Cerrar sites icon close
Search form

Buscar el sitio de un país

Perfil de país

Sitio de país

Refugiados transforman paredes en piezas de arte

Historias

Refugiados transforman paredes en piezas de arte

Proyecto piloto del ACNUR y el Gobierno de Irán ha limpiado un vecindario en una de las comunidades de refugiados más pobres.
19 Julio 2016 Disponible también en:
Como parte de un proyecto liderado por la comunidad, iraníes y refugiados afganos limpiaron su barrio en Shiraz, Saadí, Irán.

SAADI, Irán – Hasta hace poco, los grafitis discriminatorios y los problemas con la basura creaban tensión social entre iraníes y afganos en el barrio de Shiraz, en Saadí, Irán. Pero ahora, gracias al Gobierno de Irán los refugiados y la comunidad local se han unido para transformar esta área con trabajos de arte llenos de color.

Como gran parte de Irán, Shiraz es hogar de una gran población de refugiados afganos. Antes del inicio del proyecto de limpieza, los problemas de salud pública e higiene dividían a la comunidad. "Ha sido costumbre de los afganos y los iraníes el culparse los uno a los otros por los problemas que veían a su alrededor, y lo hacían de forma verbal, por grafitis o con frases de odio", recuerda Alex Kishara, Director de la sub oficina en Shiraz.

Con la esperanza de empoderar a los residentes, el ACNUR y el Gobierno reunieron a artistas locales y a más de 60 voluntarios de la comunidad para diseñar e implementar un proyecto de "limpieza y pintura".

"Ha sido costumbre de los afganos y los iraníes el culparse los uno a los otros por los problemas que veían a su alrededor."

La comunidad se puso a trabajar en la recolección de arena y la transformación de las paredes con lemas de odio en murales artísticos llenos de color. Dos artistas, un iraní y un afgano, así como cinco estudiantes trabajaron con los niños en el diseño y aplicación de patrones, ofreciendo consejos de arte durante la semana que duró el trabajo de pintura.

Las frases de odio y los grafitis fueron remplazados por murales de iraníes y afganos muy hábilmente decorados, así como por otros motivos que simbolizan la armonía compartida. Alireza, un participante de 13 años, pintó su mural favorito, retratando un gran árbol con anchas ramas junto a un texto en farsi que dice: "Los hijos de Adam son miembros los unos de los otros, y fueron creados de una misma esencia".

Un voluntario iraní se ofreció para pintar caras, mientras que un voluntario afgano brindó chequeos médicos gratuitos.

A pesar de que algunos miembros de la comunidad se mostraron escépticos en un inicio y criticaron el proyecto, diciendo que estaba destinado a fracasar, o que era un desperdicio de tiempo y dinero, los murales provocaron tanto interés, que pronto más personas se sumaron. "Se tuvieron que comprar más productos para pintar, ya que muchos de los residentes y propietarios que dudaron en un inicio, quisieron participar y ver sus propias paredes pintadas", dijo el señor Sharifi, artista y diseñador afgano.

El proyecto inculcó un nuevo sentido de comunidad entre los afganos y los iraníes. Aquellos que no participaron directamente en el proyecto, fueron a las calles para ofrecer bebidas y alimentos a los voluntarios. "¿Qué es una buena ciudad?" dijo Alireza, durante uno de los grupos de discusión que se realizó con los niños.

"¿Qué es una buena ciudad? Es aquella que está formada por buenos ciudadanos."

El proyecto también alivianó algunas preocupaciones sobre protección. Mohammad, un niño de 13 años que recién quedó huérfano, y fue retornado a Saadi con sus hermanos, se involucró en el proyecto gracias al apoyo de una iniciativa juvenil y la asistencia del ACNUR. Mohammad demostró tanto talento creativo que sus habilidades fueron notadas por el señor Sharifi, y ahora ha recibido una beca en el Instituto de Arte Sepid.

Irán ha mostrado una gran generosidad al hospedar a cerca de un millón de refugiados durante la prolongada situación de refugiados de casi 40 años. Con el apoyo del Gobierno y el ACNUR, los proyectos liderados por la comunidad como este continuarán guiando el camino.

Por Leah Cowan, Irán