuesta ante la pandemia del COVID-19.