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ACNUR trabaja para reducir las peligrosas búsquedas de leña en Dadaab

Historias

ACNUR trabaja para reducir las peligrosas búsquedas de leña en Dadaab

ACNUR está utilizando nuevas tecnologías para reducir la necesidad de leña y mejorar la vida en campamentos de refugiados como Dadaab en Kenia.
15 Julio 2014 Disponible también en:
Abudullahi Adbi pasa las tardes en busca de leña después de que su tía muriese huyendo de un agresor: ACNUR quiere reducir la necesidad de reunir madera.

DADAAB, Kenia, 15 julio de 2014 (ACNUR) – Hace dos años Amina Noor estaba buscando leña en las afueras del campo de Dadaab con algunos familiares cuando apareció un hombre armado gritando que le estaban robando sus árboles. La mujer, que estaba embaraza, se cayó mientras huía y murió, posiblemente a causa de un ataque al corazón.

Ahora, su sobrino de 18 años Abudullahi Abdi, pasa las tardes después del colegio empujando una carretilla por todo el territorio en busca de leña. A pesar del peligro – también fue atacado una tarde – Abudullahi es de los pocos hombres que continúan con una tarea que tradicionalmente corresponde a las mujeres.

"Antes solía pensar que este era un trabajo de mujeres. Pero ahora no importa. No quiero que ninguna más de mis parientes femeninas muera. Mi tía era una señora muy amable", dice Abudullahi.

La falta de una acceso seguro a la leña puede suponer una amenaza para la vida. Las mujeres que tienen que abandonar la seguridad de los campos para buscar leña – a menudo en zonas áridas carentes de la vegetación adecuada – no sólo se enfrentan a la amenaza de una violación, sino que además compiten con la población del lugar, que también necesita el recurso. Las horas de búsqueda de leña además impiden emplear el tiempo en algo mejor, como asistir al colegio.

Una encuesta de ACNUR entre 3.308 refugiados en Chad, Etiopía, Kenia y Uganda mostró que el 90% dependen de la leña para cocinar, y que el 30% entraron en conflicto con una comunidad local mientras recogían leña. Pero en Dadaab – el complejo de campamentos de refugiados más grande del mundo, con 400.000 residentes – una falta de fondos supuso que ACNUR proporcionase madera únicamente para dos meses durante el año pasado, a pesar de la disminución de arbustos y árboles en la zona.

No obstante las limitaciones, ACNUR está intentando mitigar este problema. El presupuesto energético de ACNUR ha aumentado de 35 a 70 millones de dólares en los últimos cuatro años. En 2012, la Campaña de ACNUR "Años luz por delante" recaudó más de 6 millones de dólares para distribuir tecnologías que ahorren energía como cocinas energéticamente eficientes, linternas solares y farolas solares.

Además, este año ACNUR ha lanzado su plan energético completo: "Estrategia global para un acceso seguro al combustible y a la energía". Pequeñas mejoras pueden transformar vidas.

Mariyan Mohamed solía pasar más de 20 horas semanales buscando leña, dejando a su hija de ocho años en casa a cargo de sus hermanos menores, en lugar de ir a la escuela. Mientras recogía leña, una vecina fue violada y Mariyan Mohamed, de 27 años, fue obligada repetidas veces a entregar la leña por hombres armados.

Durante el proyecto de "Años luz por delante", Mariyan recibió una cocina energéticamente eficiente llamada Mandeleo. Necesita una 30% menos de madera que el fogón tradicional de tres piedras. Sus excursiones potencialmente peligrosas para buscar leña se han reducido de cuatro a dos por semana. La nueva cocina es también más estable, así Mariyan no tiene que vigilar constantemente las cacerolas.

Ahora tiene más tiempo para las tareas domésticas y cuidar de sus hijos. También, lo que es más importante aún, enviar a su hija a la escuela cada día.

A Fardoso Hassan la introducción de Mandeleo le ha dado la oportunidad de poder abrir un pequeño quiosco al lado de su casa, trabajo al que se dedicaba en Somalia antes de ser obligada a abandonarla en 2011.

"Antes estaba demasiado ocupada recogiendo leña. Pero ahora con la nueva cocina, tengo algo de tiempo extra", dice Fardoso, de 40 años. Una vez a la semana coge el minibús que va hacia el principal mercado del campamento para comprar azúcar, leche en polvo, sandalias y medicinas. Luego vende estas mercancías localmente para tener un ingreso.

También se ha beneficiado de la iluminación solar como parte del programa energético. La seguridad solía ser un problema dentro del campo cuando el sol se ponía, pero en el último año se han instalado 165 farolas solares.

"Puedo abrir hasta la noche, gracias a las farolas solares", dice Fardoso, que pretende expandir tu tienda. "La gente viene a comprar bolsas de té a las 9 de la noche para dar la bienvenida a sus invitados en su hogar. La luz realmente hace que nuestras vidas sean diferentes".

Por Yoko Kuroiwa en Dadaab

Gracias a la Voluntaria en Línea Olga Navarro por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.