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Urgen medidas para combatir la apatridia infantil

Historias

Urgen medidas para combatir la apatridia infantil

New report highlights experiences of stateless children and young people in seven countries. [for translation]
3 November 2015
Joe Hullman, de 13 años, trabaja en el vertedero municipal de San Pedro de Macoris (República Dominicana) durante las vacaciones de verano en busca de chatarra.

GINEBRA, 3 de noviembre de 2015 (ACNUR) – Joe Hullman, de 13 años, sueña con jugar al béisbol en su país natal, la República Dominicana. En cambio, como carece de partida de nacimiento y documentos de identidad, hurga en busca de chatarra en el vertedero municipal de San Pedro de Macoris.

A medio mundo de distancia, en Costa de Marfil, Issa, de 10 años, desea ir a la escuela y recibir una educación, sin embargo, se queda cuidando de los animales y limpiando en la mezquita local porque no puede probar su identidad y es apátrida.

Mientras tanto, en Malasia, las esperanzas de Tha Chaa Yeny, de 18 años, de convertirse algún día en arquitecta se han truncado porque carece de documento nacional de identidad y solo tiene una partida de nacimiento que estipula que es una "no ciudadana".

"Me gusta mirar los edificios con diseños, quiero ser arquitecta. A veces lloro cuando pienso en que nunca tendré la oportunidad de llegar a serlo cuando crezca", afirma.

Cada diez minutos un niño apátrida como Joe, Issa y Tha Chaa Yeny nace en algún lugar del mundo. Incapaces de estudiar, forjarse una carrera o incluso abrirse una cuenta bancaria, estos niños se enfrentan a una vida de discriminación ya que su situación afecta profundamente a sus capacidades para aprender, crecer y hacer realidad sus sueños y ambiciones.

Sus experiencias sobre crecer apátridas se destacan en un nuevo informe de ACNUR publicado hoy: Aquí estoy, aquí pertenezco: la urgente necesidad de acabar con la apatridia infantil. Se basa en entrevistas con más de 250 niños y jóvenes, sus padres y tutores en siete países de todo el mundo.

En el informe, narran los duros desafíos a los que se enfrentan cuando crecen, a menudo al margen de la sociedad, privados de los derechos que la mayoría de los ciudadanos disfrutan. Cuentan que con frecuencia se les trata como extranjeros en un país en el que han vivido durante toda la vida, se describen como "invisibles", "inmigrantes", "viviendo en la sombra", "como perros callejeros" y "despreciables".

"En el breve tiempo que los niños pueden ser niños, la apatridia puede fijar serios problemas que los perseguirán durante toda su infancia y los condenarán a una vida de discriminación, frustración y desesperación", asegura el Alto Comisionado de las Naciones Unidas, António Guterres, en el lanzamiento del informe. "Ninguno de nuestros hijos debe ser apátrida. Todos los niños deben pertenecer".

Los jóvenes apátridas a menudo sufren discriminación y acoso por parte de las autoridades y son más vulnerables a la explotación. La falta de nacionalidad les suele condenar a ellos y a sus familias y comunidades a permanecer pobres y marginados durante generaciones.

La apatridia también afecta a su futuro. Una mujer joven en Asia les contó a los investigadores de ACNUR que había sido incapaz de aceptar ofertas de trabajo como profesora porque es apátrida y solo puede encontrar trabajo en una tienda local. "Quiero decirle al país que existe mucha gente como yo".

ACNUR está instando a todos los Estados a adoptar medidas como permitir a los niños conseguir la nacionalidad del país en el que nacen – en el caso de que de otro modo se convirtieran en apátridas – y reformar las leyes que impiden que las madres transmitan la nacionalidad a sus hijos en igualdad de condiciones que los padres. Asimismo, se pretende garantizar la inscripción universal de nacimientos para evitar la apatridia, y la eliminación de leyes y prácticas que niegan a los niños la nacionalidad por razones de etnia, raza o religión.

Con este informe se cumple un año desde el lanzamiento de la campaña de ACNUR #IBelong (#yopertenezco) para acabar con la apatridia en 2024.

Gracias a la Voluntaria en Línea Noemí Pérez Rubio por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.