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Grandi hace un llamado de paz en Etiopía: asegura que "la solución no es militar"

Historias

Grandi hace un llamado de paz en Etiopía: asegura que "la solución no es militar"

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados está de visita en el este de Sudán para poner de relieve la situación en la que se encuentran casi 48.000 etíopes que huyeron de Tigray.
25 Agosto 2021 Disponible también en:
Filippo Grandi, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, charla con un niño etíope refugiado en el campamento de Um Rakuba, en Sudán.

Hailu Mehari cruzó la frontera hacia Sudán en noviembre del año pasado junto con su esposa y dos de sus cuatro hijos. Atrás quedó el conflicto que arrasa con la región de Tigray, en Etiopía. 

Este hombre de 65 años se encontró con Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, quien visitó el este de Sudán, una región en la que viven cerca de 48.000 refugiados etíopes en los campamentos de Um Rakuba y Tunaydbah.

Grandi se entrevistó en Um Rakuba con Hailu y con otras personas refugiadas, con inclusión de mujeres y hombres jóvenes, niñas y niños, personas con discapacidad y personas adultas mayores. Los temas abordados fueron varios; entre ellos, el acceso a albergue, alimentos y atención médica adecuada.

“Perdimos nuestro hogar, nuestra granja, todo. No muestro todo lo que siento porque aún es muy doloroso”, dijo Hailu, quien era propietario de una amplia franja de tierra para cultivo que tuvo que dejar después del estallido de la violencia.

“Doy las gracias por todo lo que he recibido en Sudán”.

Hailu agregó que se sintió aliviado cuando él y su familia lograron escapar con seguridad.

“No es fácil estar aquí, pero estar vivo me hace sentir feliz. Doy las gracias por todo lo que he recibido en Sudán”, dijo.

Grandi señaló que la situación supone grandes retos y añadió que ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, está colaborando estrechamente con el Gobierno de Sudán y con otras agencias de ayuda para mejorar los servicios.

“Como en cualquier otra situación humanitaria, las condiciones en el campamento son frágiles, pero pueden mejorar. Hemos visto que se ofrecen servicios educativos, distribución de alimentos y atención médica a las personas refugiadas”, comentó.

Hailu Mehari, refugiado etíope, sentado junto a su familia afuera de su alojamiento en el campamento de Um Rakuba, al este de Sudán.

Hailu Mehari dio las gracias al Gobierno y a la población de Sudán por su hospitalidad hacia las personas refugiadas, a pesar de que, en medio de crecientes retos económicos, han dado asilo a más de un millón de personas y atraviesan por una crisis de desplazamiento interno de más de 2,5 millones de personas.

“No es que no tengan problemas en otras partes del país, así que la comunidad internacional debería apreciarlo más”, indicó.

“La solución a este problema no es militar”.

Dag-Inge Ulstein, ministro noruego de desarrollo internacional, se unió al Alto Comisionado.

“Las comunidades de acogida aquí son un gran ejemplo para el resto del mundo. Son cálidas y han dado la bienvenida a las personas refugiadas, sin ningún reparo”, comentó el ministro, quien aplaudió los esfuerzos realizados por agencias de ayuda para satisfacer las necesidades de las personas refugiadas.

“Es impresionante la labor que ACNUR y otras agencias de la ONU están realizando para establecer el sitio en tan poco tiempo, y mientras tratan de ganarse la confianza de las comunidades locales”, agregó.

Hailu y Tsige, su esposa, hacen lo posible por sobrellevar la separación de sus hijos mayores, quienes permanecieron en Tigray.

“Extraño a mis otros hijos, así que todavía me pongo sentimental”, dijo Tsige. “Esta semana, al pensar en ellos, me estresé y empecé a sentir dolores en el estómago. Incluso ahora me cuesta hablar del tema”.

Hailu agregó que no han sabido nada de su hermano mayor ni de sus hijos desde la última vez que se comunicaron con él en junio.

“Rezo por su bienestar y seguridad”, comentó mientras añadía que agradecen haber llegado a Sudán a pesar de haber perdido todo.

Grandi recalcó que muchas de las personas refugiadas con las que se entrevistó tienen deseos de volver a su hogar, pero únicamente cuando reine la paz. Reiteró que “la solución a este problema no es militar”, sino que la única forma de restaurar la paz en Etiopía es mediante negociaciones diplomáticas y charlas políticas.

“Solo así se podrán crear las condiciones para que las miles de personas que Sudán ha acogido puedan regresar de manera voluntaria, segura y digna”, señaló.