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Desplazado por la guerra, sastre sirio empieza de nuevo en una furgoneta alquilada

Historias

Desplazado por la guerra, sastre sirio empieza de nuevo en una furgoneta alquilada

A UNHCR-backed programme gives small business grants to people displaced by war within Syria to help them restart their lives. [for translation]
20 Abril 2016 Disponible también en:
Mazen, sastre sirio desplazado, trabaja con una máquina de coser en la parte de atrás de una furgoneta aparcada en una calle de Damasco.

DAMASCO, Siria, 20 de abril de 2016 (ACNUR) – Dentro de una furgoneta anaranjada repleta de ropa, el sastre sirio Mazen remienda una camisa. El ronroneo del motor se mezcla con la música de la radio mientras él bebe un té a pequeños sorbos.

Expulsado de su hogar y de su próspero negocio como sastre por los violentos combates, este hombre de 46 años ha vuelto a empezar en la furgoneta alquilada aparcada en una calle secundaria de la ancestral capital siria, Damasco, en un esfuerzo decidido para sacar adelante a su familia.

"lucho por alimentar a mis tres hijos", dice Mazen, mientras atiende a los clientes que quieren que les arregle o modifique su ropa. "Imagínese que su hijo le pide que le compre algo y usted no puede hacer nada al respecto".

El sastre de Al-Zablatani, un barrio destrozado por la guerra, a unos pocos kilómetros de Damasco, es una de las 6,6 millones de personas desplazadas en el interior de Siria durante los más de cinco años que dura ya un conflicto que ha acabado con la vida de más de 250.000 personas y ha provocado penalidades extremas.

Antes de que la guerra estallara en 2011, el ajetreado taller de Mazen daba empleo a 25 personas, preparando camisas de lino tanto para el mercado local como para la exportación. Pero cuando la guerra se acercó a su hogar, unos meses después, Mazen, su esposa y sus tres hijos empacaron apresuradamente sus vidas en unas cuantas bolsas y huyeron a Damasco.

"Me marché de allí cuando oí el primer disparo en nuestro vecindario. Pensé que serían solo unos días y que volveríamos a casa", dice. "Pero aún no sabemos lo que ha pasado con nuestro hogar".

Durante los primero meses sobrevivió limpiando escaleras en un edificio de apartamentos y después empezó a vender ropa en las calles de Damasco. Pero con el apoyo de su familia, estaba deseando volver al oficio que mejor conocía: la sastrería.

Como los alquileres comerciales en la capital son altos, un amigo le recomendó alquilar una furgoneta. Ahora trabaja en la parte trasera de una Volkswagen Kombi, con dos máquinas de coser funcionando gracias a una batería de coche en un barrio donde los cortes del suministro eléctrico son frecuentes.

"Sí, gano dinero pero es muy difícil trabajar aquí, hay poco espacio y la faena se hace lenta, con lo que gano casi no nos alcanza para vivir", dice Mazen con un atisbo de sonrisa en su bronceada cara.

Sus clientes aprecian el hecho de que ofrece sastrería de calidad a pie de calle. Uno de ellos, que no ha querido dar su nombre, dice: "Mazen es un sastre profesional y puede arreglar las piezas de ropa muy rápidamente, y a un precio razonable".

En un intento de ayudar a Mazen en sus esfuerzos para empezar de nuevo, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, le remitió a la Asociación Al-Nada, con base en Damasco. Se trata de un socio sin ánimo de lucro que ofrece ayudas de hasta 1.500 dólares estadounidenses para poner en marcha pequeños negocios.

La Asociación espera ayudar a más de 100 familias en 2016 a encontrar una fuente de ingresos y pretende ser flexible en su enfoque. Trabaja con familias que han perdido su sostén económico e incluso apoya asociaciones empresariales para ayudar a los desplazados a "abrir una carpintería, un restaurante o una tienda de comestibles", dice Nour Sultan, el gerente de subvenciones para pequeños negocios de Al-Nada.

Mazen solicitó una subvención y esta semana ha recibido noticias de que se la han aprobado. Ahora tiene planeado alquilar una tienda con suministro eléctrico sin interrupciones, espacio suficiente para reconstruir su negocio de sastrería, y la paz para centrarse en el trabajo sin las distracciones de la calle.

"Solo deseo poder trasladarme desde esta furgoneta a un pequeño lugar con techo donde nadie me moleste o me pregunte "¿Qué haces aquí?", dice Mazen.

Por Vivian Toumen desde Damasco, Siria.

Gracias a la Voluntaria en Línea Esperanza Escalona Reyes por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.