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Personas desplazadas en la primera línea de la emergencia climática alzan la voz en la COP27

Historias

Personas desplazadas en la primera línea de la emergencia climática alzan la voz en la COP27

En la conferencia sobre el cambio climático de este año, las personas desplazadas alertaron de que sus intentos por adaptarse han sido superados por repetidos fenómenos meteorológicos extremos.
18 November 2022
Un refugiado afgano, cuyo hogar fue destruido por inundaciones y lluvias torrenciales, está sentado sobre escombros en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, al noroeste de Pakistán.

Como todo apuntaba a que las charlas de la Conferencia de la ONU sobre el cambio climático de este año (COP27) se seguirían llevando a cabo en Sharm El-Sheikh, Egipto, el día de hoy, el Asesor Especial sobre Acción Climática, Andrew Harper, solicitó que las personas refugiadas y desplazadas sean consideradas en los acuerdos finales de la conferencia y que participen en negociaciones futuras.

“Las personas refugiadas y desplazadas son algunas de las que se encuentran más expuestas a la crisis climática”, señaló haciendo ver que más del 70% de la población desplazada en todo el mundo proviene de los países más afectados por el cambio climático. “Muchas personas están buscando protección en países vulnerables al clima que apenas han contribuido al cambio climático y que cuentan con menos recursos para adaptarse a los efectos de este”.

Asimismo, solicitó que aumente el financiamiento para los países en la primera línea de la emergencia climática, los cuales suelen ser aquellos que han brindado protección a los refugiados.

“En muchas regiones, los esfuerzos de adaptación han sido superados por la velocidad con la que avanza el cambio climático”, recalcó. “Debemos prepararnos para pérdidas y daños inevitables (como el desplazamiento), los cuales requieren que se movilicen recursos adicionales”.

Las pérdidas y los daños provocados por el cambio climático aparecen por primera vez en la agenda oficial de la conferencia de este año; además, los países en desarrollo que más estragos han sufrido coinciden en la necesidad de que deben movilizar fondos los países cuyas emisiones de carbono han sido históricamente más elevadas para que los primeros puedan prepararse y recuperarse de los desastres provocados por el cambio climático. 

Las devastadoras inundaciones que se han suscitado en Pakistán, Sudán del Sur y otros países, las prolongadas sequías y la acechante hambruna en el Cuerno de África han aumentado la presión para avanzar en la cuestión; sin embargo, el último borrador del documento de resultados carece de detalles con respecto a la manera y el momento en que se creará un fondo para pérdidas y daños.

El término “pérdidas y daños” se refiere al devastador impacto de presiones y choques climáticos – como ciclones, inundaciones, sequías y el aumento del nivel del mar – en la seguridad, los hogares y los medios de vida de las personas. “No hay mejor ejemplo de las pérdidas y los daños provocados por el cambio climático que abandonar el hogar en busca de protección”, subrayó Harper.

Esto le pasó a Assad, un refugiado de doce años de Sudán quien, además de haber sido afectado por el conflicto, vio cómo su comunidad entera quedaba atrapada por las inundaciones hace un año. Su pierna se fracturó cuando una casa de ladrillo de barro colapsó encima suyo y de su primo. 

Al dirigirse – junto a otras personas desplazadas por la crisis climática – a las delegaciones presentes en la COP27, Assad contó cómo él y su familia huyeron en dirección a Egipto.

“Perdí a mi familia, a mis amistades, mi casa y mis sueños en Sudán”, contó. “Hoy estoy aquí para solicitar, con la voz de cada niño, que los países con recursos ayuden a los países pobres para que puedan hacer frente a los desastres”. 

En el panel estaba también Koyam Boulama Falmata, de Níger, quien en un primer momento fue desplazada por el conflicto, pero luego tuvo que huir nuevamente porque perdió su campo y su ganado a causa de las inundaciones. Ahora vive en un alojamiento hechizo en una zona del país propensa a la sequía, donde, según dijo, la vida ha sido extremadamente dura. “Mis hijos no van a la escuela. No hay agua potable ni atención médica. Es aún más difícil encontrar comida porque ya no cultivamos nada”.

“Para todas las personas en este panel, se trata de una cuestión de vida o muerte”.

Otros panelistas hablaron sobre el trabajo que están haciendo para mitigar el cambio climático y adaptarse a sus efectos. Eman Al-Hamali, una mujer yemení desplazada, habló sobre una microrred solar que ella y un grupo de mujeres están administrando. Esta planta solar suministra energía asequible y sostenible a la comunidad y genera ingresos para las mujeres que integran el grupo.

Opira Bosco Okot, un refugiado sudsudanés, creó una organización con otras personas jóvenes refugiadas luego de ver cómo el cambio climático afecta la agricultura y empeora la pobreza en el asentamiento de refugiados en el que vive en Uganda. La organización está reemplazando los árboles cortados para obtener leña y está apoyando a la comunidad para que logren hacer frente al cambio climático.

“Me dirijo a los líderes mundiales para solicitar que emprendan acciones y apoyen a las organizaciones dirigidas por personas refugiadas, las cuales están interviniendo para combatir la crisis climática”, señaló Opira.

Durante la conferencia, Andrew Harper hizo ver que África no recibe más del 4% de la financiación para la adaptación. ACNUR solicita más apoyo para los planes nacionales de adaptación de los países en desarrollo, lo que incluye crear medidas para fortalecer la resiliencia de las personas desplazadas y de las comunidades de acogida conforme el calentamiento global alimenta las crisis y conforme cada vez más personas son forzadas a huir. 

La poeta y antigua refugiada sudanesa Emtithal (Emi) Mahmoud, quien es Embajadora de Buena Voluntad de ACNUR, solicitó que las personas desplazadas no solo sean incluidas en los planes de adaptación, sino que también estén presentes en cada etapa de planeación de las respuestas. 

“Para todas las personas en este panel, se trata de una cuestión de vida o muerte”, confesó. “El año entrante espero estar en las salas de negociación y espero que tengamos una voz ahí. Estamos listos, de hecho, siempre lo hemos estado, así que es momento de que se nos incluya”.

Harper hizo eco de las palabras de Emtithal Mahmoud y solicitó también que las personas desplazadas ocupen asientos en la COP28 “para garantizar que ninguna decisión se tome sin considerarlas”.