Cerrar sites icon close
Search form

Buscar el sitio de un país

Perfil de país

Sitio de país

Miles de personas desplazadas por la escalada del conflicto en la región del Alto Nilo, en Sudán del Sur

Comunicados de prensa

Miles de personas desplazadas por la escalada del conflicto en la región del Alto Nilo, en Sudán del Sur

7 Diciembre 2022
Sudán del Sur. Personas desplazadas internas en Malakal cargan las pertenencias que les quedan en una camioneta de ACNUR para ser transportadas al sitio de Protección de Civiles.

La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) está alarmada por la escalada del conflicto armado en el estado del Alto Nilo, en Sudán del Sur, que ha desplazado al menos a 20.000 personas desde agosto, algunas de las cuales se han visto forzadas a huir para salvar sus vidas hasta cuatro veces mientras el conflicto continúa. Al menos 3.000 personas han huido ya al vecino Sudán, intensificando aún más la crisis de refugiados de Sudán del Sur, la más grande de África.

El conflicto armado estalló en la aldea de Tonga, en Alto Nilo, el 15 de agosto de 2022. Desde entonces, la violencia se ha extendido por el Alto Nilo y las zonas septentrionales de los estados de Junqali y Unity. Actualmente avanza en el condado de Fashoda, en Alto Nilo, y amenaza la ciudad de Kodok.

“La desesperación va en aumento y cada vez más personas huyen a medida que se intensifica el conflicto”, declaró el Representante de ACNUR en Sudán del Sur, Arafat Jamal. “La población civil está siendo atacada en este despiadado conflicto; debemos garantizar su protección”.

La mayoría de las personas desplazadas son mujeres, niñas y niños, así como otras personas en situación de alto riesgo. Algunas personas adultas mayores o personas con discapacidad no han podido huir y se han visto forzadas a esconderse en los arbustos y a lo largo del río Nilo Blanco durante los ataques. La población civil que huye está visiblemente traumatizada y denuncia asesinatos, lesiones, violencia de género, secuestros, extorsiones, saqueos e incendios de propiedades. Muchas han perdido sus hogares y han quedado separadas de sus familias.

El mes pasado, Jamal encabezó la primera visita interinstitucional a la aldea de Adidiang desde que fue atacada el 7 de septiembre, y alrededor de 4.000 personas que se refugiaban ahí se vieron obligadas a huir a Malakal y a su asentamiento para personas desplazadas internas bajo la protección de la Misión de la ONU en Sudán del Sur (UNMISS, por sus siglas en inglés). El centro se creó originalmente hace casi 10 años para albergar hasta 12.000 personas desplazadas internas, pero en la actualidad hay alojadas unas 37.000, que ya estaban abarrotadas antes de las últimas llegadas.

Los supervivientes del ataque contra Adidiang informaron que docenas de personas murieron o resultaron heridas, mientras que otras se ahogaron en el río al intentar escapar del ataque. El pasado domingo, ACNUR dirigió otra misión interinstitucional a Diel, en Junqali.

“Tanto en Adidiang como en Diel, fuimos testigos de las secuelas de la cruda violencia”, comentó Jamal. “Fue desgarrador ver un claro patrón de ataques contra la población civil y sus hogares”.

En Diel, al norte de Junqali, algunos de los desplazados están regresando a sus aldeas y hogares incendiados. Su situación es desesperante. Algunos están comiendo plantas acuáticas silvestres para sobrevivir.

ACNUR, junto con la ONU y las ONG socias, ha ampliado su respuesta para brindar apoyo vital a las personas más vulnerables, incluso en zonas de difícil acceso, con alojamiento, artículos de socorro, servicios de protección, dinero en efectivo y otro tipo de ayuda. Gracias al uso de embarcaciones para ampliar nuestra capacidad de respuesta móvil, ACNUR puede ahora llegar a la población con mayor rapidez y facilidad, incluso en zonas remotas y de difícil acceso. A pesar del apoyo de ACNUR a los esfuerzos por rebajar las tensiones y promover la paz, la situación sigue deteriorándose.

En Sudán del Sur, 6,8 millones de personas necesitan ayuda vital urgente debido al conflicto armado, la violencia localizada, las dramáticas inundaciones, el empeoramiento de la inseguridad alimentaria y la desestabilización económica.

Mientras aumenta el número de personas que huyen de la violencia y aumentan las necesidades, ACNUR está reduciendo su ayuda en medio de un grave déficit de financiación. A finales de noviembre, solo se había recibido el 46 por ciento de los 214,8 millones de dólares (USD) necesarios en 2022.

Para más información sobre este tema, favor de contactar: