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Una ex esclava del LRA recupera la esperanza y la confianza en sí misma

Historias

Una ex esclava del LRA recupera la esperanza y la confianza en sí misma

Luego de pasar 18 meses cautiva, Monique está criando a un hijo y trabajando para cumplir su sueño de convertirse en una costurera, con la ayuda de una mujer especial.
17 September 2013
Monique es una de las víctimas del LRA ayudadas por la hermana Angélique Namaika.

DUNGU, República Democrática del Congo, 17 de septiembre de 2013 (ACNUR) – La voz de Monique se escucha fuerte y clara, mientras canta en un pequeño coro de jóvenes en una iglesia en las afueras de la ciudad de Dungu, en el corazón de África. Bailando y aplaudiendo, ella y sus amigos ensayan para los servicios dominicales. Pero sólo unos años atrás, esta chica de 18 años no tenía motivos para ser feliz y pensaba que iba a morir.

En 2009, se convirtió en una de las decenas de miles de jóvenes secuestradas y víctimas de abusos físicos y sexuales por parte del Ejército de Resistencia del Señor (LRA, por sus siglas en inglés), un despiadado grupo rebelde ugandés que ha sembrado una estela de terror a su paso por la República Democrática del Congo en los últimos 25 años. Más de 325.000 personas todavía están desplazadas por este motivo.

Monique y otras cinco adolescentes fueron raptadas cuando el LRA atacó su poblado, Duru, ubicado a unos 90 km de Dungu, en la antigua provincia de Oriental, en la República Democrática del Congo. Con sólo 14 años presenció el asesinato de su padrastro durante el ataque y la paliza que los soldados dieron a su madre, que estaba embarazada, y perdió al bebé a causa de los salvajes golpes que recibió.

A las niñas se las llevaron a vivir a la selva y fueron convertidas en esclavas sexuales de los combatientes del LRA. "Cuando nos llevaron, nos asignaron a los hombres. El mío era mucho mayor que yo y estaba casado. Por las noches quería dormir conmigo a la fuerza y si yo lo rechazaba me golpeaba", recuerda Monique. "Me sentí muy mal cuando me tomó a la fuerza. Todavía era virgen. Pensé que iba a morir", añade la joven.

Monique pensó que estaría condenada a pasar toda su vida como esclava sexual del LRA y de ese hombre violento.

El Ejército de Resistencia del Señor apareció en Uganda en 1987 y pronto se dio a conocer como un violento grupo rebelde que secuestraba niños. Empezó a actuar en la República Democrática del Congo a partir del 2005, y en los últimos ocho años ha sido responsable de la muerte de más de 2.000 personas y del secuestro de más de 3.000.

La vida en la selva era brutal. Las palizas y los asesinatos eran cotidianos. Pero Monique fue relativamente afortunada: después de 18 meses de esclavitud fue rescatada por tropas congoleñas mientras buscaba comida con algunos combatientes del LRA.

Los soldados la llevaron a Dungu con la esperanza de que encontrara a algún pariente. Afortunadamente Monique pudo encontrar a su madre y su hermano pequeño. Pero su alegría fue breve. A los dos meses de llegar descubrió que estaba embarazada.

Fue un golpe durísimo y más de lo que podía soportar. "No sabía qué hacer, si ir al hospital y abortar o tener al bebé", dice Monique. Mientras luchaba con sus emociones en ese momento crucial de su vida, conoció a la Hermana Angélique Namaika, ganadora del prestigioso Premio Nansen para los Refugiados de ACNUR por su extraordinario trabajo con los desplazados forzosos, quien la ayudó cambiando para siempre su vida.

Gracias a la capacidad de acogida y escucha de esta monja católica la joven mujer embarazada decidió tener el bebé y amarlo. La Hermana Angélique llegó a Dungu en 2003 junto a otras monjas para evangelizar, pero a partir de 2008 ha empezado a dedicar su tiempo a ayudar a las niñas y mujeres víctimas del LRA. Ella misma fue obligada a huir de la violencia del LRA en 2009.

"¡Estaba tan feliz de haber tomado la decisión de tener al bebé!", asegura Monique, maravillada por la bondad y sabiduría de esta amable monja, proveniente del pueblo de Kembisa, ubicado en la antigua provincia de Oriental. Monique dice que nunca había conocido a alguien tan amable y generoso.

La hermana Angélique no sólo dio a Monique consejos sobre su embarazo, sino que además comenzó a enseñarle un oficio, la costura, que le ayudará a ser autosuficiente y ganar dinero suficiente para sobrevivir y criar a su hijo.

Monique fabrica ahora uniformes escolares y ropa en general. Con los ingresos que obtenga de las ventas espera poder comprar pronto una bicicleta que le permita hacer visitas y reparto a domicilio, además de construir una buena clientela.

"Con el dinero que gano pago la comida y el cuidado médico. Tengo mi propia máquina de coser y la uso mucho", dice ella, añadiendo que su sueño ahora es poder enviar a su hijo al colegio en el futuro. "Soy optimista con respecto al futuro" concluye con una sonrisa.

* Se ha cambiado el nombre por razones de seguridad.

Por Céline Schmitt in Dungu, República Democrática del Congo