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El ACNUR hace un llamamiento urgente para ayudar a los refugiados burundeses

Notas de prensa

El ACNUR hace un llamamiento urgente para ayudar a los refugiados burundeses

Con una financiación de solo el 12%, el ACNUR y sus socios en la prestación de ayuda luchan ante las crecientes necesidades de los refugiados burundeses.
29 September 2017
Hombres, mujeres y niños hacen cola para tomar autobuses hacia el campamento de refugiados de Mahama.

Después de huir de la violencia en Burundi, Charlene Natete, su marido Jean-Marie y sus dos hijas, Alice de siete años y Vestinne de cuatro, respiran tranquilos al llegar por fin al campamento de refugiados de Mahama, en la provincia del Este (Ruanda). Pero, aun aquí, sus preocupaciones están muy lejos de acabar. Y todo lo que poseen cabe en una sola bolsa.


Antes de abandonar el centro de recepción de Nyanza (al sur de Ruanda) el día anterior, Charlene reunió leña y otros suministros para su nuevo hogar. "Solo hemos traído unas pocas piezas de ropa", dice. "No podíamos llevar mucho encima".

La violencia en Burundi comenzó en 2015 después de que el Presidente Pierre Nkurunziza anunciara su intención de presentarse a un tercer mandato. Las constantes amenazas y su incapacidad de dar a las milicias el dinero que les pedían hicieron que la familia escapara en una fría noche del pasado mes de junio.

Ahora, Charlene y su familia se encuentran entre los 400.000 burundeses desplazados en toda la región en Ruanda, Uganda, Tanzanía y la República Democrática del Congo (RDC) desde que comenzó la crisis en 2015.

"Solo hemos traído unas pocas piezas de ropa."

El ACNUR, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, realizó junto con sus agencias socias un llamamiento urgente el 29 de septiembre para recaudar 429 millones de dólares para ayudar a cubrir las necesidades de refugiados como Charlene en toda la región. Solo se ha recibido el 12% de la cantidad solicitada, lo que convierte la situación de Burundi en una de las crisis de refugiados que dispone de menor financiación en todo el mundo.

"La financiación insuficiente crónica de la situación de los refugiados en Burundi obstaculiza gravemente la capacidad de recepción y la calidad de la protección que prestan los países de acogida", comenta Catherine Wiesner, Coordinadora Regional de Refugiados para Burundi del ACNUR, con ocasión del lanzamiento en Nairobi (Kenia) del plan regional interinstitucional de repuesta a refugiados.

Los refugiados siguen viviendo en campamentos saturados y congestionados, se enfrentan a problemas de seguridad, deterioro de los alojamientos de emergencia, escasez de agua y comida y a unos servicios sanitarios y educativos desbordados. Wiesner añadió que "muchas áreas de recepción de refugiados se encuentran en riesgo de enfermedades transmisibles como la malaria y la diarrea acuosa aguda".

En Mahama, el impacto de la enorme brecha de financiación queda patente mientras el ACNUR y otros organismos de asistencia se esfuerzan por ofrecer unos estándares mínimos a los refugiados.

Janet Pima, Oficial de Protección del ACNUR en Mahama, comenta: "La financiación supone un gran desafío para la capacidad de construir alojamientos y dar respuesta a todas las necesidades de los refugiados burundeses. Sigue llegando gente, por lo que las necesidades aumentan día tras día".

Más de 85.000 refugiados viven en Ruanda en ciudades como Kigali y en Mahama. En un país tan pequeño como Ruanda, estas cifras suponen una carga enorme para sus recursos y el campamento de Mahama ya ha llegado a su límite.

"Tenemos cerca de 54.000 refugiados en el campamento y el espacio del cual disponemos ya está ocupado con alojamientos semipermanentes", añade Pima. "El principal desafío al que nos enfrentamos por ahora es la falta de espacio. No podremos reubicar a ningún recién llegado hasta hasta que no podamos ampliar el campamento".

"Ya no tenemos más espacio."

Los recién llegados tienen que esperar semanas e incluso meses antes de poder ser reubicados.

El ACNUR está negociando con el gobierno ruandés y con las comunidades locales que son propietarias del terreno alrededor del campamento. Sin embargo, con cada refugiado que entra en el país aumenta la presión sobre unos recursos que ya no dan más de sí.

En Tanzanía, que tiene acogida a la mayoría de los refugiados burundeses, pequeños grupos de refugiados han decidido ya de manera espontánea regresar a sus hogares. El ACNUR mantuvo una reunión tripartita con los gobiernos de Burundi y Tanzanía a finales de agosto de 2017. Desde entonces, se han implementado planes para atender a los 12.000 refugiados burundeses que se estima que regresarán a sus hogares en el último trimestre del año.

No obstante, la mayoría de refugiados burundeses, como Charlene y su familia, no tienen previsto volver a casa todavía. Por ahora están contentos con su traslado a Mahama, que les brinda una oportunidad de empezar de nuevo. La familia fue registrada, le asignaron un alojamiento, comida y otros suministros, lo cual les dio esperanzas de poder recuperar una vida normal. "Creo que nos acostumbraremos a este lugar, parece que las cosas están bien", comenta Charlene.

El ACNUR sigue trabajando con el gobierno y con agencias asociadas para recibir y atender a recién llegados a pesar de los desafíos, pero resulta crucial contar con más apoyos.

"Si no conseguimos más sitio pronto, los refugiados ocuparán alojamientos congestionados o tendrán que quedarse mucho tiempo en los centros de recepción", comenta Pima. "Hacemos un llamamiento para recibir más financiación en ayuda de los refugiados burundeses".

Por Cathy Wachiaya

Gracias al Voluntario en Línea Jaime Guitart Vilches por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.