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Es clave tener una respuesta sostenible para el continuo desplazamiento rohingya

Historias

Es clave tener una respuesta sostenible para el continuo desplazamiento rohingya

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados dice que la inversión en educación, atención médica e infraestructura es necesaria para apoyar a las personas refugiadas y las comunidades de acogida en Bangladesh.
3 July 2018
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi (izquierda), habla con los niños refugiados rohingya en un centro de aprendizaje en el campamento 4 de Kutapalong, Bangladesh, el 3 de julio de 2018.

Mientras la lluvia golpeaba el techo de su clase, los niños alzaban la voz para cantar una canción de su natal Myanmar. Por un momento, el canto ahogó el aguacero.

El canto es una de las actividades ofrecidas en el centro educativo de una clase, en el asentamiento de refugiados más grande del mundo, que los alumnos de seis a nueve años toman con gran gusto.

Por solamente dos horas diarias, la clase mixta aprende cuestiones básicas de lectura, escritura y matemáticas en su idioma, así como inglés, antes de asistir a las próximas clases con más de 40 estudiantes cada una, que circulan por la escuela durante el día.

Las clases abarrotadas, las pocas horas, los materiales limitados, e incluso las lluvias y el lodo del monzón, son tan solo algunos de los obstáculos que enfrentan para obtener una educación básica en medio de la crisis rohingya, dicen los maestros.

“El principal desafío es que no tenemos un currículo fijo, ya sea de Myanmar o de Bangladesh”, dijo Jaivul Hoque, administrador de proyecto en el centro, que se ubica en el corazón del creciente asentamiento, y añadió: “Solo tenemos educación primaria, no hay educación secundaria”.

“El principal desafío es que no tenemos un currículo fijo”.

Después de diez meses de desplazamiento de cientos de miles de refugiados rohingya desde Myanmar, siendo más de la mitad niños y niñas, el abordar las necesidades a largo plazo se está convirtiendo en un aspecto clave de la respuesta humanitaria.

Al visitar el amplio asentamiento hoy, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, se quitó sus zapatos, se sentó en un tapete sobre el piso y compartió tiempo con los estudiantes y sus maestros.

Grandi tomó un camino lleno de lodo, esquivó aguaceros monzónicos, y recorrió un centro de salud integrado en el asentamiento, el cual ofrece atención primaria, clínicas para madres e hijos, apoyo nutricional y asesoramiento de salud mental a los refugiados que han experimentado una violencia horrible en Myanmar.

En Bangladesh viven casi un millón de refugiados rohingya, la mayoría huyó de la represión militar en Myanmar.

Grandi fue testigo de las difíciles condiciones que enfrentan al vivir en casas frágiles, pegadas a las empinadas pendientes, hechas con bambú atado a mano y desagües de concreto, sin electricidad y agua tomada de un pozo manual.

A medida que continúa su desplazamiento, el Alto Comisionado dijo que se deben encontrar mayores recursos para desarrollar la educación, la salud y la infraestructura para construir una vida más sostenible para ellos y quienes les acogen.

“Continuamos dando una respuesta de emergencia…con la temporada de monzón…pero necesitamos prepararnos para dar una respuesta al menos a mediano plazo”, dijo él.

Su visita al campamento llegó después de una misión de alto nivel con el Secretario General de la ONU, António Guterres, el Presidente del Grupo del Banco Mundial, Jim Yong Kim, y la Directora Ejecutiva de UNFPA, Natalia Kanem, a principios de esta semana para apoyar a los refugiados y las comunidades de acogida.

Como parte de un esfuerzo concertado para ayudar a Bangladesh a abordar las necesidades de las comunidades refugiada de acogida, el Grupo del Banco Mundial anunció la semana pasada cerca de mil millones de dólares en apoyo basado en donaciones para áreas que incluyen educación, agua potable y saneamiento, fondos que, según Grandi, serían fundamentales para brinbdar una respuesta sostenible.

“La contribución del Banco Mundial... será clave para obtener un sistema más integrado, un sistema más inclusivo, que realmente pueda ofrecer servicios sostenibles a esta población”, dijo Grandi.

Las condiciones actuales en Myanmar no permiten un retorno seguro y digno para los refugiados. Apoyar la educación Rohingya permitiría a las actuales "escuelas ad hoc" donde a los niños se les enseña “un poco de esto y aquello”, convertirse en una educación estandarizada que continúa en los niveles secundarios.

“Si no estructuramos de una manera estandarizada y ofrecemos un plan de estudios adecuado para todos los niños, la educación primaria y secundaria, realmente corremos el riesgo de perder mucho tiempo de una generación de niños”, dijo.

“No hacemos distinciones entre rohingya y bangladesíes. Todos son pacientes”.

Las principales inversiones también se destinarían a proporcionar infraestructura en el asentamiento de refugiados, así como a apoyar al gobierno en la prestación de asistencia sanitaria tanto para los refugiados como para los bangladesíes por igual.

Después de recorrer el asentamiento de Kutupalong el martes, Grandi concluyó su visita a Bangladesh en el atestado hospital en Cox's Bazar, donde fue testigo de los desafíos que enfrenta el sistema de salud, que ofrece la mejor atención posible para los locales y los refugiados.

Construido con una capacidad de 250 camas, el Hospital Sadar tiene actualmente 528 pacientes, incluidos unos 50 refugiados rohingya. La sobrepoblación en algunas salas significaba que algunos yacían temporalmente en colchones en los pisos de las salas o en los pasillos. El personal médico en el hospital del distrito dijo que recibirían con agrado más fondos, incluso para extender las salas de hospitalización.

“No hacemos distinciones entre rohingya y bangladesíes. Todos son pacientes”, dijo el médico Mohammad Rahalid. "Los fondos son necesarios y beneficiarían a ambas comunidades".