El conflicto de Myanmar atrapa a los habitantes en el fuego cruzado

MYITKYINA, Myanmar, 28 de octubre de 2015 (ACNUR) – Htoi Pan revive vívidamente el momento en el que los aviones cruzaron el cielo sobre su pueblo al norte de Myanmar, rompiendo la calma del final de esa mañana de junio.

Htoi Pan*, de unos veinte años, antigua residente de Sumprabum, en el estado de Kachin, y sus vecinos sabían lo que esos sonidos y vistas de guerra significaban: su pueblo se había convertido en el último frente del renovado conflicto interno en Myanmar.

Htoi Pan declaró: "Si solo hubiera sido una explosión, no nos habría asustado tanto. Ocurre a veces [cuando las minas explotan]. Pero, cuando oímos una serie de explosiones y el ruido de los disparos, supimos que algo iba mal".

Desde que el alto el fuego entre el Ejército para la Independencia de Kachin y las fuerzas armadas de Myanmar, que había durado 17 años, se rompió en 2011, ambos bandos han tenido enfrentamientos frecuentes en el estado de Kachin y al noroeste del país. Entre los desplazados por esos enfrentamientos, hay alrededor de 1.200 habitantes cuyo bienestar preocupa al ACNUR de manera particular.

Para escapar del conflicto, Htoi Pan, su marido y sus hijos pequeños huyeron en el bosque con sus vecinos. Regresaron unos días más tarde después de que les asegurasen que los enfrentamientos habían parado, pero volvieron a irse cuando los tiroteos y los ataques aéreos se reanudaron dos semanas más tarde.

Su huida coincidió con la temporada de lluvias en Myanmar. Los constantes aguaceros dificultaban las posibilidades de la joven familia de Htoi Pan de permanecer calientes y secos. Ella explicó: "Tuvimos que cortar árboles para crear una superficie en el suelo sobre la que pudiéramos dormir y después pusimos una lona para cubrirnos".

La joven familia pudo abandonar la zona y alcanzar un lugar seguro en un campamento de desplazados internos en Myitkyina, la capital de Kachin. Pero, casi cuatro meses después de los enfrentamientos de junio, otros muchos no han tenido tanta suerte y ahora se encuentran en una situación cada vez más desesperada.

Al no poder abandonar la zona del bosque donde han encontrado un lugar seguro, necesitan urgentemente refugios de emergencia, comida y medicinas. Los informes iniciales sugieren que alrededor de un 40% de la población atrapada son de niños menores de 15 años.

Ma Naw*, un joven que habló con ACNUR, explicó que tuvo que huir a través de la "ruta del bosque" para evitar ser detenido por los combatientes. Fue la única persona de su familia más cercana que consiguió completar el difícil camino, que suponía realizar una larga caminata durante la jungla, además de viajes en barco y en autobús. Sus padres y sus familiares siguen en la zona.

Giuseppe de Vicentiis, representante de ACNUR en Myanmar, declaró: "Estamos muy preocupados por los civiles desplazados por los enfrentamientos en Sumprabum, especialmente porque entre ellos hay personas vulnerables, como mujeres, niños, adultos mayores y personas con enfermedades y discapacidades. Necesitan urgentemente asistencia humanitaria".

De Vicentiis añadió: "Puesto que los enfrentamientos continúan esporádicamente, instamos a todas las partes a asegurar la protección de los civiles y reiteramos nuestro llamamiento para que se garantice el acceso humanitario, para que se le pueda brindar a estas personas desplazadas asistencia vital y servicios básicos". ACNUR y otras organizaciones humanitarias, tanto locales como internacionales, aún esperan la autorización oficial para acceder a la población y suministrar ayuda de emergencia.

*Nombres cambiados por motivos de protección.

Por Kasita Rochanakorn en Myitkyina, Myanmar.

Gracias a la Voluntaria en Línea Ana Ledesma Claros por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.