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ACNUR ayuda a miles de personas en el Estado de Kachin, Myanmar

Historias

ACNUR ayuda a miles de personas en el Estado de Kachin, Myanmar

A rare UN road convoy takes urgently needed aid to forcibly displaced people in rebel-held Kachin territory. [for translation]
26 March 2012
Campamento para desplazados internos en Myitkyina, Estado de Kachin. N-Jawn Kaw Ja, madre de cinco, abraza a su hija mientras conversa con una trabajadora del ACNUR afuera de su alojamiento temporal.

MYITKYINA, Myanmar, 26 de marzo (ACNUR) – Un convoy con toldos, mosquiteros y utensilios para cocina proporcionados por la agencia de la ONU para los refugiados, así como alimentos y artículos de socorro de otras agencias de Naciones Unidas, llegó el lunes a algunas de las decenas de miles de desplazados internos de Kachin, en la frontera entre Myanmar y China.

Los enfrentamientos entre las tropas del gobierno y los rebeldes de Kachin han desplazado aproximadamente a entre 50.000 y 75.000 personas desde el pasado mes de junio. Esta es la segunda vez que el gobierno de Myanmar permite el acceso de la ONU a zonas fuera de su control. El pasado diciembre se permitió la entrada del primer convoy de socorro; hoy salió un tercer convoy.

"Esperamos poder continuar con el acceso a las personas necesitadas y prestarles asistencia, sin importar el lugar donde se encuentren", dijo Hans ten Feld, representante del ACNUR en Myanmar.

A pesar de las interrupciones en los difíciles caminos, el convoy de cuatro camiones y dos vehículos de la ONU llegó al municipio de Sadung, controlado por la organización para la independencia de Kachin KIO (Kachin Independence Organization), luego de retrasarse y pasar la noche del domingo en una aldea. El personal procedió inmediatamente a distribuir los artículos de socorro a los desplazados.

El ACNUR entregó dos convoyes con toldos y mosquiteros. Los primeros deberían brindar cobijo a más de 5.500 personas en siete localidades, mientras que los toldos deberían proteger a más de 4.000. Asimismo, la agencia entregó artículos de cocina, esteras, detergentes, toallas y otros artículos para el hogar.

En todo el Estado de Kachin los desplazados a causa de los enfrentamientos han buscado protección en 121 campamentos de emergencia. La ONU estima que hay 30.000 personas desplazadas internamente en el territorio controlado por KIO y 20.000 en el territorio controlado por el gobierno. Se cree que otros varios de miles viven con familias en China. Según los datos de Humans Right Watch de la semana pasada, el número de personas desplazadas podría llegar a 75.000.

"Huimos de la selva con las manos vacías", le dijo N-Jawn Kaw Ja, desplazada de 48 años y con cinco hijos, al personal del ACNUR encargado de asistir a los desplazados internos recién llegados. Ella es una de las 18.000 personas que recibió ayuda del ACNUR en el Estado de Kachin desde octubre de 2011.

Cuando su aldea se incendió durante el enfrentamiento ocurrido el pasado octubre, N-Jawn Kaw Ja y su esposo tomaron a dos de sus hijas, de cuatro y ocho años, y corrieron hacia su tierra de labranza en la selva.

Pero unas semanas más tarde su esposo falleció al pisar una mina terrestre cuando salía a cuidar sus cultivos. Al poco tiempo ella caminó un día entero con las dos niñas y algunos vecinos para llegar al campamento para los desplazados internos, en donde también se refugiaron sus dos hijas adolescentes.

Su hijo de 28 años se encontraba allí, perturbado y abrumado por el dolor por la muerte de su padre. "Mi hijo no creyó que su padre estaba muerto, porque no vio su cadáver", dijo la mujer. "Su comportamiento cambió cuando se lo dije. Dejó de comportarse de forma normal. Tuvo que ir al hospital".

La agencia de la ONU para los refugiados le proporcionó un nuevo hogar a N-Jawn Kaw Ja. "Las tazas, los platos y el cobijo que nos dio el ACNUR han sido muy útiles para nosotros", comentó. Pero sentirse seguro es lo más importante. "No queda nadie en mi aldea. No estoy preparada para volver a casa porque tengo miedo".

Lauwa Zaza abraza a su hija de ocho años mientras, fuera de su casa, habla con un miembro del personal del ACNUR que está de visita: "El miedo todavía no me abandona".

Por Rosalie Fournier en Myitkyina, Myanmar