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La danza ayuda a personas refugiadas a sanar e integrarse en Ecuador

Historias

La danza ayuda a personas refugiadas a sanar e integrarse en Ecuador

Un taller de danza contemporánea ayuda a personas refugiadas en Ecuador a superar sus traumas, a contar sus historias de vida, y a integrarse en su país de acogida.
29 April 2022
Un taller de danza contemporánea ayuda a personas refugiadas en Ecuador a superar sus traumas, a contar sus historias de vida, y a integrarse en su país de acogida.

Cuando Raibelis salió de su país, Venezuela, pensó que guardaría sus zapatillas de danza en un profundo cajón, al menos por mucho tiempo. La joven de 21 años había formado parte de un grupo de baile en Trujillo, su ciudad natal en el occidente venezolano, durante siete años y soñaba con volverse bailarina profesional.


Pero estos sueños se esfumaron cuando la compañía se desmoronó, a medida que los miembros del grupo se iban, poco a poco, del país, a raíz de la inseguridad y la escasez de insumos básicos. Finalmente, Raibelis entendió que no tenía más remedio que irse también, con su hijo de ahora 3 años. Tras un viaje difícil en el cual recorrieron cientos de kilómetros a pie, mamá e hijo se establecieron en Ecuador.

Ahí, un programa de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, le brindó a Raibelis la oportunidad de regresar a la danza y de canalizar los sentimientos y traumas del desplazamiento a través del arte y el movimiento. La serie de talleres le ayudó a superar al sentimiento de aislamiento de estar lejos de su familia, en un país desconocido, y también de vencer a la soledad de la pandemia, que dificultó todavía más su integración en la sociedad ecuatoriana.

“Me siento como encerrada en cuatro paredes aquí. Mi hijo está pequeño y no tengo como conversar con alguien de confianza, con quien contar o compartir”, explicó. “No tengo amistades, no tengo a nadie, vivo encerrada, solo trabajo”.

Organizadas en colaboración con una compañía de danza contemporánea ecuatoriana, la serie de talleres se llevó a cabo de manera virtual y presencial durante nueve semanas. Nueve personas, entre ellas refugiadas y otras personas en movilidad humana, además de algunas ecuatorianas, usaron las herramientas de la danza contemporánea para convertir sus historias en movimientos corporales.

“El trabajo corporal es súper enriquecedor porque pueden abrir lo que están constantemente cerrando, tensionando, quedándose hacia adentro de sus vidas. Esto ayuda desde el cuerpo a abrir, a sentir salidas, aperturas y expresiones”, indicó Marcela Correa, coordinadora del proyecto y directora de danza contemporánea en la Universidad San Francisco de Quito. “A través de trabajos de respiración y de soltura corporal, soltura articular, y otros, se liberan de frustraciones, de tensiones, de dolores”.

“La danza y el arte en general tienen la capacidad de transformar las vidas de las personas forzadas a huir”, dijo Giovanni Bassu, Representante de ACNUR en Ecuador. “La expresión y el empoderamiento de sus voces les ayuda a encontrar su lugar en un nuevo lugar mientras reconstruyen sus vidas en seguridad”.

En Ecuador, ACNUR y sus socios implementan distintos programas para promover la integración y la coexistencia pacífica. Desde danza, teatro, producción audiovisual y pintura, cientos de niños, niñas, jóvenes y adultos expresan sus vidas cotidianas a través de diferentes productos y canales.

Como cierre del programa, este proyecto de danza tuvo como resultado una serie de videos sobre las diferentes piezas creadas por las y los participantes de los talleres. En ellos, quedaron registradas las historias, preocupaciones y logros de las personas refugiadas y sus comunidades de acogida en Ecuador.