En cuentos solidarios con Rosa Montero, la falacia del nirvana
En cuentos solidarios con Rosa Montero, la falacia del nirvana
Para construir una historia sobre una persona necesitamos tan sólo una breve descripción sobre ella, pero ¿te has preguntado si eres tú quien determina esa narrativa o si existen ciertos prejuicios o estereotipos sobre determinadas personas? ¿Te has cuestionado cómo afecta esa imagen en tu respuesta ante situaciones de riesgo, qué parte de ti emerge, velar por ti y los tuyos o hacerlo por los demás?
Sin duda la pandemia por Covid 19 ha sido un reto muy difícil, pero hay quienes decidieron, como la multipremiada escritora Rosa Montero, que de las situaciones difíciles había que sacar “deslumbrantes relámpagos”, como describe en el prólogo de dos libros intitulados “En cuentos con Rosa”, que compilan 168 relatos escritos por personas de 26 países del mundo y cuyas regalías por su venta serán donadas a la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR.
Esta iniciativa surgió del afán de la periodista de querer hacer del confinamiento una etapa más llevadera. Así es como abrió en su página de Facebook un espacio de diálogo que pronto se convirtió en un taller y en un encuentro para la creación literaria.
“Leer es conectar con la cabeza de otras personas, conectar con su manera ver del mundo, vivir otras vidas. Abre muchísimo la conciencia y el sentido de lo grande, de lo diverso que es el mundo”, asegura.
Tal vez ella nunca imaginó el éxito que lograría, muchas personas alrededor del mundo tenían mucho que decir. Ella optó por compartir su experiencia de cinco décadas escribiendo, un gran regalo para quienes sentían mucha incertidumbre y a quienes les vino bien atreverse a ver el mundo más allá de su contexto.
“Hay un terrible fenómeno de vivir en un mundo microscópico, creemos que lo que es nuestro mundo es el mundo, que lo que pensamos es lo que es. La literatura y la lectura sirven mucho para abrirnos ventanas en esa pequeña burbuja reductora en que vivimos y que conduce a una ignorancia tremenda del mundo”, explica.
Y vaya que esa acción fue luminosa, porque en situaciones de emergencia, no siempre tenemos la capacidad de salir de nuestro contexto y liberarnos del egoísmo que nos hace pensar que nosotros y los nuestros, no los que vienen de lejos, son prioridad.
“La falacia del Nirvana es esa trampa lógica, la estupidez lógica, que en este caso se traduciría así: no se puede ayudar a los de fuera, mientras haya un solo vecino con problemas. Lo cual quiere decir que jamás podrás ayudar a los de fuera porque siempre habrá un vecino con problemas”, revela.
En este diálogo también nos explica cómo romper esa narrativa de que no podemos pensar en los demás, como en las personas refugiadas, porque primero debemos actuar por nosotros:
“Hay que repetir y repetir, pero hay que contar casos concretos, es así de triste, nos adherimos al caso concreto, nos sentimos más capacitados genéticamente, psicológicamente, a empatizar con el caso concreto, y de haber tocado así, ojalá, el corazón de alguien, entonces sí decir, como él hay 200 mil”, nos revela.
Rosa Montero admite que no hemos logrado atender del todo y cambiar el discurso sobre las personas que tienen que huir de sus lugares de origen y buscar asilo en otro país, y que esta circunstancia es trágica y creciente.
Y cuando hablamos de dejar a la deriva a miles de personas, agrega, estamos hablando de mujeres y niñas y niños:
“La desigualdad de género implica un reto tremendo porque ya en la indefensión de las mujeres, si añades la indefensión de estar descolocado de tu entorno, es una situación de precariedad absoluta, pues sabemos lo que pasa, hay muchas más violaciones, mucha más violencia, más sufrimiento en las mujeres que están refugiadas o que están desplazadas. Hay que visibilizar ese problema doblemente e intentar tener más recursos para esa protección”, señala.
Y después hace énfasis en la niñez: “de ellas y de los menores, que además pueden ser objeto de todo tipo de tráfico y todo tipo de abuso. Son dos zonas extra frágiles de todo el movimiento de refugiados y creo que hay que dedicar un esfuerzo mayor de recursos y de gente para intentar protegerles más”.
Citando a la poeta somalí Warsan Shire, que habla de porqué las madres deciden mandar a sus hijos al mar, Montero dice: “imagina los riesgos, que a ti te espantaría exponer a tu hijo ahí, entonces imagina los riesgos de dónde está escapando para que eso sea deseable, para que eso sea una opción, es que es tremebundo. La gente habla por pura ignorancia evidentemente, y esa ignorancia lo que pasa es que es más cómoda”.
No obstante, aclara que es necesario mandar mensajes con visos de solución porque “cuando tú mandas el mensaje de una situación catastrófica, con muy difícil arreglo, la gente cierra la cabeza porque no puede soportar el peso de la angustia y piensa que no va a poder hacer nada. Es necesario individualizar los relatos y dar pequeñas posibilidades de solución de casos concretos”.
Pero el exhorto al cambio, dice, debe ser con una incitación “a una acción o algo concreto que pueda realmente hacer un cambio, sumado con otras tantas personas y personalizado, porque cuando hablas de mucha gente, la gente no lo soporta, una situación de angustia que no sabe manejar, va a creer que es inmanejable y que va a ser imposible de solucionar. Entonces hay que mandar el mensaje de que se puede solucionar y lo que hay que tener es voluntad y que tenemos que hacerlo”.
Aunque Rosa Montero ha demostrado que se puede ser solidario aun en circunstancias extremas, admite que: “en cualquier caso, como sociedad estamos siendo un total fracaso para manejar esto, entonces ahí pónganos a todos, a los medios, a la academia, al arte. No estamos sabiendo manejarlo de ninguna de las maneras, es horroroso lo que está pasando justamente con los refugiados, con los desplazados y es un problema creciente que tenemos que afrontar de otra manera porque no podemos seguir así”.
Y tomando en consideración lo que esta gran escritora nos narró en esta entrevista, sí podemos hacer algo, por ejemplo, puedes sumar adquiriendo los tomos de esta iniciativa ciudadana que puso a la venta estas creaciones pandémicas para recaudar fondos para las personas refugiadas, solo dale clic AQUÍ