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ACNUR trabaja con niños y niñas indígenas wayuu provenientes de Venezuela para que puedan continuar su educación en Colombia

Historias

ACNUR trabaja con niños y niñas indígenas wayuu provenientes de Venezuela para que puedan continuar su educación en Colombia

Para los niños y niñas que llegan a La Guajira, el desplazamiento prolongado significa una educación interrumpida, a pesar de que la educación es un derecho humano básico esencial para su futuro.
5 Junio 2018
María, de 12 años, sonríe en el aula de su nueva escuela en La Guajira. María y su padre viajaron a pie desde Venezuela a Colombia con la esperanza de encontrar una vida mejor. María dejó atrás a sus amigos, su escuela y su vida. Ella dice que ir a la escuela en Maimajasay la está ayudando a sentirse más feliz.

Más de medio millón de personas venezolanas han cruzado la frontera hacia Colombia, llegando a ciudades fronterizas superpobladas y sin servicios suficientes, donde esperan encontrar oportunidades a las que ya no puedan acceder en su país. Si bien muchos depositan grandes esperanzas en lo que les espera al otro lado de la frontera, la situación humanitaria en Colombia dificultan la realidad para quienes llegan.

La península de La Guajira es el extremo más septentrional del continente sudamericano compartido por Colombia y Venezuela, una franja delgada de desierto árido que se extiende por ambos países. El lado colombiano de la península es un departamento remoto y con débil presencia institucional que se encuentra bajo presión por la llegada diaria de venezolanos que dejan atrás la inseguridad, la escasez de alimentos y la falta de acceso a servicios básicos.

Entre las personas que llegan, se encuentra un número creciente de indígenas wayuu, un grupo nómada con derechos binacionales que histórica y tradicionalmente han habitado libremente en ambos lados de la península. La condición nómada de los wayuu puede implicar que muchos no posean la documentación de identidad legal requerida para acceder a los servicios en el lado colombiano de la frontera. Esto significa que cuando los wayuu llegan o vuelven a La Guajira, a menudo deshidratados, desnutridos y cargando solamente la ropa que llevan puesta, se enfrentan a una serie de barreras específicas para acceder a los centros de salud e inscribir a sus hijos en las escuelas primarias. Esas necesidades hacen que los indígenas sean de las personas más vulnerables de interés del ACNUR en Colombia.

Para los niños y niñas que llegan a La Guajira, el desplazamiento prolongado significa una educación interrumpida, a pesar de que la educación es un derecho humano básico esencial para su futuro. El gobierno local ya ha realizado importantes esfuerzos para inscribir a los niños y niñas venezolanos y wayuu que llegan en las escuelas locales, pero el mero volumen de las llegadas está ejerciendo una presión cada vez mayor sobre el ya sobrecargado sistema educativo del departamento.

"Quiero ser doctora", dice María, una niña indígena wayuu de 12 años que recientemente se mudó al lado colombiano de la frontera con su padre después de crecer en Venezuela. "Extraño Venezuela todos los días. Extraño a mi madre, echo de menos a mis amigos y extraño mi escuela", comparte María, que estaba cerca de terminar el 6º grado en su escuela anterior. A través de su oficina local en Riohacha, la capital del departamento de La Guajira, ACNUR está trabajando en estrecha colaboración con las autoridades y los socios locales para encontrar soluciones sostenibles a la educación alternativa para los wayuu como María.

La Escuela Maimajasay es una escuela primaria indígena construida para responder a las necesidades educativas de la población wayuu que llega o retorna a La Guajira. En un inicio contaba con 30 estudiantes, pero ahora tiene un cuerpo estudiantil de casi 200 personas. En Maimajasay, los niños y niñas wayuu encuentran un espacio seguro, un ambiente de aprendizaje culturalmente respetuoso que nutre y fortalece la identidad cultural, con muchas clases impartidas en Wayuunaiki, por maestros que hablan el idioma y favorece la educación bilingüe. El Coordinador Académico de la escuela es de la comunidad wayuu y se asegura de que el plan de estudios mantenga un fuerte enfoque en la cultura indígena. La enseñanza se lleva a cabo en aulas abiertas y el ACNUR ha ayudado a renovar los edificios escolares para garantizar una coexistencia más natural con el medio ambiente, algo profundamente entrelazado en la cultura wayuu que tiene profundas conexiones con la tierra.

ACNUR ha construido el área del comedor escolar y está buscando una fuente de agua potable en la comunidad para construir un pozo.

"Maimajasay es una de las muchas comunidades wayuu a lo largo de la frontera que continúa recibiendo retornados wayuu de Venezuela, a pesar de las limitaciones en recursos", dice Federico Sersale, Jefe de la Oficina del ACNUR en Riohacha.

"ACNUR tiene como objetivo mejorar las condiciones para los niños y niñas wayuu de Colombia y Venezuela en esta comunidad a través de proyectos de infraestructura y agua. Es importante destacar que los proyectos de infraestructura y el enfoque del ACNUR en general están en línea con las tradiciones y costumbres del pueblo wayuu; son propicios para fortalecerlos y, por lo tanto, facilitar la reintegración de los wayuu retornados", explica Sersale.

Gracias al apoyo del gobierno local y ACNUR, Maimajasay ahora es reconocida como una escuela independiente, dándole la libertad de elegir sus propios maestros, adaptar su plan de estudios y tener acceso directo al programa de alimentos patrocinado por el gobierno. La Escuela Maimajasay ofrece esperanza y una oportunidad importante para una generación vulnerable de niños y niñas wayuu como María, quienes pueden continuar su educación y construir su futuro en Colombia.

Párrafo contextual:

Cada vez más venezolanos continúan saliendo de su país. Más de 550.000 venezolanos habían ingresado a Colombia a fines de 2017. Desde 2014 hasta la fecha, más de 185.000 solicitudes de asilo fueron presentadas en todo el mundo, la mitad de las cuales se dieron en 2017. Más de 523.000 venezolanos han recibido una forma alternativa de estatus legal en sus países de acogida, permitiéndoles permanecer legalmente y acceder a los derechos y servicios básicos. Para obtener más información y estadísticas sobre la situación de Venezuela, visite https://data2.unhcr.org/en/situations/vensit