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Los retornos masivos de congoleños desde Angola podrían provocar una crisis humanitaria

Notas de prensa

Los retornos masivos de congoleños desde Angola podrían provocar una crisis humanitaria

16 Octubre 2018 Disponible también en:
Congoleños expulsados de Angola empujan una bicicleta alquilada para llevar a sus hijos y sus pertenencias hasta Tshikapa, en la República Democrática del Congo, junto a la frontera con Angola.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, está preocupada ante el rápido desarrollo de la situación en la región de Kasai, en la República Democrática del Congo (RDC), originada por los retornos en masa desde Angola a lo largo de las dos últimas semanas.

Oficiales del gobierno congoleño estiman que solo a la provincia de Kasai han llegado 200.000 nacionales, además de los registrados en la provincia vecina de Kasai Central. Las llegadas tienen lugar tras la emisión de una orden de expulsión de migrantes por parte de las autoridades de Angola. Muchos congoleños trabajaban de manera informal en el sector minero, en el noreste del país, antes de que se les pidiera abandonar el país.

ACNUR insta a los gobiernos de Angola y de RDC a trabajar juntos para garantizar que los movimientos de población se hagan de forma ordenada y segura. Las expulsiones en masa son contrarias a las obligaciones contenidas en la Carta Africana, y pedimos a ambas partes que respeten los derechos humanos de las personas afectadas. Sin esta cooperación, los retornos podrían fácilmente dar paso a una crisis humanitaria en la ya de por sí frágil región de Kasai.

Según la información recibida, se han producido choques violentos en algunas áreas de Angola después de que agentes de la ley intentaran ejecutar la orden de salida del país. El plazo para cumplirla expiró ayer, lunes 15 de octubre.

Tras el final del plazo, miles de retornados se hallan ahora en el lado congoleño de la frontera, mientras que otros están realizando el camino a pie hasta la frontera con RDC o llegan en coches, autobuses, minibuses o camiones hasta el límite, por el lado de Angola, por donde cruzan luego a pie con sus pertenencias.

Los retornados han ido llegando a RDC a través de diferentes puntos de la frontera, con las pocas posesiones que han podido traer consigo. Hemos recibido testimonios que dan cuenta sobre la violencia, incluyendo la violencia sexual y acoso, cacheos y robo de equipajes por parte de fuerzas de seguridad, a ambos lados de la frontera.

Los congoleños retornan a una situación desesperada, buscando seguridad y ayuda. Mientras cada día  aumenta el número de llegadas, miles de personas se encuentran agolpadas en y junto a la frontera,  con escasos medios para viajar a sus lugares de origen. Muchas de ellas, además, se encontrarán probablemente con las dificultades causadas por el reciente conflicto en la zona donde las tensiones raciales se mantienen altas desde el conflicto que tuvo lugar en Kasai en 2016 y 2017.

El enclave de Kamako, en la provincia de Kasai, junto a la frontera con Angola, se encuentra saturado, con gente haciendo noche a la intemperie o alojados con familias de acogida, en iglesias y en las calles.

Los equipos de ACNUR se encuentran trabajando con la ONU y otros socios para evaluar las necesidades humanitarias, intentando proporcionar atención a quienes que se encuentren en mayor riesgo –como los menores no acompañados. Los recién llegados necesitan comida, agua, refugio y otra asistencia básica, tanto en la frontera como en sus lugares de origen. Una de las principales necesidades es la de transporte que les lleve a sus hogares. Las autoridades locales de la región han pedido ayuda internacional.

La preocupación de ACNUR se centra también en que, entre los recién llegados pudiera haber un pequeño número de refugiados que hayan podido ser arrastrados por el movimiento de personas obligadas a retornar a RDC. Estamos trabajando para verificar la información y monitoreando a quienes retornan en la frontera, trabajando junto al gobierno de Angola, para prevenir el retorno forzoso de refugiados.

Angola acoge actualmente a unos 68.000 refugiados y solicitantes de asilo, en su mayoría de la República Democrática del Congo.