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Buscando la seguridad, somalíes lo arriesgan todo en Libia

Historias

Buscando la seguridad, somalíes lo arriesgan todo en Libia

ACNUR necesita 210 millones de dólares para ayudar a las personas refugiadas que arriesgan su vida y enfrentan la violación, la detención arbitraria, el trabajo forzado y el hambre en su viaje hacia el Mediterráneo.
26 Junio 2019 Disponible también en:
La refugiada somalí Maryam* se agarra las manos mientras relata sus terribles experiencias en Libia.

Maryam*, una refugiada somalí recién casada, fue secuestrada por un grupo de traficantes de armas, separada de su esposo Ahmed y violada repetidamente durante meses, mientras duró su cautiverio. Solo cuando quedó embarazada volvió a ver a su marido.


“Lo obligaban a trabajar y lo castigaban delante de mí para humillarlo”, cuenta describiendo el calvario de la pareja, que apenas estaba empezando.

“Continuaban golpeándome, a pesar de mi condición, hasta que un día un traficante me empujó muy fuerte. Me caí y perdí a mi bebé”.

Después de pagar un rescate de 2.000 dinares (1.445 dólares) fueron liberados, sólo para ser traicionados y vendidos a otro grupo de traficantes en la ciudad de Bani Walid, en el desierto, por un hombre local que había prometido ayudarlos.

“Bani Walid era aún peor que antes. Era más doloroso. Torturaban y golpeaban a mi marido todo el tiempo. Incluso lo apuñalaron en un muslo. Fui violada de nuevo... Una vez más quedé embarazada... y otra vez, debido a las condiciones allí, perdí a mi bebé”, relata.

“Cuando nos encontraron en el mar, ya la gente empezaba a ahogarse”

Una noche, un guardia dejó una puerta abierta y la pareja aprovechó la oportunidad para escapar. Amparados por la comunidad somalí de Trípoli, la pareja intentó más tarde cruzar el Mediterráneo. Pero como muchos otros, fueron interceptados por las autoridades y devueltos al centro de detención de Ain Zara en Trípoli.

“Cuando nos encontraron en el mar, ya la gente empezaba a ahogarse”, recuerda Maryam. “Estábamos muy contentos cuando vimos el barco, pero cuando nos dimos cuenta de que íbamos a volver, no podíamos creerlo”.

La pesadilla vivida por Maryam y Ahmed es cada vez más común para miles de refugiados y migrantes que arriesgan sus vidas en manos de tratantes y traficantes de personas en peligrosos viajes desde el África subsahariana al norte de África, a menudo buscando la seguridad en Europa.

Los peligros a lo largo de la ruta incluyen ser secuestrados, asesinados, violados o agredidos sexualmente, dejados morir en el desierto o vendidos como esclavos. De los que llegan a las orillas del Mediterráneo y logran subirse a un barco, al menos 331 personas murieron o desaparecieron en el mar este año después de salir de Libia - una tasa equivalente a la de uno de cada seis que intentan el viaje.

En un intento de hacer todo lo posible para salvar vidas, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, lanzó hoy su estrategia “Rutas hacia el Mediterráneo”, solicitando 210 millones de dólares para ayudar a miles de personas que huyen de los horrendos abusos a manos de tratantes y traficantes.

“En Níger, finalmente estamos a salvo”

El objetivo de la Agencia es encontrar alternativas para personas refugiadas como Maryam y Ahmed - que huyeron de Somalia después de que tres familiares cercanos, incluidos sus padres, fueran asesinados - para que nunca más tengan que volver a partir...

Como parte de su labor en el país, ACNUR está identificando a las personas más vulnerables retenidas en los centros de detención libios, como Maryam y Ahmed, y las está trasladando a su Instalación de Reunión y Salidas en Trípoli, mientras esperan su evacuación fuera del país. En marzo de este año, la pareja estaba entre más de 100 hombres, mujeres y niños evacuados en vuelos charter a Níger.

“En Níger, finalmente estamos a salvo”, dice Maryam. “Estamos tan felices de vivir juntos como pareja. Vivimos con la esperanza de un buen futuro y que podamos pasar el resto de nuestras vidas juntos”.

Desde que comenzaron los vuelos en 2017, ACNUR ha evacuado a 2.913 de las personas más vulnerables a la seguridad de Níger, donde se pueden encontrar soluciones más duraderas, como el reasentamiento en terceros países.

“Los horrores a los que se enfrentan las personas en estos peligrosos viajes son inimaginables. Se trata de violaciones de los derechos humanos y de la dignidad humana”, declara Alessandra Morelli, Representante de ACNUR en Níger. “Trabajamos para devolver la esperanza a estas personas, a través del cuidado y la recuperación”.

*Nombres cambiados por razones de protección.