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Pareja de griegos brinda una cálida bienvenida a familia siria

Comunicados de prensa

Pareja de griegos brinda una cálida bienvenida a familia siria

Syrian mother and toddlers were in desperate need of help after hazardous journey through Turkey and across Aegean. [for translation]
27 April 2016
Fatima, de 34 años, tiene dos hijos pequeños: Kharuan y Karine. Gracias a una familia griega, encontró una nueva vida luego de huir de Siria y de la guerra.

ATENAS, Grecia, 27 de abril de 2016 (ACNUR) – La experiencia de una madre refugiada siria que huyó de la guerra en su tierra natal con sus dos hijos pequeños, es típica de muchas familias sirias que llegaron a Grecia y fueron recibidos con calidez y hospitalidad por parte de los locales.

Hace algunos meses, Fatima Alsulayman, de 34 años, vivía en la ciudad de Qamishli, al noreste de Siria, y trabajaba en una fábrica de chocolate.

Actualmente, mientras se tramita su solicitud de asilo, se hospeda junto a sus hijos con Georgia y Christodoulos Miliotis, una pareja griega de jubilados que vive en un barrio residencial de clase media de Atenas.

"Mi esposo se fue de Siria hace 18 meses, a medida que el conflicto avanzaba hacia nuestra ciudad, y llegó a Alemania a través de Bulgaria", dijo Fatima. "Lo hizo para encontrar empleo y enviarnos dinero para huir de Siria, donde las cosas empeoraban día tras día".

Encontró un empleo en la construcción y logró enviar dinero para ayudar a Fatima a huir de la pesadilla de la guerra. La mujer llegó a la isla griega de Lesbos junto a Kharuan, de tres años, y Karine, de dos, a fines de febrero antes de que el acuerdo entre la UE y Turquía entrara en vigencia. Desde allí la familia – de musulmanes kurdos – cruzó el Mar Egeo en un barco escacharrado y llegó al puerto ateniense del Pireo.

Fatima solo había visto el mar por televisión y nunca había aprendido a nadar. "Cuando lo vi por primera vez me asusté mucho", dijo, a través de una intérprete en casa de los Miliotis, en el suburbio de Chalandri.

La travesía por Siria y Turquía les costó 800 euros y el viaje en barco a Lesbos otros 1.200 euros.

Ya en tierra griega, Fatima intentó cruzar a la Antigua República Yugoslava de Macedonia para continuar su trayecto hacia el oeste. Sin embargo, el paso fronterizo de Idomeni estaba cerrado y regresaron al puerto del Pireo en Atenas.

Para entonces, todos se encontraban enfermos y necesitaban asistencia médica. Fatima estaba con fiebre y se desmayaba continuamente y los niños tenían diarrea.

Elena Miliotis, una dentista que trabajaba como voluntaria con los refugiados en El Pireo, observó la desesperada situación de necesidad de la familia y pidió ayuda a su madre Georgia.

"No estaba preparada para lo que vi", comentó Georgia, una ingeniera de estructuras jubilada. "Nunca había visto tal miseria. Ni siquiera tenían una muda de ropa. Dimos un baño a los pequeños y encontré algunas prendas de mis nietos que guardaba como recuerdo para mantenerlos abrigados".

Al principio los niños no podían comer, por lo que les ofreció té con miel.

Su casa se convirtió en un hospital improvisado. "Afortunadamente, mi yerno es médico y sabía lo que teníamos que hacer", dijo. La familia utiliza una habitación con dos camas de dos plazas y baño propio.

'NOS RECIBIERON CON LOS BRAZOS ABIERTOS'

Una vez que comenzaron a recuperar fuerzas, Georgia y Christodoulos – un economista jubilado – los llevaron ante las autoridades griegas para que pudieran presentar una solicitud de asilo. Fatima también solicitó formalmente una reunión familiar con su esposo en Alemania.

"Este es otro ejemplo de cómo los griegos en todo el país brindaron una cálida bienvenida a los refugiados y los recibieron con los brazos abiertos así sin más, espontáneamente", señaló Philippe Leclerc, Representante de ACNUR en Grecia. "Es increíble".

Según cifras del Gobierno griego, el 20 de abril había casi 54.000 refugiados en el país. Algunos vivían en centros de recepción oficiales, pero muchos residían en zonas no oficiales en el paso fronterizo de Idomeni, el puerto del Pireo y Hellenikon, el complejo donde se llevaron a cabo los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004.

Luego de un mes de comunicarse a través del lenguaje de señas y dibujos, Georgia y Fatima ahora pueden hacerlo mejor gracias a la artista libanesa Eliane Choucair, quien vive en Grecia y trabaja como intérprete voluntaria para el ACNUR.

Con Eliane interpretando, una conmovida Fatima dijo que la generosidad y calidez de los Miliotis la habían emocionado profundamente, a pesar de que sus familiares en Siria se mostraban menos empáticos.

Cuando habló con sus primos y sus hermanas por teléfono, "le preguntaron cómo era posible que se estuviera hospedando con desconocidos cristianos", citó Eliane.

La respuesta de Fatima dejó en claro que, según su experiencia, la amistad puede ser más fuerte que las barreras que dividen a las comunidades. "Son tan buenas personas. Abrieron las puertas de su hogar a unos extraños. Si lo piensan, no tenían idea de quiénes éramos y nos albergaron. Nunca lo olvidaré".

La familia Miliotis está intentando encontrar alojamiento permanente para Fatima y los niños. Su apartamento es bastante estrecho y la comunicación diaria aún representa un reto.

Georgia se siente llena de admiración por la joven madre y sus esfuerzos por llevar a sus hijos a un sitio seguro, lejos de las bombas de Qamishli. Señaló que se había forjado un fuerte vínculo entre ellos, y dijo a Fatima: "Tienen una nueva familia aquí en Grecia. Las puertas de nuestro hogar siempre estarán abiertas para ti y tus hijos".

Por Maria Daliani en Atenas, Grecia.

Gracias a la Voluntaria en Línea Florentina Preve por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.