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Lago Chad: nueva violencia, nuevos desplazamientos

Comunicados de prensa

Lago Chad: nueva violencia, nuevos desplazamientos

Nigerian crisis makes lake epicentre of violence and suffering for bordering countries. [for translation]
24 Septiembre 2015 Disponible también en:
La actividad comercial en la costa este del lago Chad continúa su curso a pesar de la insurgencia.

BAGASOLA, Chad, 24 de septiembre de 2015 (ACNUR) – En realidad el lago Chad ha dejado de ser un lago.

La desertificación progresiva sahariana ha convertido a la mayor parte del lago en un dédalo de islas de baja altitud, bordeadas por arroyos y pantanos, que se extienden hasta donde alcanza la vista.

Miles de años atrás, esta masa de agua cubría una superficie de un millón de kilómetros cuadrados; esto es, una superficie mayor a la que cubre el Mar Caspio hoy en día.

Actualmente, el lago Chad se ha convertido en algo diferente: en el epicentro de oleadas de violencia y sufrimiento que se están extendiendo hacia sus cuatro países ribereños.

A lo largo de los terrenos cercanos a sus orillas se desperdigan los campamentos de refugiados de ACNUR, que alojan a aquellas personas que se han quedado sin hogar a causa de la violencia en la región.

El principal problema son los nigerianos que huyen de la insurgencia en el noreste de la nación más populosa de África.

"Boko Haram atacó nuestra aldea; no nos quedó otra opción que marcharnos", es lo que relatan con frecuencia los nigerianos actualmente refugiados en campamentos en Chad, Camerún y la República de Níger.

Durante los últimos meses ha surgido además un nuevo fenómeno.

Grandes números de chadianos, camerunenses y ciudadanos de la República de Níger se han quedado sin techo debido, por un lado, a los ataques de los insurgentes desde Nigeria y, por otro lado, a la respuesta a dichos ataques por parte de los ejércitos de los cuatro países fronterizos.

En Nigeria solamente existen unos 2,15 millones de desplazados internos. La anterior cifra provisional de ACNUR de 1,4 millones de desplazados fue revisada al alza a comienzos de septiembre, luego de que se desplegaran equipos de monitoreo a través de Nigeria para recopilar datos más exactos.

Por añadidura, la cifra total de personas que se han quedado sin hogar por la crisis provocada por Boko Haram a través de los cuatro países de la región del lago Chad supera actualmente los 2,5 millones.

Dicha cifra incluye las siguientes poblaciones de desplazados: Nigeria: 2.150.451 personas; Níger: 50.000; Camerún: 81.693; Chad: 68.434.

El número total de refugiados en la República de Níger, Camerún y Chad es de 172.690.

Recientemente, un nuevo fenómeno ha empezado a imponerse alrededor del lago Chad: los insurgentes aterrorizan a los residentes en las islas o en las márgenes del lago.

Sucesivamente, los militares avisan a la gente de que tienen que abandonar determinadas áreas por razones de seguridad. De esta manera, el ejército puede ocuparse de los insurgentes sin que haya civiles en la zona.

Dichas "evacuaciones" comenzaron a principios de este año, cuando el ejército de la República de Níger barrió las islas del lago Chad que conforman parte de su territorio.

"Actualmente en las islas pertenecientes a Níger prácticamente no hay civiles", anunció un funcionario de alto nivel de la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) familiarizado con el área; "no queda prácticamente nadie".

Algo similar ha sucedido en Camerún; aunque, considerando que Camerún no tiene muchas islas en el lago, los sucesos han tomado lugar en las riberas del lago.

Una serie de atentados suicidas con explosivos comenzó en julio en ciudades del norte de Camerún cercanas al lago. Las autoridades de Camerún atribuyeron dichos ataques a Boko Haram.

En respuesta, el ejército de Camerún ordenó a los nigerianos indocumentados residentes en Camerún que se regresaran a Nigeria.

La oleada más reciente de desplazados internos ha tomado lugar en Chad. Están llegando a un área en la orilla noreste del lago situada entre la aldea de Bagasola y la capital regional Bol, también cerca de la costa pero a dos horas de automóvil.

Los desplazados provienen sobre todo de las islas pertenecientes a Chad. Su Gobierno y ejército les han dicho que no es seguro permanecer allí.

La mayor parte de esta gente no tiene nada y necesitan alimentos, abrigo y atención médica. Se sientan bajo el abrasador sol, y soportan además las lluvias violentas de la estación húmeda, bajo refugios endebles hechos de ramas, hojas y retazos de tela.

El lago Chad ha dejado de ser un lago. La mayor parte está compuesta por islas y ensenadas.

Algunos han recibido lonas de plástico de la agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR. Cerca de mil familias han recibido algunos artículos básicos de cocina, tales como cubos y cacerolas.

Pero los desplazados están desesperados. Han intentado hacer refugios con redes mosquiteras estiradas sobre ramas.

En el último mes, según el Gobierno de Chad, más de 27.000 personas provenientes de las islas del lago Chad que son parte del territorio chadiano han llegado buscando refugio en tierra firme.

Con esto, el número total de personas que se encuentra entre Bagasola y Bol ha aumentado a aproximadamente 68.000, según las autoridades chadianas.

Dichas cifras son estimaciones del Gobierno de Chad. Pero el representante de ACNUR en Chad, Antonio José Canhandula, asegura que son "muy creíbles".

Chari Abdou, una mujer de 21 años, y su hermana Hadjia, de 15 años, son dos de las desplazadas por los insurgentes.

"Boko Haram vino a nuestra aldea en Camerún y nos dijeron que nos matarían si no los seguíamos", comenta Chari Abdou entre sonrisas nerviosas.

"Nos hicieron marchar hasta la frontera con Nigeria. Teníamos guardias por delante y por detrás", continúa; "no nos quedó ninguna opción".

Los insurgentes estaban al parecer resueltos a llevar a las jóvenes a una base dentro de Nigeria.

Pero las hermanas tuvieron suerte. Una patrulla del ejército chadiano se topó con el grupo antes de que cruzara la frontera.

Hubo un enfrentamiento y sucesivamente confusión.

Las hermanas quedaron a cargo del ejército chadiano, quien posteriormente las encomendó a UNICEF.

Chari y Hajia han tenido también suerte de que no les ha tocado quedarse en los precarios refugios de hojas y mosquiteras a los márgenes de la carretera Bagasola-Bol.

Ellas comparten el refugio de lonas de plástico de UNICEF con otros 37 niños no acompañados, en una parte relativamente sombreada de la aldea de Bagasola.

Están recibiendo ayuda y asistencia médica.

Tal como otros ciudadanos desplazados o refugiados que encontré en el área, Chari y Hadjia Abdou están decididas a vivir sus vidas de la manera más "normal" posible.

La mayor parte de los miembros del grupo de 39 jóvenes salvados por el ejército de Chad que ahora comparten el refugio en Bagasola no se conocían antes de que fueran reunidos por la ONU.

Aun así, ahora charlan y se ríen juntos. Las muchachas y las mujeres se trenzan mutuamente los cabellos. Los muchachos recogen madera para cocinar.

Pero sobre todo Chari y Hadjia Abdou desean volver a la "normalidad" de su vida familiar.

Al finalizar su relato sobre su captura y escape, las hermanas mencionan una cosa que anhelan sobremanera:

"Deseamos encontrar a nuestros padres", expresa Chari.

Hadjia, de 15 años, asiente, en acuerdo tácito con su hermana mayor.

Por Mark Doyle, lago Chad.

Gracias a la Voluntaria en Línea Abigail Leffler por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.