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Los campos de refugiados Rohingya en Bangladesh se pasan al gas licuado para cuidar el medio ambiente

Notas de prensa

Los campos de refugiados Rohingya en Bangladesh se pasan al gas licuado para cuidar el medio ambiente

23 Noviembre 2018 Disponible también en:
Una refugiada rohingya con un horno de gas distribuido por ACNUR en el campo de refugiados de Kutupalong, en Bangladesh.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, comenzó semana la distribución a gran escala de gas licuado de petróleo (GLP) de alta eficiencia energética entre la población rohingya refugiada en Kutupalong y otros asentamientos de refugiados en el distrito bangladesí de Cox’s Bazar. Este innovador proyecto, que apoya la respuesta humanitaria de Bangladesh, tiene como objetivo proporcionar una fuente de energía limpia, saludable y segura para calefacción y cocina a más de 200.000 hogares refugiados, así como para otras tantas familias de acogida bangladesíes en situación de vulnerabilidad.

Hasta ahora, buena parte de la comunidad de acogida y de los refugiados rohingya han dependido casi en su totalidad de la leña para cocinar. Las familias refugiadas gastan buena parte del día recolectando la leña o usando sus escasos recursos para comprarla. A principios de otoño, un programa piloto de distribución de este nuevo combustible entre 6.000 familias refugiadas demostró como el uso del GLP puede acabar gradualmente con estas prácticas. Este cambio también ayudará con la protección de los refugiados ya que la mayoría de los que se encargan de recolectar la leña son mujeres y menores, quienes quedan expuestos al riesgo durante las largas y peligrosas caminatas.

El empleo de GLP debería mejorar también la salud de las personas y la calidad del aire, puesto que los refugiados ya no tendrán que cocinar a cielo abierto encendiendo el fuego con madera u otros materiales. Según los  trabajadores sanitarios que trabajan en los enormes y densamente poblados asentamientos para refugiados de la zona, las enfermedades respiratorias vinculadas al humo son el problema de salud más corriente.

Esta iniciativa de combustible alternativo cuenta con el apoyo del Gobierno de Bangladesh, incluyendo a la Comisión de Ayuda y Repatriación del Refugiado (RRRC, siglas en inglés) y el Ministerio de Gestión de Catástrofes y Ayuda (MoDMR, siglas en inglés), así como de otras Agencias de la ONU como la Organización para la Alimentación y la Agricultura, la OIM y el Programa Mundial de Alimentos.

El impacto medioambiental del flujo de refugiados desde Agosto de 2017 ha sido significativo. Más de 730.000 rohingya han huido de Myanmar desde entonces, uniéndose a las decenas de miles que estaban ya en Bangladesh. Los cerca de 900.000 refugiados rohingya en la zona de Cox Bazar necesitaban 700 toneladas de madera cada día solo para cocinar.

Para atajar esta situación, y en paralelo con la distribución del GLP, ACNUR y sus socios, incluyendo la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) y BRAC, también está distribuyendo decenas de miles de árboles jóvenes en los asentamientos de refugiados para mejorar el medioambiente y ayudar con la reforestación de la zona.

Hasta la fecha, ACNUR ha facilitado la distribución mensual de combustible a base de Cáscaras de Arroz Prensadas a 95.000 familias refugiadas en un intento de mitigar el impacto medioambiental de la crisis de refugiados, pero ha sido insuficiente para cubrir las necesidades alimenticias.

Como parte del programa de distribución, los refugiados reciben formación práctica obligatoria sobre cómo manejar las bombonas y estufas de GLP de manera segura. Las bombonas contienen 12,5 kilos de GLP, suficiente para cubrir las necesidades de una familia de cinco personas durante un mes. Los refugiados también tendrán derecho a recargas en intervalos mensuales. La mayoría de las estufas son producidas localmente, generando así puestos de trabajo en la economía bangladesí. Además de ayudar a los refugiados, una de cada seis estufas y bombonas será distribuida entre familias bangladesíes en situación de vulnerabilidad en las comunidades que están acogiendo a los refugiados rohingya.