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Coronavirus: ACNUR comparte recomendaciones prácticas para ayudar a los países europeos a asegurar el acceso al asilo y una recepción segura

Comunicados de prensa

Coronavirus: ACNUR comparte recomendaciones prácticas para ayudar a los países europeos a asegurar el acceso al asilo y una recepción segura

27 Abril 2020 Disponible también en:
Un solicitante de asilo afgano con sus dos hijos en un centro de recepción en Fylakio, Grecia, en febrero de 2020.

En un momento en el que el mundo se está movilizando para combatir la propagación del virus COVID-19, muchos países dentro y fuera de Europa han implementado medidas extraordinarias para gestionar sus fronteras, limitando los viajes por vía aérea y los movimientos transfronterizos. ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ha pedido hoy a los países europeos que, en estos tiempos difíciles, mantengan las buenas prácticas y redoblen sus esfuerzos para fortalecer los sistemas de asilo en Europa.

Resulta alentador que cerca de dos tercios de los países europeos hayan encontrado fórmulas para gestionar sus fronteras de forma efectiva permitiendo a el acceso a sus territorios de personas que solicitan asilo. Algunas de las medidas puestas en marcha por los Estados europeos incluyen la realización de exámenes médicos en las fronteras, informes de estado de salud o cuarentenas temporales de las personas recién llegadas. Estas prácticas son precedentes positivos para otros Estados europeos y en otros lugares del mundo.

“Hemos preparado una serie de recomendaciones prácticas para apoyar los sistemas de asilo nacionales mientras continuamos ofreciendo a los gobiernos nuestra experiencia, situando siempre a las personas refugiadas y solicitantes de asilo en el centro de todos nuestros esfuerzos”, explica Pascale Moreau, Directora Regional para Europa de ACNUR.

Las medidas para mitigar la propagación del COVID-19, como el distanciamiento físico o las restricciones de movimientos y reuniones, han tenido un impacto en el funcionamiento de los sistemas de asilo en Europa, ya sea en el registro de nuevas solicitudes de asilo y de documentación, en la determinación del estatuto o en los recursos judiciales. Las consecuencias pueden ser muy graves para las personas afectadas, así como para los Estados. Si, por ejemplo, no se admiten nuevas solicitudes de asilo, los solicitantes no estarían en una situación regular y no tendrían acceso a servicios de asistencia básicos ni de salud. Si los procedimientos de asilo se suspenden, las autoridades nacionales de asilo se enfrentarán  a grandes dificultades una vez se retome la actividad, o lo que es peor, correrán el riesgo de perder o incluso retroceder en cuanto a las inversiones que se hubieran realizado en sus sistemas de asilo.

La mayoría de los Estados europeos, conscientes de estas consecuencias negativas, han adaptado, al menos en parte, los sistemas de asilo a la situación actual. Se han simplificado los procedimientos de registro y se han adaptado para permitir la presentación de solicitudes de forma  escrita o vía electrónica. También se han adelantado las citas para hacerlas coincidir con los exámenes médicos, además de automatizar la expedición de documentación. En otros casos se han adaptado las infraestructuras físicas en los lugares donde se realizan entrevistas, o se están probando y ampliando técnicas de entrevista en remoto, utilizando por ejemplo videoconferencias, para poder continuar con los procedimientos de asilo.

En varios países europeos, los centros de recepción llevan tiempo sometidos a mucha presión, una situación que ahora se ve agravada por la emergencia del COVID-19. El riesgo de transmisión del virus es particularmente alto en instalaciones de acogida masificadas o espacios de confinamiento como los lugares de detención de inmigrantes. Varios Estados han comenzado a trasladar a solicitantes de asilo detenidos a otros lugares con condiciones más seguras. Asimismo, se han adoptado varias medidas de forma proactiva para mejorar las condiciones en los centros de recepción para reducir los riesgos de transmisión. En algunos casos se han habilitado con rapidez más espacios de acogida temporales, empleando edificios que no estaban en uso u hoteles vacíos, con el fin de descongestionar los centros saturados y priorizando el traslado de personas que pertenecen a grupos de riesgo, como las personas mayores.

“Reconocemos los enormes desafíos que planea esta crisis sanitaria, e instamos a los Estados a que también continúen adelante con los esfuerzos para salvar vidas y rescatar a las personas refugiadas y migrantes en peligro en el mar”, añade Moreau.

“Cuando se trata de salvar vidas no debería haber dudas ni demoras. Cuando llegan personas a nuestras fronteras, por mar o por tierra, buscando desesperadamente un lugar seguro, nunca debemos darles la espalda ni devolverles a los peligros de los que huyen”.

Otras de las circunstancias principales que obstaculizan los desembarcos de personas refugiadas y migrantes que han sido rescatadas en el mar tras enfrentarse a terribles travesías en el Mediterráneo son las limitaciones en la capacidad de recepción. Sin embargo, aunque incrementar esta capacidad de acogida en los países europeos receptores es un punto de partida importante, se necesita realizar más esfuerzos, incluyendo el fortalecimiento de la solidaridad dentro de la Unión Europea a través de las reubicaciones.

Mientras que Europa comienza a cambiar las medidas para responder ante el COVID-19, existen riesgos, pero también oportunidades. Las medidas adoptadas en tiempos de adversidad pueden contribuir a que se construyan sistemas de asilo más resilientes de cara al futuro.

“Esas oportunidades debemos identificarlas y aprovecharlas juntos, como por ejemplo realizar el registro de las solicitudes de asilo de forma digital, utilizar métodos de entrevista en remoto o agilizar los procedimientos de asilo y que sigan siendo justos”, añade Moreau. “ACNUR sigue mostrando su agradecimiento a las comunidades y a los Estados por sus esfuerzos para proteger el espacio de asilo en Europa en unas circunstancias en las que el riesgo sanitario es elevado para todos”.

Aprovechando las buenas prácticas que se han puesto en marcha en Europa, la Oficina Regional para Europa de ACNUR ha publicado una recopilación de buenas prácticas y recomendaciones, que brindan a los Estados un apoyo práctico para garantizar el acceso al territorio y al asilo, para abordar las restricciones de movimiento o para establecer una comunicación efectiva con las personas solicitantes de asilo y la población refugiada en relación con los riesgos del COVID-19. 

 

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