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Un activista ambiental lucha contra la contaminación en el campamento de refugiados más grande del mundo

Historias

Un activista ambiental lucha contra la contaminación en el campamento de refugiados más grande del mundo

Un joven refugiado rohingya de Bangladesh trabaja para limpiar su entorno y hablar de la crisis climática.
23 Noviembre 2023 Disponible también en:
Bangladesh. Mohammed Anower, activista medioambiental, predica con el ejemplo y lucha contra la contaminación en el campamento de refugiados más grande del mundo.

Mohammed Anower, de 18 años, ayudó a limpiar el fétido arroyo lleno de basura que pasa junto a la casa de su familia en el campamento de Kutupalong.

Antes de que Mohammed Anower se pusiera a trabajar, el arroyo que pasa junto al alojamiento de su familia en el campamento de refugiados de Kutupalong era un fétido río de residuos.

Casas improvisadas y basureros no planificados vertían desechos en él, y cuando caían las lluvias monzónicas, el arroyo se obstruía rápidamente con plásticos y se desbordaba.

“Lo primero que veíamos cuando salíamos de nuestros alojamientos era la suciedad del arroyo. Ni siquiera podíamos respirar aire limpio por el olor”, cuenta el activista de 18 años.

Hoy, gracias a los esfuerzos de Anower y sus amistades, el arroyo está limpio de residuos y sus orillas fortificadas con hierbas y juncos. El terreno que rodea al arroyo se ha despejado de estructuras y se ha limpiado de basura; se han plantado nuevos brotes de flores autóctonas y almendros de Bengala a lo largo de la corriente de agua, y las lámparas solares han ayudado a convertir una traicionera tierra sin dueño en una vía pública que conecta los barrios.

Vivir en primera línea de la crisis climática

Anower forma parte del creciente número de personas refugiadas y desplazadas que viven en “puntos críticos” climáticos de todo el mundo, que trabajan para aumentar la resiliencia de sus comunidades y hablan con una sola voz sobre la necesidad de actuar contra el cambio climático.

“Es esencial que las personas refugiadas se unan en torno a las cuestiones climáticas”, señala. “Todos tenemos que trabajar colectivamente para mitigar el impacto del cambio climático”.

Anower tenía solo 12 años cuando llegó a Bangladesh junto a otros cientos de miles de personas apátridas rohingyas que huían de la violencia en el estado de Rakhine, en Myanmar, en 2017. La repentina afluencia creó el mayor campamento de refugiados del mundo, ya que se despejaron tierras para que se instalaran más de 700.000 personas. Unos 24 kilómetros cuadrados de bosque se convirtieron en un paisaje lunar abarrotado, caluroso y estéril en una zona de Bangladesh que ya era vulnerable a tormentas tropicales e inundaciones cada vez más frecuentes e intensas.

El campamento de refugiados era el polo opuesto del mundo que Anower había conocido en la Rakhine rural. “Vivíamos junto a un arroyo en la llanura, rodeados de bosques y plantaciones de arroz. El arroyo estaba limpio, nos bañábamos en él y jugábamos en el agua. La temperatura era fresca, había muchos árboles – mango y yaca –, era tan bueno, tan bonito”, explica.

El fétido canal que pasaba junto al alojamiento que compartía con sus padres y ocho hermanos era un recordatorio constante de lo que había perdido.

Aprovechar la iniciativa

En 2020, Anower se enteró de una iniciativa, encabezada por ACNUR y su organización socia, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), para establecer Grupos Juveniles de Medio Ambiente en cada uno de los 33 campamentos congestionados de Cox's Bazar. Cada equipo, formado por cinco mujeres y cinco hombres jóvenes, recibió capacitación sobre contaminación, cambio climático, y cómo analizar las causas profundas y diseñar proyectos para abordarlas.

“Antes me gustaba la naturaleza, pero no tenía ni idea de cómo cuidar el medio ambiente”, cuenta Anower.

Roksana Asma, Asistente Principal de Programas de la UICN, comenta que Anower destacó de inmediato: “Era muy entusiasta. Cuando hablábamos de algo, enseguida lo entendía, y tiene esa cualidad de poder expresarlo a otras personas, como un profesor”.

Desde entonces ha demostrado ser un entusiasta y elocuente defensor de la justicia climática, protagonizando una obra de teatro representada en el campamento con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, y ayudando en la formación y capacitación de otros grupos de jóvenes.

Bangladesh. Mohammed Anower, voluntario de ACNUR, y su grupo climático limpian un arroyo.

Voluntarios sacan basura de un arroyo en el asentamiento de refugiados de Kutupalong como parte de una iniciativa medioambiental encabezada por Mohammed Anower y su grupo de jóvenes.

En su sección del campamento, Anower y sus compañeros tenían pocas dudas sobre el problema medioambiental en el que se enfocarían primero: el arroyo. Con un pequeño apoyo económico de 200 dólares (USD), ensancharon el arroyo, quintuplicando su capacidad para manejar el agua de las inundaciones. También retiraron unos 5.000 pies cúbicos de residuos y plantaron 50 árboles en sus orillas. El resultado es un medio ambiente más limpio y sano, menos inundaciones y corrimientos de tierra, y más espacio público.

Pocos cientos de metros más abajo, el arroyo pasa junto a un terreno de recreo donde los niños juegan al fútbol, antes de unirse a un afluente del río Naf que forma la frontera entre Bangladesh y Myanmar. Aquí, Anower y sus amigos han plantado otra fila de árboles – bambú, abrojo y nuez de bedda – que darán sombra dentro de unos años.

Con muy pocas oportunidades de trabajar o estudiar en el campamento, Anower aprovecha la iniciativa y toma el control donde puede: “No podemos abandonar este lugar, pero el entorno está muy sucio, así que tenemos que cambiarlo”.

Anower está aprovechando al máximo una mala situación, invirtiendo en un futuro que no ha elegido. Hasta que pueda regresar a Myanmar, trabaja para que el campamento se parezca más al hogar del que se vio forzado a huir. Y mientras los líderes mundiales se reúnen en Dubai para la COP28, la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático, Anower tiene ambiciones que van más allá de su entorno inmediato.

“Quiero mostrarles a los líderes mundiales en la COP28 el cambio climático al que nos enfrentamos en el campamento, con corrimientos de tierra e inundaciones. Quiero transmitirles la situación para que las cosas cambien”, explica. “Creo que escucharán mi voz”.