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Declaración de las direcciones del Comité Permanente entre Organismos: Una de cada cinco personas en el Sahel central necesita asistencia humanitaria; ha llegado el momento de convertir las palabras en acciones

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Declaración de las direcciones del Comité Permanente entre Organismos: Una de cada cinco personas en el Sahel central necesita asistencia humanitaria; ha llegado el momento de convertir las palabras en acciones

12 Enero 2024 Disponible también en:
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NUEVA YORK/GINEBRA/ROMA – La crisis que azota el Sahel central ha exacerbado las necesidades humanitarias y de protección; además, amenaza con revertir los logros alcanzados en materia de desarrollo. En 2024, alrededor de 17 millones de personas en Burkina Faso, Malí y Níger necesitan protección y asistencia humanitaria; es decir, una quinta parte de la población[1]. Esta crisis afecta desproporcionadamente a mujeres y niñas, lo cual profundiza las desigualdades de género que persisten en la región.

En algunas áreas, los niveles de violencia son alarmantes: se reportó la muerte de casi 700 civiles tan solo entre octubre y noviembre de 2023 (es decir, once personas cada día, lo cual constituye casi el doble de los índices reportados en septiembre)[2]. Además, al menos tres millones de personas han sido desplazadas; mayoritariamente, mujeres, niñas y niños. Los servicios básicos también se han visto afectados: alrededor de 8.400 escuelas y 470 centros de salud dejaron de funcionar. Con estas tendencias aumentan las necesidades humanitarias y obstaculizan el goce de los derechos humanos.

En los últimos seis meses, debido a los cierres fronterizos en Níger, para los socios humanitarios ha sido difícil llevar suministros al país. Se prevé que, en los próximos meses, las necesidades humanitarias serán muy preocupantes, incluso podrían exacerbarse con la inseguridad, el desplazamiento, las malas cosechas, los riesgos de protección, el impacto de las sanciones, y los estragos producidos por la suspensión de la ayuda al desarrollo.

En Burkina Faso, debido a la inseguridad y otros desafíos, las agencias de ayuda dependen cada vez más de la transportación aérea para brindar asistencia humanitaria, lo cual disminuye el alcance. Conscientes de la necesidad de responder eficaz y eficientemente para brindar asistencia vital, incluso por vía terrestre, los socios humanitarios colaboran con las autoridades para mejorar el acceso.

En Malí, la inseguridad ha persistido en el norte, el este y el centro del país; en algunos casos, ha provocado nuevos desplazamientos, generado nuevas necesidades y obstaculizado las operaciones humanitarias. Las agencias de ayuda tienen previsto permanecer y brindar protección y asistencia a las personas en mayor situación de vulnerabilidad. Por tanto, para ofrecer servicios de apoyo críticos – que incluyen logística, seguridad, detección y desactivación de minas, capacidad para evacuar a personas enfermas e involucramiento comunitario – se necesitan recursos con urgencia.

A pesar de los desafíos y aun con los pocos recursos con los que cuentan, los socios humanitarios nacionales e internacionales – que colaboran con organizaciones locales – han permanecido en el terreno. En 2023, brindaron asistencia a alrededor de 6,3 millones de personas[3] en el Sahel central, complementando los esfuerzos de las comunidades y de las autoridades locales y nacionales.

Sin embargo, las operaciones de asistencia enfrentan agobiantes déficits en la financiación; de hecho, de los llamamientos humanitarios que se hicieron en 2023 para los países en el Sahel central, apenas se recibió un tercio de los fondos necesarios (es decir, alrededor de USD 781 millones). En 2024, se requiere un estimado de USD 2.200 millones para ayudar a 10,4 millones de personas en toda la región[4].

Las agencias de ayuda tienen claro que, si bien la asistencia humanitaria se necesita con urgencia, esta no solucionará los ciclos de hambruna, desplazamiento y enfermedad que hacen parte de la crisis que azota el Sahel central. Es imperativo invertir en resiliencia, desarrollo sostenible y cohesión social para que las comunidades logren superar las adversidades, así como prevenir que las necesidades humanitarias sigan aumentando. Asimismo, se requieren canales inclusivos y efectivos que permitan que diversas personas afectadas contribuyan a los programas y a la toma de decisiones que afectan sus vidas y sus derechos.

Estas inversiones deben complementarse con más alianzas con la sociedad civil y las comunidades locales, incluidas las organizaciones lideradas por mujeres. De igual forma, resulta esencial prevenir situaciones que alimenten el sufrimiento humano, como las sanciones inespecíficas y la suspensión de la ayuda al desarrollo.

Por años, el mundo ha concurrido en que debe hacerse mucho más para ayudar a las poblaciones de Burkina Faso, Malí y Níger.

Ha llegado el momento de convertir las palabras en acciones.

Firman:

  • Martin Griffiths, Coordinador de Asistencia de Emergencia y Subsecretario General de Asuntos Humanitarios (OCHA)
  • Dr. Qu Dongyu, Director general, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
  • Sofia Sprechmann Sineiro, Secretaria general, CARE International
  • Jane Backhurst, Presidenta, ICVA (Christian Aid)
  • Jamie Munn, Director ejecutivo, Consejo Internacional de Agencias Voluntarias (ICVA)
  • Tom Hart, Presidente y Director general, InterAction
  • Amy E. Pope, Directora general, Organización Internacional para las Migraciones (OIM)
  • Tjada D’Oyen McKenna, Directora general, Mercy Corps
  • Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH)
  • Janti Soeripto, Presidenta y Directora ejecutiva, Save the Children en EE. UU.
  • Paula Gaviria Betancur, Relatora Especial sobre los derechos humanos de los desplazados internos
  • Achim Steiner, Administrador, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
  • Dra. Natalia Kanem, Directora ejecutiva, Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA)
  • Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUR)
  • Maimunah Mohd Sharif, Directora ejecutiva, Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Habitat)
  • Catherine Russell, Directora ejecutiva, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF)
  • Sima Bahous, Subsecretaria general y Directora ejecutiva, ONU Mujeres
  • Cindy McCain, Directora ejecutiva, Programa Mundial de Alimentos
  • Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director general, Organización Mundial de la Salud (OMS)
  • Andrew Morley, Presidente y Director general, World Vision International
 

[1] Esta estimación se basa en las proyecciones iniciales de 2024, que se publicaron en el Panorama Humanitario Global de ese mismo año. Las cifras se confirmarán en las próximas semanas, por medio del Plan de Respuesta Humanitaria de cada país.

[2] El número estimado de muertes se basa en los datos de ACLED.

[3] Esta estimación incluye la labor de agencias de la ONU y otras organizaciones no gubernamentales que, hasta el 30 de septiembre de 2023, estuvieron trabajando con base en planes de respuesta humanitaria. Las cifras totales de 2023 estarán disponibles en el segundo trimestre de 2024.

[4] Esta estimación se basa en las proyecciones iniciales de 2024, que se publicaron en el Panorama Humanitario Global de ese mismo año. Las cifras se confirmarán en las próximas semanas, por medio del Plan de Respuesta Humanitaria de cada país.