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ACNUR continúa acompañando y actuando por las personas refugiadas en la crisis de COVID-19

Comunicados de prensa

ACNUR continúa acompañando y actuando por las personas refugiadas en la crisis de COVID-19

31 Marzo 2020 Disponible también en:
Refugiados y migrantes de Venezuela practican el uso del gel desinfectante para el lavado de manos distribuido por el personal de protección de ACNUR en un albergue de Manaos, Brasil.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, detalló hoy una serie de medidas que está tomando en sus operaciones en el terreno para ayudar a responder a la emergencia de salud pública del COVID-19 y prevenir una mayor propagación.

“Estoy profundamente preocupado por esta pandemia sin precedentes y su impacto en las personas refugiadas y sus comunidades de acogida. La crisis del COVID-19 ya ha tenido consecuencias significativas para nuestras operaciones, obligándonos a ajustar rápidamente nuestra forma de trabajar. Sin embargo, no escatimamos esfuerzos para ayudar y proteger a los refugiados de la mejor manera posible en estas difíciles circunstancias”, dijo Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

“Nuestra principal prioridad en la crisis del COVID-19 es asegurarnos de que las personas para quienes trabajamos estén incluidas en los planes de respuesta y estén debidamente informadas, al tiempo que apoyamos los esfuerzos de preparación y respuesta de los gobiernos donde sea necesario”, añadió.

El 26 de marzo, ACNUR pidió 255 millones de dólares (USD) como parte de un llamamiento más amplio de las Naciones Unidas, enfocado en un grupo prioritario de países que requerirán acciones específicas.

Aunque el número de casos notificados y confirmados de infección por COVID-19 entre las personas refugiadas sigue siendo bajo, más del 80% de la población mundial de refugiados y casi todos los desplazados internos viven en países de ingresos bajos o medios, muchos de los cuales tienen sistemas de salud, agua y saneamiento más débiles y necesitan apoyo urgente.

Muchos refugiados viven en campamentos densamente poblados o en zonas urbanas más pobres con una infraestructura de salud y unas instalaciones de agua, saneamiento e higiene (WASH) inadecuadas. La prevención en estos lugares es de suma importancia, señaló Grandi.

Entre las medidas que está tomando ACNUR se incluye:

  • Reforzar los sistemas y servicios de salud y de agua y saneamiento, incluso mediante la distribución de jabón y la mejora del acceso al agua.
  • Apoyar a los gobiernos en la prevención de contagios y en la respuesta sanitaria, incluso mediante el abastecimiento de equipos y suministros médicos.
  • Distribuir materiales para cobijo y artículos de ayuda básicos.
  • Brindar orientación e información práctica fundamentada acerca de las medidas de prevención.
  • Ampliar la asistencia en efectivo para ayudar a mitigar el impacto socioeconómico del COVID-19.
  • Mejorar el monitoreo y las intervenciones para garantizar que se respeten los derechos de las personas desplazadas forzosas.

En Bangladesh se ha iniciado la capacitación del personal que trabaja en los centros de salud en los campamentos de la población rohingya, donde viven unas 850.000 personas refugiadas en un espacio muy limitado. Más de 2.000 refugiados voluntarios trabajan junto con líderes comunitarios y religiosos para la difusión de medidas de prevención importantes. Esto se complementa con anuncios radiofónicos, vídeos, carteles y folletos en los idiomas rohingya, birmano y bengalí. Se están adoptando medidas adicionales, como asegurar que todas las personas tengan acceso al jabón y al agua, y el incremento de estaciones para el lavado de manos. También se está prestando apoyo en el desarrollo de nuevas instalaciones de aislamiento y tratamiento para las personas refugiadas y para la comunidad de acogida colindante.

En Grecia, ACNUR ha reforzado su apoyo a las autoridades para aumentar la capacidad en materia de agua y saneamiento, distribuir artículos de higiene y establecer y equipar unidades médicas y espacios para el diagnóstico, el aislamiento y la cuarentena. ACNUR también está facilitando el acceso a información confiable a los solicitantes de asilo mediante líneas telefónicas de ayuda e interpretación, y gracias a la movilización de voluntarios refugiados. ACNUR ha hecho un llamamiento a las autoridades para que intensifiquen los traslados desde los abarrotados centros de recepción de las islas, donde 35.000 solicitantes de asilo se alojan en instalaciones para menos de 6.000 personas.

En Jordania se realizan controles de temperatura a la entrada de los campamentos de refugiados de Za’atari y Azraq y se están llevando a cabo campañas de concienciación. Además, se ha mejorado el suministro de electricidad y los supermercados funcionan en horarios más amplios para facilitar el distanciamiento social.

También se han instalado estaciones para el lavado de manos y para el control de la temperatura en los puntos de entrada, en los centros de tránsito, en los centros de recepción y en las instalaciones sanitarias de los campamentos y asentamientos de Etiopía y Uganda.

En Sudán, ACNUR ha entregado jabón a más de 260.000 refugiados, desplazados internos y miembros de las comunidades de acogida. Además, ACNUR, junto con otras agencias de Naciones Unidas y el Ministerio de Salud, está llevando a cabo una campaña de sensibilización masiva en varios idiomas. Se han enviado unos 15.000 mensajes de texto a las personas refugiadas que viven en zonas urbanas en Jartum para compartir consejos de concienciación y prevención en materia de salud.

También se han implementado medidas de prevención en los campamentos de refugiados y los asentamientos de desplazados internos de la República Democrática del Congo y de Burkina Faso. Dichas medidas incluyen la instalación de estaciones para el lavado de manos, la distribución de jabón y productos de limpieza, y la sensibilización de la población mediante carteles, folletos, anuncios de radio y redes comunitarias.

En Brasil, en apoyo a las autoridades nacionales, ACNUR y sus socios están estableciendo una zona de aislamiento en Boa Vista para albergar los casos sospechosos que se presenten entre las personas refugiadas y migrantes de Venezuela y de la población local, y están distribuyendo 1.000 botiquines de higiene a las comunidades indígenas de Belém y Santarém.

ACNUR también está trabajando con sus socios de la ONU para encontrar soluciones a los problemas logísticos ocasionados por la interrupción de la capacidad productiva y los cierres de fronteras, por ejemplo, el aumento de las adquisiciones de bienes y servicios a nivel local y regional y la organización de puentes aéreos. Recientemente se enviaron por vía aérea más de 100 toneladas de ayuda de emergencia y médica a Chad e Irán.

“Continuaremos ampliando nuestras intervenciones cruciales en el terreno. Pero para ello en estos momentos necesitamos contar con un apoyo financiero oportuno y no condicionado, incluso para las operaciones humanitarias en curso. El apoyo internacional coordinado es de interés común y resulta absolutamente crucial”, concluyó Grandi.

Lea nuestro blog en vivo: las personas refugiadas en la crisis de COVID-19.

 

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