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Civiles se ven atrapados en una extrema necesidad de ayuda en Mosul

Historias

Civiles se ven atrapados en una extrema necesidad de ayuda en Mosul

Los residentes que han huido destacan el peligro, la falta de alimentos y agua para cientos de miles de civiles que aún continúan atrapados en las zonas dominadas por los rebeldes en la segunda ciudad más grande de Irak.
31 January 2017
Residentes huyen del vecindario Al Sukar, al este de la ciudad, después de ser retomada por las fuerzas iraquíes.

MOSUL, Irak, 31 de enero de 2017 (ACNUR) – Cuando la oscuridad cayó sobre Mosul, Saad * de 45 años, puso a su hijo herido en su espalda y trepó sobre los restos de un arruinado puente sobre el río Tigris, en un intento desesperado de llegar a la zona este, controlada por el gobierno.

"Salimos al caer la noche y lo llevé en mi espalda porque no puede caminar", dice Saad, quien llevó a su hijo Haitham * de 21 años, con la ayuda de sus otros hijos. "Cambiábamos cada 30 minutos porque era un largo camino".

Cuando Saad hizo el cruce hace unas semanas, todavía era posible escalar el Cuarto puente sobre el Río Tigris, el cual fue destruido en un ataque aéreo de la coalición para evitar que los extremistas se reabastecieran. Pero mientras se abrían paso a través de los restos del tramo, los rebeldes les dispararon.

Escapó para intentar recibir tratamiento para Haitham, quien resultó herido en una explosión hace dos años, en una unidad de estabilización de trauma en el este de Mosul, y después de que extremistas mataran a otro de sus hijos. "Algunos niños fallecieron porque el agua no estaba limpia", añadió, describiendo la situación humanitaria en el oeste de Mosul.

"El precio de la comida allí es muy alto; no hay energía, ni agua ni gasolina"

"Sabíamos que era peligroso, pero teníamos que venir a este lado", dijo. "Mi familia todavía está en el otro lado. El precio de la comida allí es muy alto; no hay energía, ni agua ni gasolina".

Saad dice que los extremistas están ejecutando familias y no dejan que nadie cruce el río. Algunos intentan huir recurriendo a pagar a los contrabandistas $ 200 dólares para que los lleven en barco, pero los que se quedan atrapados se enfrentan a la ejecución sumaria.

La operación encabezada por el gobierno para retomar Mosul está ahora en su cuarto mes. Las fuerzas de seguridad iraquíes han consolidado su posición en los barrios orientales de la ciudad. Pero en la orilla occidental del río Tigris, cientos de miles de personas continúan atrapadas bajo el control de los extremistas con alimentos limitados y sin acceso a agua potable.

Agencias de la ONU y socios humanitarios han estado expresando su profunda preocupación por el destino de los civiles que viven en el oeste de la ciudad, donde se espera que el esfuerzo para retomar la ciudad se intensifique en las próximas semanas, así como en Hawiga, al sur.

Mientras tanto, los civiles que viven en barrios orientales cerca de las líneas del frente corren el riesgo de un fuego entrante, y necesitan desesperadamente ayuda humanitaria.

Desde el comienzo de la ofensiva militar el 17 de octubre, unas 163.000 personas han huido del este de Mosul y sus alrededores, y la mayoría vive en campamentos administrados o apoyados por el ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados. Sin embargo, muchos más han permanecido en sus hogares mientras los combates se recrudecen a su alrededor, y están en necesidad de alimentos, agua, energía y atención médica.

A finales de enero, el personal del ACNUR visitó a residentes en los vecindarios recientemente accesibles de Zuhoor, Sukkar y Nuar en el este de Mosul. Esta fue la primera vez que el ACNUR logró llegar a estas áreas. El ACNUR ha ayudado a casi 9.000 familias con equipos de emergencia dentro de las áreas de acceso reciente de Mosul.

Entre los civiles atrapados en la lucha por el este de la ciudad estaba Basher Mouthaffr, de 42 años. "Estaba rezando en la mezquita y en cuanto salí, fui golpeado por una explosión de mortero", dijo sobre el ataque que hirió su espalda y le rompió ambas piernas, dejándolo incapaz de caminar.

"Estaba rezando en la mezquita y en cuanto salí, fui golpeado por una explosión de mortero"

Basher fue trasladado a un hospital en el oeste de Mosul, mientras que su esposa y sus tres hijos permanecieron en su casa en el lado de la línea de frente que está controlado por el gobierno. Basher es originario de Sinjar en el oeste de Ninewa, pero huyó a Mosul cuando su ciudad natal fue tomada en agosto de 2014.

Cuando las fuerzas iraquíes empujaron más al oeste el 12 de enero, Basher finalmente pudo cruzar sobre el río y llegar a las líneas del gobierno, donde se reunió con su esposa e hijos una vez más. Incapaz de caminar, fue empujado en una carretilla a través de las líneas de frente por sus vecinos y amigos.

"Mi corazón se rompió dos veces, porque me golpearon y porque no tenía a mi familia conmigo", dijo, mientras se sentaba en la sala de estar de su familia con férulas en la pierna, dos días después de regresar a casa a Al-Zuhour.

En la pared colgaba un cargador de batería que la familia utiliza debido a la energía intermitente mientras que afuera, los residentes habían cavado un pozo para recoger el agua subterránea después de que las tuberías de agua quedaran dañadas en la lucha. Sin embargo, el agua es impura y beberla ha enfermado a la gente.

*Los nombres fueron cambiados por razones de protección