Cerrar sites icon close
Search form

Buscar el sitio de un país

Perfil de país

Sitio de país

Una madre de Kiev encuentra seguridad en Polonia tras varios días en carretera

Historias

Una madre de Kiev encuentra seguridad en Polonia tras varios días en carretera

Después de un viaje agotador de tres días en coche, Olga y sus hijos forman parte de los cientos de miles de personas que han huido de Ucrania para encontrar seguridad en los países vecinos en los últimos días.
27 Febrero 2022 Disponible también en:
Familias cargan sus pertenencias a través del paso fronterizo de Zosin, en Polonia, luego de huir de Ucrania.

En el puente de acero sobre el río Bug que marca la frontera con Polonia, una fila de miles de autos se extiende 14 kilómetros hacia la vecina Ucrania. Cada ciertos minutos un semáforo del puente se pone en verde y una docena de vehículos lo atraviesan, poniendo fin a días de tensión, incertidumbre y miedo para quienes intentan encontrar seguridad.

“Este es nuestro tercer día en la carretera”, comenta Olga, de 36 años, al final de un viaje que normalmente dura siete horas. Salió de la capital ucraniana el jueves con su hijo de dos años y su hija de ocho, junto con una vecina y su hija, y no llegó hasta el sábado por la noche. “Huimos en cuanto cayeron las primeras bombas. Tardamos doce horas en salir de Kiev. Llevamos 36 horas [esperando] aquí”.

“Huimos en cuanto cayeron las primeras bombas”.

A pesar del visible cansancio de los últimos días, con aspecto de alivio por haber llegado a la ciudad fronteriza polaca de Zosin, Olga cuenta que no pudieron encontrar comida caliente ni sanitarios durante todo el viaje.

“Estoy segura de que otros están peor. Y por lo menos tenemos salud”, expresa, acariciando a su hija Polina, quien va cubierta con un grueso abrigo, un gorro y una bufanda contra las bajas temperaturas nocturnas, abrazando un muñeco de peluche llamado “Foxy” que se trajo de casa. A la pregunta de cómo se las arreglaron en el auto durante tres días, Olga responde simplemente: “No tuvimos elección”.

Olga y sus dos hijos viajaron de Ucrania a Polonia durante tres días en busca de seguridad.

El domingo, cientos de miles de personas ya habían huido de Ucrania hacia los países vecinos desde el inicio de la operación militar el 24 de febrero. El mayor número de personas se ha dirigido hacia el oeste, a Polonia, y otras han entrado a Hungría, Moldavia, Rumanía y otros países.

Las autoridades nacionales de los países de acogida registran a las personas refugiadas y les brindan alojamiento, y ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y sus socios están sobre el terreno en las principales zonas fronterizas de la región para apoyar sus esfuerzos.

“Tenemos que registrar la identidad de cada persona”, explica el comandante de la Guardia Fronteriza Polaca en Zosin, indicando la larga fila de autos que aún esperan para entrar. Quienes llegan sin vehículo pueden evitar la fila de tráfico y entrar más rápidamente, añade.

“Muchas personas vienen a pie, entonces solo tienen que esperar cuatro horas”, comenta el funcionario. “A veces vienen autobuses y dejan a las personas unos kilómetros antes [de la frontera]. Otras conducen hasta la frontera, abandonan su auto y cruzan”.

Detrás de él hay una gran tienda de campaña de color naranja donde se reúnen las personas recién llegadas, agradecidas por el té caliente, la repostería, la fruta y los sándwiches que les ofrecen. En el interior, una madre cambia a su bebé, mientras que cerca de ella algunos niños y niñas lloran y otros corretean jugando, son demasiado jóvenes para entender lo que está pasando.

“Ahora estamos a salvo...”

De vuelta a la frontera, un padre se despide de su esposa y sus hijos antes de volver a Ucrania. La mayoría de las personas refugiadas que han entrado a Polonia son mujeres, niñas y niños.

Después de comer un poco y beber algo caliente, Olga comenta que no tiene idea de lo que les espera a ella y a sus hijos.

“Esta noche tenemos alojamiento al otro lado de la frontera, y luego encontraremos algo”, expresa. “Después de todo, ahora estamos a salvo”.

Su mayor preocupación ahora es la seguridad de su esposo en Ucrania. “Se quedó en  Kiev, dona sangre todo el tiempo y cuida de las personas adultas mayores que no pudieron escapar”. Al preguntarle qué espera que ocurra ahora, Olga abraza a su hija y señala: “Que las bombas paren. Que los asesinatos paren. Y que podamos volver a casa”.

Donar