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Aumenta el número de niños refugiados sirios en las escuelas libanesas

Historias

Aumenta el número de niños refugiados sirios en las escuelas libanesas

ACNUR colabora con sus socios en Líbano para ampliar las oportunidades educativas de los miles de jóvenes refugiados sirios.
7 July 2016
Mahmoud, un padre y refugiado sirio, comparte sus esperanzas y preocupaciones sobre la educación de sus hijos en una reunión dirigida por la ACNUR y el Comité Internacional de Rescate en Baalbek en el Líbano.

BAALBEK, Líbano, 7 de julio (ACNUR) – Padre de ocho hijos, Mahmoud huyó de la guerra en Siria hace cuatro años, guiando a la mayoría de su familia hacia la la seguridad en el Líbano. Desde entonces, la educación de sus hijos ha sido esporádica. Algunos han perdido varios cursos escolares.

"Mi sueño es de que tengan un futuro brillante, mejor de lo que es ahora", cuenta desde una reunión para padres de niños refugiados organizada por ACNUR en esta localidad del este del Líbano.

"Ojalá que alguno pueda ser arquitecto y otro médico", agrega. "Quiero lo mejor para ellos en la sociedad y en la vida. Para tener una posición en la vida, la educación es muy importante".

La Agencia de la ONU para los Refugiados, el Gobierno de Líbano y otros socios como UNICEF trabajan con refugiados en situaciones como la de Mahmoud para convertir ese deseo en realidad a través de una mejora de las oportunidades educativas para los niños que se encuentran entre los más de un millón de refugiados sirios en el Líbano.

En 2012, el Ministerio de Educación y Educación Superior (MOEHE), abrió las puertas de las escuelas públicas a los estudiantes refugiados, dándoles la oportunidad de recibir una educación. Posteriormente añadió un segundo turno para permitir que más niños pudieran ir a la escuela.

Los resultados han sido positivos. Un informe reciente, "ACNUR Líbano: Regreso a Clases", revela que 157.984 niños refugiados, desde el jardín de infancia hasta noveno grado, fueron inscritos en el sistema de educación pública reglada en enero, frente a 106.735 el año anterior y los 62.664 registrados en 2013-2014.

La estrategia nacional para la educación está en proceso de fijar metas más ambiciosas para el próximo año escolar, con el objetivo de escolarizar a todos los niños del Líbano. El número de escuelas que ofrece un segundo turno fue de 238 en 2015-2016, frente a las 144 del año anterior y las 90 de 2013-2014.

ACNUR también contribuye con este proyecto educativo a través de su capacidad de sensibilización y movilización de comunidades en torno a la escolarización y retención escolar. Este apoyo se canaliza también mediante más de un centenar de refugiados que han sido formados como "movilizadores por la educación" de sus comunidades.

Los "movilizadores" ayudan a establecer comités de padres de alumnos para impulsar la matriculación de niños refugiados en escuelas públicas y a ayudar con sus deberes a los estudiantes de asentamientos informales o apartamentos compartidos. También realizan sesiones en grupo con carácter social o de apoyo psicológico, como la de Baalbek.

Sin embargo, todavía hay retos que abordar. Muchas escuelas informan de que la asistencia de estudiantes no coincide con las cifras de matriculación debido al desplazamiento de familias refugiadas, el elevado coste del transporte y los materiales escolares, las distancias que deben recorrer y las dificultades de los estudiantes para acostumbrarse a un sistema educativo nuevo.

Algunas familias necesitan además que sus hijos trabajen para poder salir adelante, debido al alza de la vulnerabilidad y al endeudamiento de los refugiados en el país. Asimismo, hay alumnos niños sirios para los que la exigencia lingüística del plan de estudios libanés presenta dificultades, debido a que algunas clases se imparten en inglés o francés.

Para contrarrestar estos problemas, el Gobierno y sus socios han introducido un programa de aprendizaje acelerado que ayuda a los niños a recuperar los meses o años de escolarización que han perdido.

Otro informe elaborado por diversos organismos de la ONU junto al MOEHE calcula que al finalizar 2015 había 255.400 niños de diversas nacionalidades que no asistían al colegio. Por ello, recomendaba mayores esfuerzos de divulgación y más fondos para que el MOEHE pudiera ampliar las clases.

"Me gustaría que algún día mis hijos terminen sus estudios en Siria".

En una reunión reciente en Qsarnaba, localidad del valle de Bekaa, un grupo de refugiados se reunió en una tienda de campaña, bajo el sol abrasador, para discutir cómo detener el abandono consecuencia del trabajo infantil. Durante esta reunión, los consejeros voluntarios subrayaron repetidamente la importancia de obtener un diploma de una escuela libanesa que pudiera ser convalidado en un futuro.

Ahmed*, un refugiado de Raqqa, relata los apuros – principalmente económicos – a los que se ha enfrentado a lo largo tiempo para poder mantener a sus dos hijos, de 9 y 12 años, en la escuela pública. Este año le hubiera gustado inscribirlos, pero se le pasó el periodo de matrícula. "Por ahora, les ayudó con lo que puedo", dice. "Les enseño lo que sé".

"He visto que los hijos de mi vecino han mejorado en clase", añadió. "Sería feliz si mis hijos aprendieran en el mismo lugar y después, algún día, me gustaría que mis hijos terminen sus estudios en Siria".

En Baalbek, Amira*, una voluntaria en torno a los 40, contó al grupo cómo su hijo vio "algo horrible" en los combates en Siria cuando tenía tres años. "Habla", les dijo, "pero no como un niño normal".

Espera que el reasentamiento en el extranjero signifique un nuevo comienzo y la posibilidad de recibir más ayuda especializada para que su hijo salga de su caparazón.

*Los nombres han sido cambiados por razones de protección.